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[Cinco]

—¿Creen que deberíamos preocuparnos por él? —se escuchó lejana la voz de Diego.

—Nah, cada quien con sus fetiches —le dijo Klaus.

Comencé a abrir mis ojos lentamente al oír un murmullo a mi alrededor.

Aunque me costó un poco por la luz, cuando los abrí pude divisar a toda mi familia alrededor de mí, me observaban como si fuera de otro planeta.

—¿Chicos? ¿Cuándo llegaron? —miraba a todos descolocado debido a un punzante dolor en mi cabeza.

—Acabamos de llegar y nos encontramos con esta... Extraña escena —informó Viktor.

—Que adorable —sonrió Claire.

Confundido por sus reacciones miré hacia abajo, la muñeca estaba acostada en mi pecho mientras yo la abrazaba. Anoche me había quedado dormido poco después de que ella se recostara de mí.

—¿Tuviste una noche divertida? —se rió Diego.

—¿Por qué mejor no vamos a comer algo y me cuentan de su viaje? —traté de evitar el tema.

Me levanté algo mareado y adolorido por dormir en el suelo.

—¿Qué les gustaría desayunar? —mamá tenía su típica sonrisa.




















—¿Qué les gustaría desayunar? —mamá tenía su típica sonrisa

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—Y luego el tío Diego vomitó todo el viaje de ida y de regreso —me dijo Claire riéndose.

—Esa foto se irá a mi álbum de recuerdos familiar —sonrió Klaus enternecido.

—¡¿Me tomaste una foto?!

—Claro que no—Klaus le hizo un gesto quitándole importancia—, te tomé varias.

—Y ni hablar de cuando a Luther lo pellizco un cangrejo en el trasero porque lo dejamos mucho tiempo enterrado en la arena —todos reímos con el comentario de Ray excepto Luther.

—Eso me dejará una marca —parecía un niño regañado.

—Tranquilo cariño, me gustas con marca y todo —Sloane le besó la mejilla.

—Gracias, cariño —se dieron un "tierno" beso muy cursi a mi parecer, y al de mis hermanos también.

Lila se acercó moviéndose raro hacia Diego.

—Oh, cariño —le dijo a mi hermano con una voz melosa y actuando exagerada—, me gustarás igualmente aun así tengas el trasero mordido —batió sus pestañas repetidamente.

—Gracias princesa, corazón, amor y todos los apodos patéticos y cursis que existan —rozaron sus narices y hacían gestos y muecas ridículas.

La cocina estalló en carcajadas, hasta la pareja se rió apenada.

𝐌𝐢 𝐌𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚 // 𝐅𝐢𝐯𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora