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[Cinco]

—Cuando desperté... Estaba atrapada en una muñeca de trapo.

Pasaron unos segundos en silencio hasta que por toda la habitación solo se escuchó mi gran carcajada.

Limpié las pequeñas lágrimas cuando noté que ella me miraba muy confundida.

⟨Espera, ¿Acaso hablaba en serio?⟩

—Sí claro, oye que divertida historia y toda esa mierda pero ahora di la verdad.

—Pero yo estoy diciendo la verdad —habló algo confusa y muy seria.

—No puedes estar hablando en serio.

—¿Por qué no? Tú y tu familia tienen poderes ¿Esto que tendría de raro?

—No lo sé, tal vez —hice un gesto pensativo—. Todo.

Se quedó en silencio pensando.

—Me estás diciendo que eres de hace miles de años y que por una especie de maldición una diosa malvada te encerró en una muñeca —asintió segura—. Eso suena totalmente ilógico.

—Tu tienes de mayordomo un mono que habla, eso tampoco yo lo vería muy creíble ¿No?

—Eso es diferente.

—Es lo mismo pero de diferente forma.

—¿Qué?

Suspiró bajándose de mi escritorio y caminando por mi habitación observando todo. Yo la miraba atentamente desde mi cama.

—Mira, yo... Entiendo que no me creas, honestamente es muy raro de asimilar, pero yo digo la verdad —se detuvo frente a la ventana mirando al cielo—. Además, ¿Qué ganaría yo mintiendo?

—Información para matarme a mí y a mi familia, destruirme, venganza y muchas otras cosas más vienen a mi mente.

No dijo nada, parecía fascinada viendo algo por la ventana. Sus ojos brillaban intensamente como unas estrellas, me tenía algo atrapado tal brillo, por mas que quisiera voltear no podía.

—Hacía tanto que no la veía.

—¿Qué cosa?

—La luna, es tan preciosa como recordaba —sonrió de boca cerrada—. Solía admirarla cada noche antes de dormir.

—¿Cuánto tiempo llevas sin verla?— me burlé.

Parece que se cansó de mi incredulidad porque se volteó hacia mí en cuanto pregunté.

—No me creas si no quieres, igual ya no sé como demostrarte que digo la verdad.

Caminó de vuelta a mi escritorio con semblante triste, tuve una sensación de lo que haría, así que sin saber por qué, la detuve.

—Hey —exclamé antes de que intentara hacer algo.

No se volteó a verme.

—Te creo.

Con eso sí se giró rápidamente.

—Debes prometerme que no intentaras hacer algo en contra de mi familia o de mí.

—Lo prometo, no lastimaría a nadie y mucho menos a las personas que quieres.

—Aún me cuesta creer un poco la historia, pero lo de la muñeca puedo asimilarlo... Creo.

Sonrió ampliamente dando un saltito en su lugar.

—Gracias.

—No intentes abrazarme o te lanzare por la ventana —advertí rápidamente cuando hizo un ademán de acercarse a mí.

𝐌𝐢 𝐌𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚 // 𝐅𝐢𝐯𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora