36. Sacrificio de amor

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- Hola guapa.

- Alex, hola. Adelante.- La chica le dió paso al Dios Beta para que entrara a su casa.

- ¡Buenas tardes a todos!.- Le dijo alegremente a la familia de la chica, quienes veían la televisión.

Todos lo miraron con cara de desagrado y volvieron a centrarse en la TV. Excepto la menor de la familia, ya la tenía cabreada. — ¿Qué haces acá gilipollas?. — Le preguntó Aroa en tono serio. —Nos vienes a contar mentiras de mi a-m-a-d-a cuñada...¿Eh?.

- Hija, compórtate.- Le dijo Pedro.- Hola jovencito.

- Es un capullo.- Le habló Ana al oído a su hija menor, consiguiendo una sonrisa cómplice en ambas. No le daba confianza a ella tampoco.

- Mi prima les envía muchos saludos.

- ¿A si? ¿Y por que no nos llama o envía mensajes y te manda a ti en su lugar?.- Preguntó Ana.

- No desea veros e intentado que venga pero no quiere, más no puedo hacer. Dice que son muy conpli....

- ¡No te creo, imbecil. Sal de mi casa ahora!.- Dijo Aroa levantándose del sofá y parándose al frente del Dios Beta.- ¡No puedes venir a mi casa e inventar tonterías de nuestra Lucia...!

- ¡Aroa, contrólate. No son mentiras, es verdad!.- Habló Aida poniéndose frente al chico y mirando a los ojos a su hermana menor.- ¡Lucia no quiere vernos!

- Jovencito vete, es lo mejor.- Ordenó Pedro.- Disculpad a mi hija.

- No pasa nada.- Dijo Alex dándose la media vuelta.- Que Atenea os bendiga.

- ¡Que te den... imbecil!.- Exclamó Aroa, ese chico no le daba confianza al contrario, algo malo traía, estaba 100% segura.- ¡La única que puede hablar así es nuestra Lucia, Hijo de pu...!

- ¡AROA POR DIOS!.- Le grito Aida.- Vamonos Alex.- Tomó por primera ves la mano del Dios Beta y lo jalo fuera de casa.- Disculpa a mi hermana es una cabezota aveces. Quiere tanto a Lucia que no se da....

- No pasa nada Aida, no te preocupes por eso, lo entiendo. Mi prima es muy querida por todos siempre, veo que con los humanos es igual.

- Es porque no saben lo horrible que es en realidad, manipuladora y controladora, eso es Lucia de la Puerta.

- ¿De la puerta?.

- Es el apellido que utiliza en la tierra o mejor dicho en mi mundo.

- Ah vale.

Caminaron de la mano hasta llegar a una pequeña plaza cercana a la casa de Aida. Alex respiró profundo mientras miraba los árboles. — Que rico aroma de estos seres tan perfectos, la creación de Atenea en su más simple expresión.

- Veo que te gustan las plantas y todo eso.

- Si, me dan paz y me recuerdan a mi niñez cuando mi madre me llevaba a Júpiter a disfrutar de la naturaleza inigualable de aquel lugar.

- ¿Sabes? No conozco Jupiter pero si conozco un lugar en mi mundo cuya naturaleza es bellísima... una pasada, vais a flipar. ¿Confías en mí?

- Confío en ti hermosa.

Se escondieron entre la vegetación y Aida lo transportó a su lugar favorito en la tierra... su lugar mágico.

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Lucia se encontraba empapada en sudor, sus dolores eran terribles y la debilidad que sentía aun peor. Las visitas a su "mía" ya no estaban sirviendo como se esperaba.

Carmela y Sofia la miraban desde una esquina de los aposentos, muy preocupadas. Faltaban pocas Litas para que los efectos adversos cesaran, debería notarse una mejoría pero se apreciaba lo contrario. La futura Alfa iba de mal en peor.

La amada del Gran Caos [AiLu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora