38. Ritual Funerario

502 39 3
                                    

La familia real apareció en la fuente Visora de Zeus. Williams cargaba a su sucesora quien aun se encontraba sin vida.

Aparecieron en los aposentos de Lucia y el rey la depositó en su cama. — Regresa a la vida, por favor hija. — Le dijo al oído y se paró a un lado de su amada Carmela.

- Deberíamos cambiar su vestimenta ¿No creen?.- Comentó Gabriela.- Por si des... cuando despierte debe estar más presentable y no solo con esa túnica.

Carmela asintió con la cabeza y con un movimiento de manos vistió a su hija con una de las prendas que la vió usar una ves en el mundo humano cuando la visitó: Pantalones estilo cargo de color beige, suéter blanco y zapatillas Vans. Su pelo, que ahora estaba seco y apagado, quedó suelto sobre ambos hombros.

- Madre, pero se ve muy humana.- Dijo Gabriela.- Me refería a algo más....

- Algo más ella. Lucia ama la forma de vestir de los humanos.- Indicó Carmela.

- Bueno, se ve hermosa de cualquier manera.

- Espero que despierte.- Comentó Sofia cabizbaja.- Tengo esperanzas pero... ¿y si no vuelve a la vida? Pienso que deberíamos llamar a los sacerdotes para que comiencen el ritual funerario, su cuerpo no puede desaparecer sin antes haberle ofrecido ofrendas a Caos, su alma se quedaría en el limbo.

"¿Qué dices Williams?".

"Mm... quizás no es mala idea. No sabemos si despertará y puede disolverse en cualquier momento".

- Los llamaremos.- Determinó el rey.- Pero nadie debe saber su... su... nadie puede enterarse aun.

()

Aida retorno a casa, abrió la puerta y su padre estaba sentado en la mesa con su hermana, al parecer le estaba ayudando con las tareas de matemáticas.

- Hola.

- Hol.... ¡Oh vaya!.- Dijo Aroa al verla.- ¿Quién eres tú? Y ¿Qué has hecho con mi hermana?.

- Payasa, soy yo.

- Hija estas... estas resplandeciente ¿Que a pasa'o?.- Pregunto Pedro.

- Ya se, viste a mi cuñada ¿Verdad? Por favor di que sí.- Comentó Aroa y la cara de Aida se entristeció de un momento a otro.- ¿Le pasó algo a Lucia?.

Aida corrió hacia su hermana y la abrazó. Comenzó a llorar en su hombro desconsoladamente. Quería creer que su novia despertaría pero el vacío en su pecho crecía más y más, no la sentía, no había nadie más, solo ella y la magia... sombría soledad.

Ana, quien escucho los sollozos desde la cocina, salió corriendo y se encontró con su hija mayor llorando mientras abrazaba ha Aroa, que aún se encontraba sentada. Miró a su esposo y este solo levantó los hombros sin saber que ocurría.

Su hija se veía hermosa, su cabello brillaba e incluso su piel había adquirido una tonalidad distinta. — Hija ¿qué ocurre?. — Le preguntó mientras posaba su mano sobre la espalda de la nueva inmortal.

Aida se enderezó y se limpió las lágrimas. — Necesito contaros algo, pero les pido que mantengan la mente abierta. — Le hizo una seña a su madre para que tomara asiento y caminó quedando en la cabecera de la mesa observando a los tres integrantes de su familia.

- ¿Esta todo bien con Lucia? No me asustes por favor.- Comentó Ana un tanto nerviosa y preocupada.

- Esto.- Respiró profundo antes de continuar.- Esto tiene que ver con ella y conmigo.

- ¿Rompieron? No joder, es por culpa de ese capullo ¿verdad?.- Dijo Aroa.- ¡Le partiré la cara!.

- No Aroa, bueno... haber. Tome la decisión de contarles todo esto porque no quiero más mentiras ¡Auch!.- Se llevó la mano a su pecho, la marca estaba quemando cada ves más.

La amada del Gran Caos [AiLu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora