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[Omnisciente]

Los jóvenes reían y opinaban recostados en la cama del ojiverde.

Cinco sostenía un libro mientras leía en voz alta para él y ___. El chico estaba bastante pegado a ella debido al frío que se sentía en la habitación.

Por suerte ella no podía sentir ni calor ni frío, pero por alguna razón emanaba una calidez muy cómoda para su amigo.

Igual ella no se quejaba de la cercanía tampoco.

—Esto es ridículo.

—¡Oye! —se quejó riéndose la joven.

—Realmente todo lo que tenga que ver con literatura romántica es ridículo.

—Claro que no, no es culpa de los libros que no te hayas enamorado alguna vez.

—Ni pienso hacerlo, es perder tiempo.

___ solo rodó los ojos con diversión y le pidió que siguiera leyendo.

Mientras más leían más se quejaba el ojiverde, en algún momento ___ bajó el libro y habló curiosa:

—¿Seguirás quejándote de la gente que se ama o leerás en paz?

—Esto es muy cursi, mis ojos se queman —sonrió burlón.

—No sabes apreciar los libros románticos.

—¿Cómo te puede gustar eso? Son basura cliché.

—¿Has leído los clásicos de romance?

—Obviamente.

—¿Eso es basura cliché?

Cinco se quedó pensativo por unos segundos.

—Eso pensé —sonrió triunfal.

—Eso es muy diferente.

—Claro —respondió sarcástica, tomó el libro y lo lanzó a un lado.

La chica se quedó mirando al techo con una pequeña sonrisa, sin darse cuenta que tenía una fija mirada sobre ella.

—Lo que sucede es que...

—¿Mhm? —seguía sin mirarlo.

—Si alguna vez amara a alguien, que lo dudo —aclaró rodando los ojos—, nunca le diría algo tan tonto como en los libros.

Eso llamó su atención, se volteó con rapidez hacia el chico. Quedaron frente a frente a poca distancia.

A pesar de que ambos notaban esas ciertas actitudes o acercamientos que últimamente tenían, no le tomaban tanta importancia, no les molestaba en absoluto.

—¿Por qué?

—No me creo capaz de decir algo así... Expresar emociones y afecto no es tan fácil, por lo menos no cuando no fue algo que se te haya enseñado de niño.

Tardó unos segundos en responderle en los que se le quedó mirando meticulosa.

—Es cuestión de ponerlo en práctica.

—¿Qué?

—Ser amoroso no es difícil cuando empiezas a abrirte, en algún punto es algo más que aprendes... Como una habilidad.

—Pues no parece ser fácil.

Ella sonrió de lado, Cinco admiraba de la manera más disimulada posible cada centímetro de su rostro. Sus gestos, sus facciones, las sonrisas y cada parte de ella.

—¿Te ayudo?

—¿Cómo lo harías?

—Así.

Pasó su mano por la mejilla de Cinco con suavidad y delicadeza, como si fuera muy frágil. Empezó a dar leves caricias cariñosas que pronto encendieron el corazón del joven.

𝐌𝐢 𝐌𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚 // 𝐅𝐢𝐯𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora