La amada del Gran Caos [AiLu]

33. El beso de M

- ¡Aida ¿Estas bien?!.- Le preguntó Carmela, corriendo a su encuentro.

- Si.- En la sala de Tronos solo se encontraban los reyes, sus dos hijas, Alex y muchos soldados de la guardia real.- ¡¿Y Lu?!

- ¡¿Qué? ¿No estaba contigo?!.- Preguntó el rey algo exaltado.

- ¡AHHHHH!.- Se escuchaban los gritos provenientes de la ciudad.- ¡AYUDA! ¡AHHHH!.

- No, cuando escuchamos esos gritos salió corriendo para ver que ocurría, me dejó en el cuarto.- Respondió Aida.

- Pero ¿Y por que no te quedaste ahí?. Es más seguro.- Comentó Gabriela.

- Porque... porque...

- ¡AHHHHHH! ¡NOOOO!.

- ¡Joder, joder! ¿Por qué gritan así?.- Preguntó Aida, aquellos gritos la tenían muy nerviosa.

- Es Medusa, no se cómo escapó del Inframundo.- Explicó el rey.- La tenía en lo más profundo, no se cómo llegó aquí.

Alex fue corriendo al balcón real. — ¡No!.- Gritó Carmela, pero el Dios no le hizo caso.

- ¿Medusa? ¿Esa Medusa?.- Preguntó Aida muy sorprendida ya que no sabía que los villanos mitológicos también existían.- ¿La mujer mitad serpiente, horrible y que convierte a todos en piedra?.

- Si, esa Medusa. Pero no convierte a todos en piedra Aida.- Dijo Sofia.- Solo a los Dioses portadores de Animus, esencia masculina. Fue una gran guerrera pero....

- ¡Encontré a Lucia!.- Dijo Alex, vino corriendo desde el balcón.- ¡Esta protegiendo a algunos habitantes en la ciudad!

Aida no lo podía creer, sintió un estremecimiento por todo su cuerpo y la preocupación comenzó a aumentar con intensidad. Sin pensarlo dos veces, corrió rumbo al balcón real ignorando las voces de la familia que le decían: "No vayas".

Al llegar, quedó sorprendida. El panteón de Dioses estaba literalmente en llamas, por donde se viera habían pequeños y grandes incendios y sobre todo gritos. Toda la gente corría, lo peor era el monstruo que los aterrorizaba.... Medusa.

Aida la vió, su cabello estaba reemplazado por miles de serpientes pequeñas y medianas, el tórax de la villana conservaba la forma de una mujer, incluso portaba una armadura y sus manos disparaban flechas con fuego a través de un arco de Oro macizo. Luego, todo lo demás era reemplazado por una larga cola o cuerpo de Boa Constrictor. Se movía con agilidad y gran velocidad.

Desde el balcón se observaban unos cuantos Dioses hechos piedra y lo más triste, niños.

Por fin divisó a su novia, corría para cubrir con su escudo a Dioses de todas las edades, los resguardaba hasta dejarlos en un lugar seguro.
Muchos soldados intentaban luchar con Medusa, pero todos eran lanzados lejos o apuñalados con sus flechas. No morían, pero el dolor era insoportable, los imposibilitaba.

De repente, Aida observó que Medusa miraba a su novia, Lucia ayudaba a los que más podía, poniéndolos a salvo.
Apuñaló a los soldados que estaban cerca de ella y corrió en dirección a la futura Alfa.

"¡Lu! Viene por ti amor, Medusa va hacia allá, corre!".

"¿Donde estas".

"En el balcón real".

"No Aida, te dije que te quedarás en nuestros aposentos, sal de ahí".