17. Fresas pequeñas

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El pasado es difícil de olvidar, pero a veces es fácil fingir que no existió. Beomgyu intentaba que el pasado no definiera lo que estaba viviendo. Así que si tendría que morderse los labios y golpearse la cabeza para ver a su hijo feliz, entonces lo haría.

El precio de la sonrisa de Jungwon se volvía incalculable cuando sus ojos no eran capaces de dejar de ver hacia ambos padres. Iba de uno a otro echándose en sus brazos, corriendo con ellos, haciéndolos jugar con burbujas y pidiendo que lo empujasen en el columpio.

Así se sentía tener dos padres. Así se sentía Kai todos los días. Eso era lo que pensaba Jungwon en pequeños momentos como aquel. Mucho mejor tener un solo picnic que dos donde solo podía ver a uno.

—Papi dulzura, quiero un poco de fresas —pidió llegando agitado a la manta tendida.

—Yo te las sirvo —intervino Taehyun,— también quiero.

—Si no les importa, me gustaría que guardasen un poco de fresas para mí.

—Déjale las pequeñas —le susurró Taehyun a su hijo— le gustan esas porque son más dulces.

Y puede ser que pensara que el otro adulto no lo estaba escuchando, pero Beomgyu lo vio separar las pequeñas fresas a un lado del recipiente enseñándole a Jungwon cómo hacerlo. Entonces quiso hacer lo impensable, por lo que tuvo que contenerse; mirar hacia otro lado como buscando algo en el bolso, fingir que no hallaba nada y regresar el rostro sin realmente mirar a nadie.

—Papi, ¿quieres jugar conmigo? Papá dice que está cansado —pidió el niño pasando por inadvertido ante todo.

—¿No acabas de comer? Reposa un poco—. Los ojos de Taehyun le suplicaban que fuese a jugar con Jungwon dejándole saber que realmente quería descansar. —Está bien, vamos tesoro.

Jungwon se levantó rápidamente feliz llevando consigo el dispensador de burbujas y a Maeumi quien había estado cómodamente acostada en el césped.

Taehyun los vio alejarse un poco. De espaldas podía ver un poco de él en su hijo. La forma erguida de caminar como quien se siente muy orgulloso de sí mismo. También la rapidez de sus pasos, de la que Beomgyu siempre se quejaba. Y lo estaba haciendo. Vio cómo le hacía señas a Jungwon para que aminorara el ritmo con un posible miedo de que se tropiece.

Camina muy lento.

Pensó por muchos años eso. Fue motivo de peleas tontas. Pidió perdón y perdonó. Todo porque Beomgyu se tomaba muy en serio eso de dejarse fluir. Así como estaba caminando en ese momento, con un andar lento, pero elegante. Un poco de contorneo del cuerpo y sin prisa.

Ojalá Jungwon se pareciera tanto a Beomgyu. Sin la atadura de tener que ser un ejemplo para alguien más y con la falta de ganas de querer comerse el mundo. También porque le sería más fácil al otro, o eso pensó, criarlo. No quería que Beomgyu se trasnochara porque a su hijo se le ocurrió irse de fiesta por su cuenta. Hasta cierto momento pensó que esa era una culpa que tendría que pagar él.

Taehyun seria quien se quedara despierto toda la noche y mandaría a Beomgyu a dormir. Entonces cuando Jungwon llegara solo lo miraría con un poco de dureza y lo dejaría subir a su habitación para luego ir a la suya y acurrucarse en lo cálido. Solo al otro día haría un comentario llamándole la atención y cuando Jungwon buscara ayuda en Beomgyu este le iba a decir algo como "tú también eras así, no tienes moral" y le guiñaría el ojo.

Solo que nada de eso sería posible. Porque solo hacía un par de meses había firmado el papel que los llevó a ese momento. Lo bueno de los divorcios a mutuo acuerdo era que se ahorraban todo el tedioso proceso de la corte. Y él no tenía agallas para poner oposición. No lo haría sabiendo que una de las razones por las que Beomgyu dejaba las cosas fluir era porque siempre tenía muy en claro lo que debía quitar para avanzar. Y si él fue una de esas decisiones, ¿cómo iba a hacerle frente?

Todo doble | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora