32. Sentimientos

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El día en el Olimpo duraba 6 veces más que un día humano, para cuando Lucia y Aida se despertaron aun quedaba la mitad de la tarde.

La Diosa abrió los ojos y se quedó mirando a su novia que aún dormía. Quería acariciarla, lo deseaba pero algo la detenía. Quizo tomarlo como una advertencia del riesgo que significaba aquello.
En su lugar solo la miraba, cada facción de su rostro era hermoso, perfecto, envidia de Afrodita en persona, la quería, la amaba con tanto anhelo, pero la mortalidad la detenía o quizás su inmortalidad ¿Qué importaba? Sea lo que sea, le impedía demostrarle que su ser pertenecía completamente a Aida.

La chica comenzó a abrir sus ojos y se encontró con la mirada contemplativa de su novia. Su corazón dio un brincó y las mariposas comenzaron a revolotear en su estomago. — ¿Me mirabas mientras dormía?.

- Si.- Ambas sentían sus corazones palpitar desesperadamente.- ¿Me perdonas? E sido una gilipollas.

- No Lu, fue mi culpa. Me siento perdidamente enamorada de ti y eso me provoca un miedo enorme. Temo que un día me cambies por un Dios o una Diosa mil veces mejor que yo.

- Eso jamás podría pasar Aiduski.

- Casi pasa Lu, le dijiste a tu padre que podías hacer lo que quisieras y que sin tu marca yo no significo nada para ti.- Bajó la vista, sentía como sus ojos se llenaban de lagrimas.- Eso me dolió y mucho porque yo si te amo.

- Yo también te amo Aidi, con todo mi ser te amo y desearía demostrártelo de mil formas posibles pero no puedo.

Aida limpio algunas lágrimas que caían de sus ojos, no las pudo contener.— Nece... necesito que.... Que  me respondas Lu...¿El lazo de Eros te obliga a amarme?.

- No, no me obliga a nada. Yo te amo porque lo siento de verdad. Ese lazo solo se fortalece por ambas y el nuestro es poderoso. Gran parte de los invitados pensaron que yo te habia marcado por la forma en que te habías comportado y eso es porque nuestros sentimientos son fuertes y es mutuo. Arriesgue todo por ti, incluso mi futuro reinado ya que te e dicho que los humanos no son queridos por ningún Dios, a pesar de todo yo te quise y te quiero, te presenté a mi mundo corriendo miles de riesgos. ¿No es una prueba concisa que te amo más que a mi propia vida?.

- Y ¿Por qué reaccionasteis así cuando te hice esa pregunta?.

Lucia respiró profundo, sentía una sensación extraña surgir desde su centro ¿Oscuridad? Pero ¿Por qué? debía controlarlo, sobre todo porque estaba su Okwami cerca. — Me hiciste recordar lo frustrada que me siento al no poder quererte como lo deseo, besarte cada ves que estes a mi lado, hacerte el amor todas las noches y todas las mañanas, acariciar cada espacio de tu cuerpo. Se que aveces actúo muy fría contigo bebé, desearía ser más cariñosa pero no puedo, tú tienes el poder sobre mí. Supe, hace poco que si pierdo el control contigo podría llegar a matarte porque no podría controlar nada en mí, ni siquiera mi estatura y lo que menos deseo en esta vida es hacerte daño.

- Y ¿Por qué no me cuentas todo eso Lu? De verás que aveces siento que me ocultas muchas cosas. Se sincera conmigo....

- ¡No quería preocuparte, es todo!.- Levantó un poco la voz.- Yo quiero que seas feliz Aidi, es mi prioridad; y me duele no poder entregarte lo que una novia normal te podría llegar a dar. Eso alimenta mi oscuridad y aveces... no lo se... es como que no puedo controlar tantas cosas.

- Pero mi felicidad es la tuya Lu, si tú no lo eres yo no lo soy. Somos una. No debes ocultarme cosas por favor.

- No Aida, aun no lo somos. Algo... mágico nos une, pero aun no somos una sola. No llevas mi marca.

Ambas se quedaron en silencio, solo mirándose. — Si te pido que me hagas inmortal ¿Lo harías?.- Hablo de repente Aida, rompiendo el silencio.

- No, sería una condena ver a tus seres amados morir. No, no lo haría, no podría vivir con ello.

La amada del Gran Caos [AiLu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora