—Recuerda que vamos a cenar como a las 7:30pm...
—Sí Megan, ya me lo has dicho repetidas veces- dije colocando la llamada en altavoz.
—Bueno disculpa, no es culpa mía que sufras de memoria a corto plazo idiota— dijo entre risas —, además si no fuera tu mano derecha en el trabajo estarías con tu mundo laboral patas arriba así que agradeceme, anda, quiero oírte.
—Gracias mi queridísima amiga, sin ti ya estuviera colgada de una soga o me hubiese lanzado por un barranco porque no sabría qué hacer sin ti, gracias gracias gracias— respondí como si estuviera recitando un poema para agregarle ése sentido dramático y gracioso.
—No hay de qué amiga, por ti atravesaría descalza un camino de lava y pelearía con dragones si fuera necesario— habló de la misma manera.
Ambas empezamos a reír como dos locas pero no sé si en verdad yo me reía por las estupideces que decíamos o por su risa de cerdito, aún trataba de adivinar que era lo que me daba tanta gracia durante éstos siete años de amistad, pero creo que era más la segunda opción. Limpié mis lágrimas que se habían acumulado de tanta risa y suspiré, después de terminar de ponernos de acuerdo corté la llamada y me dispuse a despojarme de mi ropa de gimnasio.
Después del viaje cualquiera podría haberse puesto a dormir o algo así pero yo era todo lo contrario, no podía quedarme quieta en ningún momento, era muy imperativa y siempre quería estar haciendo algo, por éso después de haberme alojado en mi habitación, me cambié y me dirigí al gimnasio del hotel, pero estaba extremadamente lleno, así que opté por colocarme mis auriculares y trotar por la playa un rato. Además, hacer ejercicio me gusta, así que por éso no me molestaba en lo absoluto.
Antes de adentrarme a la ducha elegí la ropa que usaría, el clima en Jeju estaba muy agradable, no hacía frío ni calor, estaba fresco y por éso era perfecto el vestido veraniego color amarillo con mangas por los hombros que había elegido y de calzado no sé... tal vez unas sandalias o simplemente unos zapatos cómodos, éso lo vería después.
—————
Tocaron la puerta de mi habitación así que dejé todo lo que estaba haciendo para dirigirme a ella, miré por el orificio que ésta tenía para identificar a la persona que se encontraba tocando sin parar y cómo no iba a saberlo, tenía que ser uno de mis amigos. Suspiré y la abrí dejándolo pasar, éste traía unos pantalones de... ¿Abuelito?
—Tae— dije mirándolo detalladamente llamando su atención —. ¿Qué te has puesto?
—Unos pantalones, una camisa y zapatos Jungkook— dijo obvio dando una vuelta para que pudiera detallarlo mejor —. ¿No es obvio? ¿O qué querías, un vestido?
Éste chico sólo me sorprendía cada vez más, sino era por su comportamiento, era por sus ocurrencias, por su manera de ver las cosas o simplemente, su manera de vestir. Sin embargo, ya estaba acostumbrado y no se le veía nada mal, en realidad, nada de lo que hacía o se ponía le quedaba mal, era muy apuesto y aunque sonara extraño que yo lo dijera (obviamente para mí mismo porque no sé lo haría saber), si fuera del bando contrario, estaría con él.
—¿Y tú?— preguntó ésta vez él mirándome de pies a cabeza —¿A caso vas un funeral o qué?
¿Qué? Me gustaba el color negro, era mi favorito.
—Jungkook... por éso tu vida es tan...— dijo haciendo unos exagerados movimientos de manos mientras seguía mirándome y colocaba caras de desagrado total.
—¿Tan qué Kim?— pregunté cruzándome de brazos y mirándolo con una ceja levantada.
—Triste, oscura y aburrida— respondió. Vaya, pensé que no iba a sonar tan mal si lo decía pero me sorprendió que así fuera, claro, no sé lo hice notar y seguí con mi postura —, tienes que agregarle un poco de color por dios, podrías hasta ser parte de la familia Addams o incluso ser familia de Bruce Wayne, que si no lo sabías, él es Batman— dijo aquello último en un susurro para que sólo los dos escucharamos, cosa que era estúpida porque sólo nos encontrábamos él y yo en ésta habitación gigante.
Suspiré levemente y lo miré detallandolo, luego miré mi atuendo que para mí defensa, no se veía para nada mal y sabía que me arrepentiría por ésto pero...
—Bien, ¿Qué sugieres?— dije extendiendo mis brazos para que me diera su visto bueno y acomodara mi estilo, sólo por ésta noche, claro.
Sus ojos se abrieron de par en par sin poder creerlo y luego una sonrisa cuadrada apareció en su rostro, si, era todo un niño. Comenzó a buscar alguna que otra camisa de otro color, cosa que era difícil porque mi armario sólo se basaba en negro, blanco y gris pero, si logró encontrar una y ésta era de color azul, con algunas palabras talladas en ella, algo así referente a Brooklyn, no sé.
¿Por qué la había traído? No lo sé.
¿Se veía mal? Para nada.—Es un poco oscura, como tu ser pero, no es negra y te queda muy bien, aunque tu ser es mucho más oscuro y siniestro.
Y tenía razón, mucha razón. La camisa combinaba muy bien con el short blanco que al principio me negué a usar por no estar seguro de si quedaría bien, claramente había una diferencia entre el Jeon Jungkook de Seúl y el de ahorita mismo. Usualmente no me vestiría así, pero me gusta, debería ponerlo en práctica.
—¿¡Desde cuándo estás tan bueno!?
—Éso sonó muy gay Kim.
—Si, ¿Verdad?— dijo entre risas contagiandome —. Bueno, ya, vámonos que los chicos deben estar esperándonos y... elige los zapatos deportivos nike negros con azul que tienes ahí, te quedarán muy bien, ah, y una gorra blanca.
Volví a equivocarme, la realidad es que mi amigo se cargaba un gusto increíble porque a pesar de él vestirse como abuelito sabe que ése no es mi estilo, así que de verdad, honestamente, me veía muy bien.
Una vez dejé todo en orden en mi habitación, ambos salimos de ésta y tomamos en el ascensor, éste se detuvo en un piso antes de llegar a planta baja y tras abrirse las puertas, dos chicas aparecieron en mi vista, dos chicas que ya conocía pero que una llamaba más mi atención.
—Ésto tiene que ser una jodida broma— habló la de vestido amarillo, que por cierto, le quedaba increíble.
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Hunter | JJK [+18] ©
Fanfiction¿Es posible sentir atracción hacía una persona que odias? Tal vez ése odio puede ser sólo un disfraz para no demostrar lo que en verdad sientes, es como un chaleco antibalas, está para protegerte, para que no te lastimen. Sin embargo, siempre hay...