La amada del Gran Caos [AiLu]

6. El otro mundo

En el campo real de práctica bélica, un Dios rey luchaba con espadas de entrenamiento contra su sucesora al trono, Lucia.

- ¡Uff! Eres rápida hija.- Esquiva la espada que iba dirigida a su tórax.- Pero soy el rey, el amado de.... ¡Auch!.- Williams cae al suelo luego de recibir un golpe sorpresivo en sus piernas que lo hizo perder el equilibrio.
- El amado del Gran Caos que a perdido frente a su hija de 13.000 Litas.- Le dice Lucia estirando su brazo para ayudar a su padre a levantarse.
- Me has ganado.- Toma la mano de su hija y se levanta de un salto.- Eres la mejor guerrera cariño. Ni los miles de Dioses desterrados con los que e luchado han podido vencerme y lo hace mi sucesora. - Toma una manta para secar su rostro. - Incluso me has hecho derramar gotas de sudor.
- Gracias padre, pero creo que exageras, estoy segura que me has dejado ganar.
- No hija, use toda mi fuerza y sabiduría, pero siempre fuiste un paso adelante de mí y me ganaste. Te lo juro por el gran Poseidón.
- Oh vaya, entonces es verdad.
- Claro, recuerda Lucia. Conmigo y tu Okwami puedes sentirte vulnerable e incluso insegura, pero con los demás debes ser fuerte y dura. No puedes demostrar debilidad. Jamás ¿Me entiendes?.- Toma a su hija de ambos hombros para que lo mirara atentamente.- Jamás.
- Si Alfa, lo tengo claro. Soy la mejor guerrera del reino, tengo la fuerza de Zeus y la inteligencia de la Gran Diosa Gamma, Atenea.
- Muy bien mi futura reina.
- Padre, quiero conocer la tierra ¿Puedes viajar conmigo? Solo por esta ves.
- Mm... Bueno, pero solo por esta ves, no puedo estar mucho tiempo alejado de tu madre, la marca me debilita cuando estamos muy distanciados. Lo bueno es que el tiempo no es el mismo que el del mundo humano, así que si vamos un día no será casi nada.
- Gracias padre, entonces iremos solo por el día.
- Y ¿Cuándo deseas ir?.
- Mañana.
- Uhm... Bien, mañana será. Pero ¿Te transformas bien?.
- Si, pero no cambiaré mi forma, solo me haré más pequeña.
- Bien, por lo general los Alfas no cambian su forma al ir al mundo humano, no es necesario.
- Exacto, por eso no lo haré, sería un gasto de energía innecesario y como es mi primera visita, necesito controlar mis poderes y aplicar todo lo que e aprendido.
- Recuerda que debes hablar su idioma al dirigirte a ellos. En la multitud podemos hablar el nuestro, no sabrán de que lugar es.
- Cierto padre.

Lucia era la Diosa más hermosa del Olimpo, cada ves que salía a caminar por la ciudad se daba cuenta como las miradas de contemplación y deseo se posaban en ella. No podían decirle nada, ya que era su futura Alfa.

Ya tenía 13 años humanos y la curiosidad por el otro mundo había crecido. Cada día iba a la fuente Visora para ver a los humanos. Habían muchos hombres y mujeres de buen corazón y otros que dejaban mucho que desear. No obstante, Lucia los veía a todos con bondad, amor y empatía.

Sabía que para viajar al mundo humano debía manejar a la perfección la "Metamorfosis". Por lo que le habían enseñado los sacerdotes, debía tener mucha paciencia y constancia, puesto que era la práctica más compleja y lenta de lograr hasta por el mismo Zeus en sus tiempos de entrenamiento.

Lucia lo logró en días y a la perfección. Podía transformarse en animales terrenales, seres humanos, agrandar su estatura o hacerla pequeña.

Para su primera visita a la tierra, decidió mantener su aspecto, pero si o si debía disminuir su tamaño de 15 metros a 1,60 de altura promedio de un adolescente de 13 años en el mundo humano.

Ya tenía completo control de sus poderes, así que no sería necesario ninguna intervención por parte de los sacerdotes reales.

Esperó a su padre en la fuente Visora. Cuando apareció el rey, este disminuyó su estatura hasta quedar unos cuantos centímetros más alto que Lucia y al igual que ella, mantuvo su rostro. Su padre eligió vestir con traje formal color negro y camisa blanca, al contrario de ella que iba vestida con unos jeans, suéter beige, zapatillas Vans, reloj de muñeca y accesorios que adornaban sus brazos.