22. Recuerdos olvidados

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Se podía ir el día y Taehyun seguía sintiéndose tan enérgico que como llegó. Le atribuyó eso a la tranquilidad que da hacer cosas sin esperar nada a cambio, solo por voluntad y disfrutar aquello. Lo que hacía que entendiese mucho a Beomgyu y su apego con la iglesia o las labores sociales.

Nada se sentía mejor que hacer algo solo porque sí, porque te sientes cómodo o cómoda con ello.

Para Taehyun la primera vez que hizo algo solo por capricho propio fue seguir a Beomgyu. No había ningún beneficio de por medio. Ni siquiera buscaba que le correspondieran. Pero aún así se dio el lujo de observarlo y consentirlo desde las distancias que este le iba permitiendo.

Pensó así que lo suyo con Beomgyu era una experiencia parecida a una religiosa. Donde no tienes que ver nada, pero hay paz y tranquilidad cuando te encuentras allí. Con ver sus ojos angelicales o escuchar su risa infantil. Incluso sus comentarios ingeniosos y esa forma de hacerlo quedar como un perro arrastrado detrás suyo.

No se arrepiente de eso. No se arrepiente de nada más que el final de la experiencia. Como si estuvieras levitando y de repente una fuerza mayor te hundiera rápidamente en barro.

Vio como uno de los hombres de allí le extendió una botella de agua. Lo identificó como el chico con el que había visto a Beomgyu interactuar un par de veces antes. La aceptó con una sonrisa cordial y permitió que se sentara a su lado.

—¿Te ha gustado la experiencia? —le preguntó el recién llegado.

—Sí, es maravillosa —se sinceró—. No lo digo solo porque aún estemos acá, pero hay cierta magia en esto que resulta reconfortante.

—No es magia —aseguró el chico riendo un poco—, es solo humanidad.

—Sí, supongo —murmuró pensando un poco en aquella frase.

—De verdad, gracias por venir —soltó de repente el chico volviendo a un estado de ánimo alegre—. Siempre nos vienen bien nuevas manos y al parecer a los niños les caes bien.

—Gracias a ustedes por recibirme. La verdad dudé un poco —dijo mirando hacia el grupo de niños que aún jugaba en la cancha—, porque no soy parte de la iglesia y eso.

—Eso es lo de menos, ¿sabes? El mundo está lleno de dioses así que lo último que se necesita es un santo más. Con gente humana dispuesta es suficiente.

Beomgyu solía decirle cosas como aquellas cuando lleno de curiosidad lo cuestionaba sobre aquella fe suya. Lo hacía ver como algo extraordinario y simple a la vez. Solía solo sonreírle y decir algo como "es solo yo intentando conectar conmigo mismo". Y aunque la mayoría de veces no le entendía, sí podía ver que no era igual a él ni a ninguna otra persona de su al rededor.

—Entonces, ¿van a volver Choi y tú? —aquella pregunta lo sobresaltó. Incluso un poco a la defensiva imaginó irse o dejarle un comentario antes de marcharse. Pero se contuvo.

—¿Disculpa? —dijo para no sonar grosero.

—Lo siento, a veces digo cosas sin pensar —se excusó—. Soy Shin Jaeyun y soy amigo de Choi porque vamos al mismo grupo, así que básicamente te conozco. O al menos de cara y nombre.

—Oh, bueno, un placer —le extendió la mano queriendo ser un poco más formal.

Fueron llamados para el cierre de la actividad; lo que salvó a Taehyun de ser interrogado por prácticamente un desconocido. La emotividad del momento incluso hizo que se le cristalizaran los ojos debido a que los niños no querían despedirse de los tíos que habían ido a jugar con ellos. Y a decir verdad, él tampoco quería irse.

Sus motivos eran más egoístas. Un ochenta por ciento de si sentía esa sensación de querer quedarse allí por los niños y toda la paz que había. El otro veinte, aunque es probable que más, se sentía victorioso por haber estado tanto tiempo con su familia lejos de la ciudad y de distractores.

Vio a Jungwon acurrucarse triste en los brazos de Beomgyu y les sonrió a ambos. Solo el pequeño lo notó así que ese llamó la atención de su padre para que mirara hacia el otro. Beomgyu lo miró extrañado y Taehyun solo le volvió a sonreír.

No recibió una sonrisa de vuelta, solo los ojos fijos de Beomgyu en él los cuales fue incapaz de soltar. Ni siquiera podía identificar nada en ellos. Lo que hizo fue perderse allí. No sabe cuánto tiempo, por lo que pudo ser una eternidad. Tampoco sabe si fueron solo unos segundos porque había perdido la noción.

Vamos cariño, —escuchó en sus recuerdos— di que sí, ¿no ves que Wonie también quiere?

Ojalá odiara esos recuerdos

Tyun, ¿deberíamos ir con mis padres? Me gustaría sorprenderlos.

Sí, sí quiero, pensó.

—Me aprendí esta canción. Escúchala y me dices qué tal. Y si no te gusta...

Fingiré que sí, respondió internamente. Lo decía tantas veces. Lo dijo tantas veces que se le olvidó cuando fue la última vez.

—Taehyun, ¿puedes cargar a Jungwon? —esta vez sonó más claro—. ¿Taehyun?

Unos toques en su hombro lo volvieron a la tierra, cosa que lamentó.

—Sí, dime.

—Toma a Jungwon, ya se está durmiendo.

Obedeció sin poder decir algo más. El niño casi rendido se enredó en cuello y torso instintivamente. Acarició levemente su pelo y dejó un pequeño beso en su cabeza.

Beomgyu se había ido delante, con ambos bolsos en cada hombro y ahí cayó en cuenta de que se lo había quitado. Caminaba con calma, pero aún así les llevaba ventaja en los pasos. Un tambaleo ligero de caderas y el cabello siendo golpeado por la brisa.

Lo extrañaba, tanto como no podía explicarlo. Aunque era un mal sentimiento, debía admitirlo. Extrañaba tanto a Beomgyu cómo nunca se lo habría imaginado. Dolía extrañarlo así, pero más dolía saber que debía superarlo.

🧸

Ehhhh, pidoperdonnomematen

Les quiero un montón. Recuerden el stream a DILT. Besitos en sus caritas preciosas.

¡Moatori se despide! <3

Todo doble | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora