46. Daegu

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Beomgyu acomodaba los platos que lavó cuando vino Jungwon corriendo junto a Maeumi. Al parecer había un truco nuevo para que querían mostrarle. Adorable, pero peligroso. Así eran las cosas con ese par.

—¡Papá! ¿Viste? ¡Maeumi lo hizo!

—Sí, tesoro, lo vi.

—Papá dijo enseñará más trucos para Maeumi.

—Eso es genial —respondió Beomgyu un poco temiendo por la seguridad de la mascota.

Antes de que Jungwon pudiera volver a decir algo, sonó una llamada entrante en el celular del adulto. En el identificador se leía "papá", así que extrañado le hizo señas a Jungwon para que le diera un momento y contestó. Tenía mucho sin saber de su padre, de los dos si es sincero. Suele recluirse en su propio mundo dejándose consumir por el trabajo y la paternidad. Últimamente también se deja consumir por Taehyun. Nada de eso es malo, solo que se olvida fácil de mantenerse en contacto con aquellos que no están físicamente cerca.

—¿Papá, cómo estás? Iba a llamarte —miente para ver si sale ileso de la conversación.

La verdad es que habló un poco con su mamá la semana anterior, pero tuvo que cortar porque entró una llamada del trabajo que requería su atención. Prometieron hablarse más tarde y al final ninguno se puso en contacto. De tal palo, tal astilla.

—¿Beomgyu, eres tú?

La voz no era la de su padre. Sinceramente no lograba identificarla. Solo reconocía que era femenina.

—Sí, soy yo —respondió dudoso—, ¿quién me habla?

—¡Oh, por todos los cielos! Soy yo, tu tía Bongmi.

—Tía, ¿por qué llama del teléfono de papá?

Se hizo un silencio de un par de segundos hasta que la tía volvió a hablar. —Beomgyu, hijo, tienes que venir a Daegu. Tu padre fue ingresado en el hospital y tu madre está devastada.

El mundo se le vino encima. Solo las palabras padre y hospital lograron desestabilizarlo. ¿Su padre tenía alguna complicación? ¿Había sido un accidente? ¿Qué pasó? Aunque quería interrogar, ninguna pregunta salía de su boca y solo se agolpaban en su mente como puñales.

La cabeza le había comenzado a doler de repente.

—Iré, ya mismo —respondió como pudo—, por favor cuide de mamá hasta que yo llegue.

Si salía en ese mismo momento quizás alcanzaba un tren que saliera ya mismo y unas cuatro horas más tarde podía estar en el hospital. Subió rápidamente las escaleras seguido de Jungwon quien lucía preocupado al ver el semblante de su padre. Bajó una maleta de encima del closet y empezó a entrar todas las cosas que su mente le dejaba recordar que necesitaría. Sin decir una palabra también se dirigió al cuarto de Jungwon e hizo lo mismo.

El único sonido en la casa fue el ruido de las ruedas de la maleta, y quizás el repiqueteo de su corazón. Su cabeza no lograba coordinar siquiera una oración o súplica, mucho menos conducir así que pide un taxi el cual llega más rápido de lo esperado.

Al cabo de un tiempo se encuentra en el tren con las manos unidas frente a su rostro orando para que todo esté bien. Parecen más ruegos desesperados de un niño, pero es lo que sale de su corazón al sentirse tan inquieto. Sigue guardando absoluto silencio y Jungwon parece haber entendido que también debe hacerlo porque tampoco dijo nada en todo el trayecto.

Todo doble | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora