18. Malditas fresas

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Beomgyu miró detenidamente las cosas antes de entrarlas en las bolsas. Se sentiría pésimo si llegara a dejar en donaciones algo en malas condiciones. Solo podía haber ropa y juguetes que Jungwon había conservado bien y ropa suya que no se viera tan vieja. Además, la comida no podía estar cerca de su fecha de vencimiento, lo que implicaba ir al súper mercado solo un par de días antes de tener que llevar todo.

Dejó a Jungwon escoger los juguetes mientras él se encargaba de lo demás algo impaciente porque tampoco quería retrasarse y así le daba tiempo a los encargados de clasificar todo.

Entre un par de camisas ligeras halló una que no había usado mucho a pesar de tener más de un año en su closet. Sacó la prenda y se la colocó delante frente al espejo. Le gustaba y el color siempre le había sentado bien. Se veía más joven con colores fríos. Entonces la idea de que esa fuese la camisa que llevaría el fin de semana cruzó por su mente. Quizá con unos pantalones de tela o unos de mezclilla holgados y unas zapatillas blancas.

Buscó todo y lo colocó en la cama. Varias veces lo observó sintiéndose dudoso sobre la elección de pantalones haciendo que cierta nostalgia se instalara en él. Por lo que sabiendo que necesitaba ayuda le envió un par de fotos a Soobin recibiendo a lo poco una videollamada suya.

—¿A dónde vas con eso? —fue lo primero que dijo Soobin cuando ambas cámaras abrieron.

Se lo veía cómodo en su sofá comiendo lo que parecían ser fresas, algo que le hizo hizo recordar el picnic con su hijo y el padre de este. Se estremeció ante el recuerdo de otros días más y de fresas involucradas, por lo que tuvo que sacudir la cabeza.

—Iremos a hacer donaciones con el grupo de la iglesia.

—¡Oh! ¿Quieres que te acompañe?

Beomgyu sintió una alerta.

—Nunca te ha gustado acompañarme a cosas de la iglesia, ¿por qué ahora?

—Estoy evitando a Yeonjun.

—¿Qué le hiciste? —cuestionó mirando fijamente.

Admite que no confiaba mucho en Yeonjun en el pasado, pero conoce muy bien a Soobin y sabe que no es directamente un santo. Años de amistad y muchos de ellos viéndolos casados lo hacen comprender que la mayoría de veces los problemas parten de actitudes de su mejor amigo.

—Incluso Kai me ha mirado con desconfianza, ¿tan malo soy? —se quejó Soobin.

—No eres malo, pero a veces te pasas de la raya.

—Pues esta vez sí ha sido culpa de Yeonjun y no me voy a disculpar.

—Te creeré. —Soobin bufó exasperado lo que hizo reír a Beomgyu. —Pero esto no se trata de ti —dijo aún entre carcajadas— ayúdame a decidir.

—Quiero que sepas que me ofende. El de mezclilla. ¿Pero puedo ir? —pidió con una expresión lastimera de esas a las que Beomgyu no podía resistirse— por favor, Bamgyu.

—Te vas a aburrir.

—No lo haré, me portaré bien.

—Es un trabajo, no vamos a disfrutar. Nos iremos muchísimo más temprano de lo que regularmente te levantas. Nos pasaremos horas de pies cargando cajas y entregando cosas. Habrán muchas personas.

—¿Por qué intentas hacer que no vaya? —cuestionó Soobin—. Siempre me insiste en que te acompañe a cosas de la iglesia y soy yo el que se resiste.

—No estoy intentando que no vayas.

—Puedo conducir yo y llevar a Kai para que se entretenga con Jungwon.

—Ya tenemos conductor —murmuró sin querer mirar a la cámara.

—¿Con quién te vas? ¿Va alguien del grupo a recogerte? Pero a Jungwon no le gusta ir en autos de extraños.

—Es con su padre, estará bien.

—¿Taehyun irá? —Beomgyu asintió.— ¿Tú lo invitaste? —negó.

—Me dijo que lo vio en redes sociales y que quiso participar.

—Claro, Taehyun en algo de la iglesia. De la nada le nació un llamado espiritual a servir a las almas.

—Puede ser.

—Lo único que mueve a ese hombre es tu gran culo. Por Alá, Choi Beomgyu, ¿están volviendo a quedar?

Beomgyu quedó sin palabras por un momento. Pudo haber negado todo, porque claramente no estaban quedando otra vez. Pero por alguna razón se sentía mal decir eso. No quería admitir que no estaban viéndose más. Como si fuese cuestión de solo estar saliendo.

Tienen un hijo. No pueden solo volver y dejarse cuando quieran porque están los sentimientos de un niño de por medio. Jungwon importa más que todas las ganas que pueda tenerle a su ex.

Pero ver a Taehyun dormido en una manta mientras él llegaba cansado de jugar con su hijo pudo haber sido mucho para él. Intentar despertarlo, bromear un poco, y lo de las fresas. Las estúpidas fresas.

—¿Tienes una finca en casa o qué? Las fresas no se acaban.

—¿De qué hablas Beomgyu? Respóndeme porque estás pareciendo muy sospechoso.

—Te invitaré a la próxima actividad que haga la iglesia. En esta dejaré que Jungwon comparta con su padre. Lo hago por él, solo por Wonie.

—Claro, totalmente creíble.

—Sí, gracias por la ayuda Soo. Nos vemos.

Y colgó la llamada con el corazón rompiéndole el pecho.

Sintió las piernas un poco débiles y tuvo que tomar asiento rápidamente. Escondió el rostro en sus manos y suspiró, sintiendo como sus ojos se cristalizaban poco a poco. Como si aquel pequeño brote estuviera a punto de salir, otra vez.

Porque así pasa cuando no puedes soltarlo todo de golpe. Las cosas tienen que salir sí o sí, aunque sea de a poco. Como cuando tienes un hijo en casa y un trabajo que mantener. Como cuando no puedes simplemente echarte a llorar por horas y horas mientras descargas todo el dolor que sientes en el pecho.

Lo llevaba haciendo desde hacía meses. Llorar a menudo, solo un poco. Lejos de Jungwon, lejos de su horario laboral, lejos de todos. Solo él y las heridas de su corazón que estaban tardando en sanar.

—¡Papi, no encuentro el Batman de Batman versus Supermán!

Se secó las lagrimas, practicó una sonrisa en el espejo y salió en rescate de su pequeño tesoro.

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Pido perdón, pero así tienen que ir las cosas.

Espero que estén teniendo un bonito fin de semana. Recuerden que les quiero un montón. Lloren y rían cuando así lo sientan. Y si no tienen ánimos de nada, lean.

Besitos en sus caritas preciosas.

¡Moatori se despide! <3

Todo doble | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora