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[Cinco]

—Ay, anda enano de Blancanieves, ¿Siempre tienes que ser un amargado?

—Sí, ¿Algún problema?

Suspiró fuertemente ya cansada de insistir.

—No puedes pasarte la vida entera aquí encerrado, ¿Lo sabías, verdad?

—Si puedo hacerlo, lo haré —le sonreí lo más falso que pude.

—Va a haber alcohol...

—Lila, no vas a convencerme.

Seguí revisando unos papeles de mi escritorio, aunque segundos de silencio después no pude evitar preguntar:

—¿Qué tipo de alcohol? —ella sonrió satisfecha.

Mis queridos hermanos querían hacer una reunión familiar a la hora de la cena, en esta ocasión sería una reunión para pasarla bien y no porque estábamos en peligro de muerte o algo así, como normalmente son nuestras reuniones.

Pero claro, quería tiempo a solas y eso parece que a la gente le cuesta entenderlo demasiado.

Al final me resigné porque después de todo son mi familia, ellos no tienen malas intenciones y de eso soy consciente.

Puede que hasta pase un rato diferente y me divierta. Pensándolo bien, debía aprovechar la compañía de mi familia después de tantos años sin ella.

Bajaba lentamente las escaleras del recibidor intentando convencerme de eso y decidido a ser un hombre de familia por esa noche, pero lo que me encontré al llegar a la sala no fue precisamente una alentadora sorpresa.

Sentados en el suelo, Dave le hacía trencitas en el pelo a Klaus mientras que este le contaba alguna de sus anécdotas extrañas.

En uno de los sofás estaban Luther y Sloane, ella le daba de comer en la boca y él solo sonreía como un idiota mirándola.

Viktor y Sissy hablaban amenamente en el bar tomados de la mano. A unos centímetros de ellos, Allison y Ray bailaban una canción lenta abrazados.

En otro de los sofás, Lila estaba sentada sobre las piernas de Diego acariciando el cabello de este mientras le susurraba algo en el oído.

Cuando creí que mi salvación era Ben, recordé que en la mañana me había dicho que saldría el fin de semana por una cuestión de trabajo.

Lo que significaba que estaría aquí observando cada parejita de esta familia mientras que por mi parte seríamos solo yo y la botella de Whisky.

⟨Me niego a ser el mal tercio de todos aquí, ¿Hombre de familia por una noche? A la mierda⟩

Sin que se dieran cuenta me fui sigilosamente de allí, pasé por mi oficina a buscar una de las botellas de Whisky de mi vitrina y luego largarme a mi habitación.

Me senté en el suelo recostando la espalda de mi cama y procedí a servirme un poco en el vaso de cristal que había tomado. Lo bebí de un golpe haciendo una mueca al sentirlo pasar por mi garganta.

—¿Ahogando penas?

Me sobresalté al oír su voz de repente, ella me miraba con una pequeña sonrisa desde el sillón de mi habitación. Tenía sin verla desde hace como dos días.

⟨Dos días de paz se veían muy bonito para ser cierto⟩

—Ah, solo eres tú —rodé los ojos.

—¿No me extrañaste? —la burla en su rostro me hizo enojar un poco.

—¡Claro! Adoro a la gente que parece un grano en mi trasero —al oír mi tonito de sarcasmo, ella rió levemente. Yo solo la ignoré y volví a servirme otro trago.

𝐌𝐢 𝐌𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚 // 𝐅𝐢𝐯𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora