Cinco Hargreeves, el asesino más peligroso del continuo espacio-tiempo siempre ha tenido una meta.
Detener el apocalipsis.
Y finalmente después de todos los sucesos que tuvo que pasar junto a su familia, cumple esa meta por la que tanto había trabaj...
Ben, Cinco y Diego iban charlando amenamente mientras bajaban la escalera.
De pronto la puerta principal se abrió dejando ver un gran pino, iba entrando con dificultad. Los hermanos se quedaron desconcertados compartiendo miradas entre ellos.
Luego de unos cuantos forcejeos apareció Luther que se veía agitado empujando al árbol. Tenía algunos rasguños pequeños en la cara y un poco de nieve en el cabello.
Al notar las miradas de sus hermanos les sonrió disimulado.
—Hola, chicos ¿Qué tal están? —saludó como si nada pasara.
—Creo que el que tiene que responder esa pregunta es otro —le sonrió Ben con burla.
—¿Qué rayos haces, Luther? —preguntó esta vez el moreno.
—Bueno, creí que como esta sería una navidad diferente porque ahora podemos celebrarla y estar en familia —señaló el árbol muy feliz—, pensé que podíamos hacer lo que hacen las familias en estas fechas, tener un árbol y decorarlo.
—Esa es una buena idea —animó Ben sonriente.
Los otros dos se quedaron impasibles en su lugar evitando hacer una mueca.
—Perfecto, espero que a los demás les guste. No fue fácil conseguir este árbol —trató de levantarlo sobre su hombro.
—¿Qué te pasó en la cara? —se rio el moreno.
—Dos palabras: Ardillas y ramas.
Ben se acercó levemente al ojiverde para susurrar:
—¿Las ardillas pueden transmitir rabia?
El chico solo se encogió de hombros.
—¿Cómo piensas decorar ese árbol? Es gigante —señaló Cinco al ver como Luther sufría un poco para cargarlo.
—Ahora entiendo porque a papá no le gustaban los árboles de navidad —coincidió Ben asintiendo.
—Lila y Sloane nos ayudarán, ya saben... Gravedad.
Como pudo el rubio se llevó el árbol hasta la sala, cuando lo perdieron de vista, Diego y Cinco no pudieron evitar reírse.
—Parece un niño emocionado por Santa —comentó Diego rodando los ojos.
—Háganse los duros como siempre, pero en el fondo les gusta. Todos siempre quisimos celebrar la navidad como los demás cuando éramos niños.
Ben se fue de ahí para ayudar a Luther dejando a unos pensativos Diego y Cinco.
Ambos se dirigieron miradas por unos segundos y luego hablaron.
—Es patético/Es una idiotez.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
