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[Cinco]

La luz del sol pegaba fuertemente en mis ojos haciéndome despertar de mi plácido sueño.

Al poder enfocar mejor mi vista me vi en aquel bosque de nuevo, hacía tiempo que no lo volvía a ver. Algo descolocado miraba a todas partes buscando si algo había cambiado y encontrando que todo seguía exactamente igual a la última vez.

Entonces una mano se extendió frente a mí, intenté mirar a la persona que me ofrecía ayuda para levantarme pero no pude identificarla por la fuerte luz.

Tomé su mano y me ayudó a levantarme, cuando iba a agradecerle estaba de espaldas a mí, justo como la había encontrado en sueños anteriores. Toqué con cuidado su hombro esperando que esta vez si se volteara, y lo hizo.

Debo admitir que no me sorprendió con quien me encontré, creo que ya deduces de quien hablo.

Me dedicó esa dulce y típica sonrisa que solo había visto en ella. Se veía en su mirada una completa felicidad, no me había dado cuenta que de tantas veces que la vi brillar, esta era la primera que lo hacía con esa intensidad.

—¿Qué es lo que quieres? Ya no sé que hacer en serio.

Agarró mi mano con delicadeza como solía hacerlo, la guió hasta el centro de su pecho y entonces la dejó ahí.

Sentí muy levemente pero sentí, lo que creí que no existía en ella lo sentí.

Un suave y débil latido podía sentirse en su pecho, y yo que creía que estaba vacía.

—¿Lo sientes? —asentí confundido.

Una fuerte y refrescante brisa se sintió de repente, su cabello revoloteaba como loco y yo empezaba a sentir esa paz que solo este lugar podía darme.

—Yo... —intenté hablar pero no sabía que decir.

—Ya sabes lo que debes hacer —me sonrió una última vez.

Se fue alejando poco a poco hasta que nuestros brazos quedaron extendidos, por alguna razón yo no quería soltarla, algo me decía que no debía.

Ella al notarlo sonrió de boca cerrada mirando al cielo, dejó salir un largo suspiro y luego se soltó de mí para ir desapareciendo entre las flores y los árboles.

Me quedé pensando unos momentos que era lo que debía hacer entonces cuando una caja exactamente igual a la que tenía en el clóset apareció frente a mí, tenía el candado y todo.

Al acercarme para tomarla, la brisa se volvió aun más fuerte hasta que todo se volvió negro.

Desperté sin alterarme tanto, ya me había acostumbrado a esa clase de sueños raros, solo que este había sido más profundo y revelador que los demás.

—Si quiero que todo esto acabe, la única forma es enfrentarlo.



















—Si quiero que todo esto acabe, la única forma es enfrentarlo

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𝐌𝐢 𝐌𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚 // 𝐅𝐢𝐯𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora