38. Calma

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Tal y como lo había anunciado, Taehyun desapareció.

Bueno, no literalmente.

Al parecer su jefe le había confiando un proyecto con un escritor importante y eso estaba consumiendo su tiempo. Incluso habían sospechas de que se saltaría su semana con Jungwon y que este iba a tener que quedarse con el mismo padre dos semanas seguidas.

Beomgyu no se quejaba, o al menos pretendía no hacerlo.

Por dentro la historia era muy diferente a la sonrisa calmada con la que hacía todo. Incluso mientras le mostraba una casa en Gangnam a una familia tenía su mente en otra cosa. Por más que lo intentara no dejaba de pensarlo.

¿Estará durmiendo bien? Le gusta desvelarse. ¿Las comidas están siendo a sus horas? Cuando se concentra se le olvida comer. ¿Se toma sus vitaminas? Suele dejar el pastillero sobre la mesita de noche.

—Señor Choi, ¿las ventanas del segundo piso son nuevas?

—Sí, —respondió intentando volver a su trabajo— fue parte de la renovación que hizo el dueño actual.

Siguió mostrando la casa con cierta parte de su cerebro funcionando por un solo nombre.

—Llámalo —sugirió Soobin un par de horas después cuando Beomgyu fue a recoger al niño a su casa.

—No lo quiero molestar.

—Entonces no te quejes como niño pequeño —bufó Soobin— al menos haz algo que te haga sentir en paz.

—¿Y si le hago algo de comer?

Soobin hizo una mueca insinuadora con su rostro y comenzó a pinchar a Beomgyu por la cintura con los dedos. —¿Y le llevarás el almuerzo a la oficina? —preguntó con un tono sugerente que enrojeció el rostro de Beomgyu.

—¡Estás loco, Choi Soobin! No puedo ir a su oficina.

—De seguro se vuelve loco si usas una de tus camisas con un par de botones abiertos.

Beomgyu se cubrió la cara con el cojín que tenía en sus piernas. —Solo le dejaré comida en el refrigerador para que solo tenga que ponerla en el microondas y así no olvida comer.

—Lo que me parece un plan muy aburrido —comentó Soobin.

—No necesito que te divierta —le respondió antes de sacarle la lengua de manera infantil—. ¡Wonie, nos vamos!

Escuchó a su pequeño quejarse a lo lejos porque de seguro su juego con Kai empezaba a ponerse interesante.

Tomó a Jungwon hasta el auto y condujo a casa emocionado. El pequeño cayó rendido en el sofá en cuanto lo tocó y, Beomgyu, para no tentar a que despertara, no lo dejó dormir allí plácidamente. Solo colocó una manta cubriendo su cuerpo y se volvió hacia su objetivo: la cocina.

Un par de horas más tarde tenía las guarniciones, el arroz y otros alimentos empacados en contenedores herméticos.

Solo faltaba el paso más importante, conseguir entrar al apartamento de Taehyun.

Sopesó llamar a Heeseung, pero este no tenía idea de lo que sea que estuviera pasando entre Taehyun y él además de que no quería dar explicaciones.

Su única opción era Choi Yeonjun y dos timbrazos después su opción le contestó.

—¿Qué quieres Choi, robarme a mi esposo? —fue el saludo desde el otro lado de la línea.

Todo doble | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora