𝐌𝐢 𝐌𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚 // 𝐅𝐢𝐯𝐞 𝐇𝐚𝐫𝐠𝐫𝐞𝐞𝐯𝐞𝐬 ✔

21

[Cinco]

Todos los miembros de mi loca familia nos encontrábamos juntos en la sala, cada quien en su propio mundo, pero juntos.

La pequeña Claire dibujaba con un gesto de aburrimiento sentada en el suelo, me parecía bastante extraño considerando que esa niña era traviesa cuando se lo proponía.

—¿Qué te pasa, cielo? ¿Por qué esa cara? —Allison lo notó.

—Estoy aburrida, mamá.

—¿Y tus juguetes?

—En mi habitación, pero deje a Daisy en casa de papá —se cruzó de brazos con un puchero, Daisy era su muñeca favorita—. Ahora tendré que esperar al otro fin de semana para verla.

—Oh, pequeña revoltosa eso no es un problema. Tu tío Cinco puede prestarte a ___ —le sonrió Klaus.

Mi respiración se cortó por un instante.

⟨¿Qué acaba de decir?⟩

—¿___? —me miraba bastante confundida—¿Quién es esa?

—La muñequita de tu tío Cinco, por supuesto.

Me había encargado de no sacar a esa "muñeca" de mi habitación desde que la traje. Es de porcelana y sabía que los niños no son muy cuidadosos con eso.

Claire tenía más cuidado con sus juguetes pero igual la mantenía fuera de su vista. Y Harland, era posible que durante algún descontrol la tirará y se rompiera.

Evitaría eso a toda costa.

Y más ahora que ya había arreglado mi embarrada.

—¿Verdad, hermanito? ¿Por qué no se la prestas un rato?

⟨Por lo que más quieras cierra la maldita boca, Klaus⟩

Allison me dió una mirada de súplica ante la propuesta de ese idiota.

⟨Carajo, ¿Y ahora qué hago?⟩

Me encontré con los ojitos de Claire, parecía un tierno gatito intentando manipularme. Y con todas mis fuerzas intenté negarme, pero no pude, esa niña lamentablemente tenía un poco más de poder sobre mí que cualquiera.

Con un suspiro resignado accedí a su petición.

Cuando subí a mi habitación me puse a dar vueltas de un lado a otro frente al sillón en el que ella siempre estaba sentada cada vez que la encontraba en su estado inanimado.

—Necesitamos hablar.

—¿Qué sucede? —oí segundos después.

—Es posible que estés en problemas.

—¡¿Me descubrieron?! —preguntó exaltada, después se recompuso algo pensativa—. Aunque eso no es posible, si así fuera sería una muñeca totalmente.

—No es eso, es mi pequeña sobrina. Le contaron sobre ti y ahora te tengo que prestar.

—No veo eso como un problema, mis dueños han sido más niños que adultos.

—Pero... ¿Y si te rompe?

—¿Puede hacer eso?

—Eres de porcelana, es posible —luego de decir eso, recalcule lo que dijo—. Espera, ¿Dices que has estado en manos de niños antes?

—Bueno, técnicamente las muñecas están hechas para los niños ¿No?

—¿Y cómo es que nunca te rompiste?

—Porque no siempre fui de porcelana.

⟨¿Cómo? O sea que hay cosas que no me ha dicho del todo⟩