33. Alguien más

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Beomgyu descolgó el teléfono sintiéndose un poco extraño. Si bien Jungwon tenía cierto apego a Taehyun, no era de preferir cortar un tiempo de su semana con él. Además, ya extrañaba a su bebé y aunque la vida de adulto solo podía ser buena, era demasiado tiempo sin volver a su rutina de padre a tiempo completo.

Suspiró controlando el par de lagrimitas que amenazaban con salir y decidió que era un buen día para terminar un proyecto que había iniciado en el patio hace un tiempo.

Antes se pasó por el refrigerador para beber algo y encontró que solo había jugo de naranja, del que solo Jungwon tomaba y al cual nunca le había tomado el gusto ni porque Taehyun casi lo obligara años atrás.

Le había preguntado que cómo era posible que no bebiera del mejor jugo de frutas que existe. Y él solo lo había mirado escéptico intentando ignorar todo el drama que le estaba montando su novio solo por un jugo. Al final accedió a beber un poco y definitivamente no le gustó, como lo sospechaba. Sin embargo, siempre que hacía la despensa compraba un par de cajas sabiendo que Taehyun se pondría feliz por eso.

La afición heredada a su hijo ahora lo estaba haciendo sentir abrumado.

Ver la caja de jugo de naranja solo le hacía recordar lo vacío que se había sentido toda la semana. Aquel día al salir de casa de Taehyun todo se percibía con unas vibras distintas. De pronto caminaba con más seguridad y sin dudas se sentía mejor. Pero el pasar de los días volvió todo a la normalidad.

Recibió una foto de Jungwon cuando fue recogido de casa de Soobin, después unos mensajes preguntando acerca de una tarea que tenía el niño y por último una llamada alargando la estancia de su hijo en la casa de Taehyun.

Volvió a plantearse las razones por las que se pudo sentir así aquel día, como si alguien lo quisiera y deseara más de lo que se imagina. Pero consideró que pudo haber sido solo una emoción del momento y que realmente Taehyun no estaba interesado en él nuevamente. Aunque no lo culpaba.

Ni siquiera las flores que había recibido el sábado anterior lo habían hecho sentirse de la manera que una cena corta e imprevista en la casa de su ex.

Las flores eran un regalo de aquel hombre a quien conoció en el supermercado meses atrás y que terminó resultando en ser uno de sus clientes recientes con la compra de un apartamento en el centro de Seúl.

Lo que sorpresivamente supo es que la atención, claramente intencionada, de aquel cliente no le causaba ningún sentimiento de satisfacción.

Su celular timbró por una notificación siendo esta un mensaje de Soobin.

"Acabo de conocer a una zorra, ¿no quieres venir a verla?"

El mensaje le causó risa y confusión.

"He visto en el zoológico. ¿A dónde tendría que ir?"

"Nunca he visto perros en los zoológicos, pero en este hay uno."

Beomgyu no pudo evitar carcajearse con fuerza. No sabía sobre quienes hablaba su amigo, pero sentía pena por esas personas. El poco filtro a la hora de hablar es de las características más notables de Soobin y por lo general solía ser gracioso aunque riesgoso.

"En serio tienes que venir, Bam."

"Tengo cosas que hacer, diviértete solo."

Dejó caer el celular en buró al lado de la puerta del patio y salió a por su proyecto. Solo horas después, con el sudor chorreando y el cuerpo algo entumecido, se puso de pie al sonar una llamada entrante. Entonces recogió el celular del buró y leyó que se trataba de Soobin otra vez.

Todo doble | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora