58. Pérdidas

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Lucia se encontraba en una de las partes más altas del campo de batalla. — ¡NOOOOOOOOOOOOO!.- Gritó con rabia al ver como Pegasus Buckbeak moría envenenado por el látigo de un Titan. El animal se interpuso ante el arma envenenada que iba dirigida hacia su dueña. Desapareció frente a sus ojos, uniéndose al cosmos.

- Jajajajajajajaja.- Reía el asesino.

Lucia dejó su dolor de lado, necesitaba desesperadamente vengar a su hermano menor, al ser que la había acompañado desde que tenía memoria, al animal que tantos hermosos momentos le obsequió: Pegasus Buckbeak.

Se acercó al Titán y con su espada le cortó el látigo y lo lanzó lejos. El asesino sacó un espada con agujas envenenadas que portaba en el extremo de la hoja y comenzó a cruzar armas con la futura Alfa. Esta tenía mucha fuerza, más en su brazo derecho. Era tanta la rudeza que ocupaba y los movimientos ágiles que dió un pequeño salto y un giro de 80 grados logrando cortar al titán por la mitad desde su abdomen. Eso en tan solo 40 segundos. — ¡AHHHH!. — Gritó liberando el dolor de la pérdida.

Se detuvo a mirar, desde ahí tenía la visión de todo el campo de batalla. Logró divisar a su padre y a Poseidón, luchando codo a codo con las bestias malévolas. Buscó a su hermana, pero no la encontró.

- Querida Sobrina.- Dijo una voz que provenía de su espalda se giró rápidamente y lo vió.

- Tío Ares.

- Vaya, Has crecido y eres tan hermosa como Afrodita, incluso más.

- ¡Eres un traidor, quedarás desterrado en este Infierno y sin poderes...!.

- Jajajajajaja ¿Enserio? Y ¿Quién me despojará de mis poderes sobrinita?.

- ¡YO, LA AMADA DEL GRAN CAOS!.

Ha Ares no le gusto escuchar a Lucia tan segura y menos como se dirigió hacia él, sin perder más el tiempo, desenvainó la Mata Dioses. — Bueno, Lucia lo lamento pero debo matarte... aunque eres igual a Williams así que no lo lamento mucho. — En menos de un segundo llegó a la futura Alfa y le dió un golpe en el abdomen con todo el "mango" de la espada, lanzando a la Diosa a unos metros de él.

- ¡No!, es su lucha.- Le dijo Gabriela mientras detenía ha Aida, ambas estaban ocultas en un hueco cercano que les permitía ver la pelea entre tío y sobrina.

- Pero... le esta haciendo dañ....

- Confía en ella. - Aida solo asintió, su cuñada tenía razón, debía tener fé.

- Jajajajajajajaja ¡Amada del Gran Caos hoy escribiré tu muerte!.- Exclamó alegremente Ares mientras caminaba hacia su sobrina que yacía en el suelo intentando recuperar el aliento.- ¡La muerte de la primera Alfa con esencia femenina, un grave error de Caos ¿No lo crees?.

- ¡Jo...Jodete!.- Le dijo y el inmortal, lleno de ira y odio le propinó un golpe en la cara.

- ¡Mm... dicen que la sangre de los Alfas es de color blanco brillante nunca antes visto por un Dios ¿Sera verdad Amada del Gran Caos?!.- Preguntó burlonamente. - Deseo ver tú sangre cariño.

- ¡Te...Te mataré!.

Ares tomó con fuerza la mano izquierda de Lucia y con la espada de Efesos le rebanó la parte distal del dedo meñique. — ¡AHHHHHHHH...! — Gritó la Diosa. De su mano salía un liquido muy...muy brilloso, pero no era blanco, era azul.

- No, no, no.... Debo ir, debo ir Gabi.- Dijo Aida con los ojos llenos de lagrima, le dolía la mano izquierda como nunca y su dedo indice palpitaba.

- ¡Confía. Si vas la distraerás y ahí si puede morir!.

La amada del Gran Caos [AiLu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora