Todo doble | Taegyu

47. Lo que ocurrió

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La preocupación lo estaba carcomiendo. Incluso se sentía un poco intenso por el nivel de llamadas que había hecho al número de Beomgyu. Se estaba quedando sin opciones puesto que se comunicó ya con las únicas personas que son cercanas a él.

Heeseung alegó no haber hablado con su "cuñado" en varios días. Soobin y Yeonjun tampoco tenían noticias. El Choi mejor amigo de Beomgyu quedó tan intranquilo que su esposo tuvo que calmarlo.

Cuando llegó a casa apagó el motor del vehículo y bajó rápido con la esperanza de que al menos se haya quedado dormido todo el día o decidido tener un día de desconexión de la tecnología. Algo de lo que se le podría ocurrir a la extraña mente de Beomgyu. Sin embargo, no ocurrió así.

Beomgyu no estaba en casa ni su hijo tampoco. El señor Oso no está en la cama de Jungwon y en el closet del pequeño hay un notable vacío. Entonces pensamientos intrusos se hicieron lugar en su mente.

¿Dónde podría estar su familia?

La policía no acepta reportes de desaparición hasta las 48hrs y su corazón tampoco está listo para aceptar que algo malo les haya pasado.

Prefiere imaginar que Beomgyu decidió abandonarlo a que no estén bien.

Sale de la casa derrotado y en la acera se encuentra a una de las vecinas que vive al lado a quien saluda forzando una sonrisa. Entonces se le ilumina la mente con un recurso más. Quizá la vecina sí sabría de ellos. Solían dejar a Jungwon bajo su cuidado cuando tenían recados cortos qué hacer.

—Señora Yoon, ¿cómo está?

La mujer esboza una sonrisa más amplia y se devuelve hasta quedar frente a Taehyun. —¡Taehyun! Tenía mucho sin verte, muchacho. Yo estoy bien, ¿y tú?

—También estoy bien —mintió—. ¿Sabe dónde están Beomgyu y Won? —preguntó intentando sonar lo más sereno posible.

—Los vi temprano cargar unas maletas en el auto. Creo que se han ido de vacaciones. ¿Le tocaba llevarse al niño?

—No, pero muchas gracias señora Yoon.

Un peso había sido quitado de sus hombros. Al menos se habían ido por cuenta propia y no de manera peligrosa. Ahora solo necesitaba una señal que le indicara que estaban bien.

Y rezó por eso toda la noche hasta quedarse dormido.

A la mañana siguiente lo levantó el timbre de su teléfono. Lo alcanzó dejando ver el nombre de quien estaba esperando. Así que rápidamente contestó sintiendo como el sueño salía de su cuerpo.

—Beomie, dulzura, ¿cómo están? —saludó atropelladamente.

—Estamos bien —la voz detrás de la línea no parece estarlo, pero no interrumpe—. Wonie y yo estamos en Daegu.

El alma le volvió al cuerpo.

Beomgyu sentía que se le iba. Amó escuchar la voz de Taehyun, pero también temía volverse tan vulnerable que dejara de ser la persona fuerte que necesitaba su familia.