ᴘʟᴀᴄᴇ ɪɴ ᴍᴇ | ɪꜱᴀᴀᴄ ʟᴀʜᴇʏ

Capítulo 3 🩸

Kelly:

Aquí estoy, arriesgando mi trasero por un par de lobos. Tal como pensé todo salió medio mal, pues apenas nos vieron intentaron matarnos ya que llevan tres lunas llenas sin transformarse. Al parecer la chica es hermana de Derek. La peor parte es que se nos escaparon por culpa de Allison. Y luego encontramos el cuerpo de Érica.

Ahora estamos en la reserva intentando atraparlos, los tres andamos separados a petición de cierto Alfa brillante. Hago una mueca antes de apoyarme en el árbol cercano.

—¿Los perdiste? —cuestiona Derek al celular.

—Perder es una palabra fuerte —menciono relajada—. Simplemente no sé dónde están.

—¿Enserio, Kelly? —murmura frustrado—. No era el plan, eres más rápida y fuerte.

—Tu pequeña hermanita arruino mi chaqueta de cuero.

—Eres increíble —ironiza—. Pueden ir a matar a alguien y te preocupa tu estúpida chaqueta.

—No era mía... se lo robe a Klaus —respondo nerviosa—. Él va a matarme, no tus lobitos.

—No sé quién ese Klaus y no me importa —resopla—. Estoy en la entrada de la reserva, ¿puedes venir?

—¿Tengo qué ir? Mis botines se llenaran más de barro y...

—Mueve tu maldito trasero aquí —ordena, ruedo los ojos—. Ahora.

—Me debes una chaqueta —finalizo la llamada.

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Llevamos largo rato intentando encontrarlos, ahora se nos unió Isaac, tenemos una pelea con Cora pero logra escaparse. Dejamos de correr en círculos cuando mi celular suena.

—¿Un cadáver en la piscina? —cuestiono—. ¿Estás seguro?

—Cuello desgarrado, sangre por todos lados —responde Stiles—. Esto parece El resplandor. Si unas niñas gemelas salen del bosque e insisten con que juegues con ellas, no me sorprenderé.

—¿Puedes acercarte para asegurarte que fueron ellos?

—¿Asegurarme que fueron ellos? —repite incrédulo—. ¿Quién más anda desgarrando cuellos?

—Conozco a alguien que podría hacerlo, pelinegro, ojos azules, sonrisa malvada y llego hace unos meses al pueblo —menciono molesta—. Podría ser él, así que acércate al maldito cuerpo.

—No veo marcas de colmillos —finaliza la llamada.

Los cuatros nos miramos las caras sin saber que demonios hacer. Fijo la vista en mi novio, tiene una bufanda oscura enrollada en su cuello y las manos en los bolsillos, me acerco a él para abrazarlo por la cintura.

—Esto no tiene sentido —murmura Derek—. La piscina pública está al otro lado del bosque. Sus rastros no están cerca de ahí.

—Derek, mataron a alguien —enfatiza Scott.

—¿Por qué son tan rápidos? —niega con la cabeza, me mira—. Podrías alcanzarlos.

—Derek, ella no puede atraparlos a ambos —me defiende Scott—. No vamos a arriesgarla.

—No pueden ser tan rápidos a pie.

—Mataron a alguien —remarca Scott.

—Y esa persona esta muerta, que pena —intervengo—. Esta muerta y no podemos hacer nada por ella, Cora y Boyd siguen respirando.