14. Ilusión

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El reloj encima del gran pizarrón desesperaba a Taehyun, quien quería salir del salón lo más pronto posible o se iría. Beomgyu se iría sin que lo pudiese ver. Un poco acosador de su parte, pero recordaba más o menos sus horarios de entrada y salida y los miércoles solo estudiaba por la mañana.

No esperó que el profesor lo despidiera, tampoco es que le importara, así que a las doce en punto salió casi disparado del aula sin cerciorarse de si realmente llevaba todo consigo, y quizá no. Pero era necesario llegar lo más rápido al edificio del lado.

Beomgyu tenía paciencia recogiendo sus cosas así que no era el primero. Nunca lo era, y estaba agradecido de esa extraña paciencia que en otras circunstancias lo hubiese desesperado bastante. Solo que se trataba de Beomgyu, ese lindo chico que lo traía loco últimamente.

Por primera vez desde que estaba en el instituto se sentía encandilado con alguien y resultaba ser el chico más indiferente de la historia de la humanidad.

—¡Hey, dulzura! —saludó interceptándose en su camino a la puerta del salida.

—Hola, Kang —le respondió Beomgyu sin levantar la vista de su libro.

—Taehyun —corrigió.

—Kang Taehyun.

—Próximamente, tu amor —afirmó ganándose una mirada divertida del contrario— ¿Verdad que suena mejor?

—Tu mamá se pasó mucho tiempo escogiéndote un nombre para que yo te llame por algo que es falso.

Taehyun se puso una mano el pecho fingiendo estar ofendido y cuando fue rebasado por Beomgyu se soltó para seguirle el ritmo.

—¿Quieres almorzar conmigo?

—Quiero estudiar.

—Puedes comer primero.

—Hay personas que necesitamos estudiar más, no todos somos un cerebro con patas.

—¿Me estás llamando nerd?

—Nunca usé esa palabra, pero si te gusta...

—Me gusta "mi amor" o "Taehyunie".

Beomgyu se rió por primera vez.

Las contaba, las veces que hacía reír a Beomgyu cuando estaban juntos. Su mayor hazaña fue ocho y es porque pasaron toda una noche cerca gracias a sus mejores amigos. Y le gusta porque Beomgyu ríe como un niño. Es la risa más pura que ha oído en su vida.

—Taehyun, en serio debo estudiar.

—Está bien, pero debes comer algo primero y quiero acompañarte —pidió— solo unos minutos —y el aludido aceptó.

Beomgyu no lo odiaba. Por más extraño que parezca a los ojos de los demás. Beomgyu no odiaba al alma de las fiestas, al coqueto sin remedio, al estudiante estrella sin esfuerzo. Le caía bien, particularmente bien. Tan bien que le asustaba.

Desde el primer día Kang Taehyun le pareció atractivo y claro que se aprovechaba de toda la atención que recibía. Solo le gustaba fingir cierto interés para que el otro no se sintiera la gran cosa. Pero lo cierto es que ya Taehyun lo tenía en la palma de su mano.

Y puede que también fuese al revés.

—¿Kimbap? —preguntó Taehyun cuando estuvieron frente al pequeño restaurante.

—Puedes ir a otro lugar, yo almorzaré aquí.

—¡No! ¿Qué dices? Me encanta el Kimbap —Beomgyu ocultó una risilla y caminó primero para entrar al local.

Todo doble | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora