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Maratón especial de navidad 1/3

[Rayita]

Una suave y refrescante brisa pegaba en mi rostro.

Poco a poco abrí mis ojos confundida.

Una cálida luz me recibió al intentar abrirlos, luego de algunos intentos pude enfocar bien mi alrededor.

Un bosque...

Estaba sentada en el suave pasto y rodeada de hermosos árboles grandes y de un verde tan vivo que parecía irreal.

El cielo de un azul claro estaba totalmente despejado de nubes, era un panorama hermoso.

Me levanté con cuidado admirando cada parte de ese bello bosque. ¿Cómo se suponía que había llegado ahí?

Entonces noté algo...

A mis costados y al frente de mí habían unos senderos de diferentes tipos de flores.

A mi izquierda había un sendero de lavandas.

A mi derecha habían pétalos de rosas rojas por el suelo.

Y en el frente... Tulipanes blancos...

La brisa sacudía suavemente mi cabello, y yo no podía pensar claramente.

⟨¿Ahora sí me morí de verdad?⟩

Antes de poder meditarlo bien, ya me encontraba yendo al frente.

Al irme profundizando más en el camino, la brisa se hacía más fuerte. Incluso las hojas de los árboles se me pegaban en la cara.

A lo lejos, al final del camino que terminaba en un lago, había algo en el suelo.

Enredaderas que no había notado hasta ahora complementaban a los tulipanes. Tenían púas bastante filosas que al pasar iban desgarrando mi típico vestido blanco.

⟨Ni me di cuenta que lo tenía puesto⟩

Mi cabello se enredaba en ellas y me estaban rasguñando los brazos y piernas dejando feas marcas.

Cuando por fin dejé las enredaderas detrás, mi pie se hundió en un charco de barro.

Caí fuertemente sobre el suelo ensuciando toda mi ropa.

—¿Qué rayos está pasando?

Me levanté como pude debido a lo resbaladizo del suelo.

Al pasar el barro, me paralicé por unos segundos sintiendo algo extraño en mi cuerpo.

Mis piernas se debilitaron y caí de cara al suelo de nuevo. Frente a mí estaba una caja de madera muy bonita.

Al fondo estaba el lago que a pesar de que ya la fuerte brisa había parado, sus aguas se movían como locas. Me senté y agarré la caja para examinarla, sus bordes tallados tenían diseños muy bonitos.

Curiosa la abrí, una brillante luz me cegó por unos segundos.

Al volver a mirar que había dentro, la tiré a un lado asustada.

Había un corazón de porcelana negro, en el centro comenzaba a tomar un color rojizo. Pero eso no era lo que me asustaba, esa cosa latía.

Suavemente pero lo hacía.

Acerqué mi mano con algo de miedo, apenas lo toqué cuando una extraña sensación de electricidad recorrió mi cuerpo.

Algo en mi pecho dolió.

⟨¿Dolor?⟩

El aire me estaba faltando, como si me asfixiara.

Los rasguños de las enredaderas empezaron a arder como el demonio, algunos hasta sangraban. Mis rodillas también dolían de las caídas.

𝐌𝐢 𝐌𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚 // 𝐅𝐢𝐯𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora