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El invierno había llegado ya, en el monte Sagiri el frío era más fuerte, la neblina acompañada de la nieve daban indicios una una nueva época, el Año Nuevo estaba por iniciar, las personas que vivían cerca debían preparase para recibir el año como era costumbre, la joven Hanako había regresado de cortar leña para la fogata, su padre estaba haciendo un ritual de invierno, según el era para mantener a los dioses del fuego al lado de ellos y que los protegieran del frío invierno, ella dio un largo suspiro para dejar caer la madera al piso, se quedó ahí para mirar a su padre en aquella danza no era extraño, cada año lo hacía pero siempre tuvo la duda de el porque eran los únicos en toda la aldea quienes lo hacían, era casi media noche y debían volver antes a casa, los demonios podían aparecer y estaban demasiado lejos de la sede de los pilares o de su hogar y ella apenas era una aprendiz, no tenía katana ni la fuerza suficiente para lograr enfrentarse a uno.

Al terminar dicho ritual, su padre se despojó de la máscara y cascabeles para dar varios pasos hacia ella.

——¿Te encuentras bien?— El adulto tomó las manos de su joven hija para revisarlas, estaban maltratadas debido a la fuerza y el trabajo duro de cortar madera, agregando que ella se encontraba en un entrenamiento duro y pesado, ella sonrió diciendo que todo estaba bien, pero en realidad no lo estaba, tanto Urokodaki como Jigoro la entrenaban de una manera dura y demasiado pesada.

——Me encuentro bien, solo quiero comer algo y descansar, mañana tengo entrenamiento para la selección final de cazadores.——Hanako se sentó en un viejo tronco mientras su padre miraba sus manos, a veces se molestaba con los antiguos pilares ya que encargaban de que ella volviera más cansada y algo lastimada por su manera de entrenar, aunque en el fondo lo sabía, esos entrenamientos eran demasiado duros.

——Vayamos a casa, ya hice el ritual a nuestros dioses, ahora debes descansar, yo venderé los fuegos artificiales y veré al líder de los pilares más tarde.——Su padre tomó la madera que ella cortó en el camino y la llevó cargando, por otra parte ella caminó a su lado mientras accidentalmente pateaba la nieve del piso.

—¿Por que somos los únicos que hacemos ese ritual? Se que nuestra familia ha trabajado con fuego por generaciones, vendemos carbón, leña en el invierno y en los festivales vendemos fuegos artificiales, además de que eres el médico de Oyakata-Sama, me pregunto por qué somos los únicos que hacemos ese ritual?—-La Tsuguko no pudo más con la curiosidad, cada año veía a su padre hacer lo mismo y al ser hija única sabía que ella tendría que practicar esa danza, hacer lo mismo que el.

——Tu tatarabuelo nos lo heredó y es una manera de honrarlo a él y a los dioses para que nuestro futuro sea mejor, deberías entrenar para hacer lo mismo, el próximo año será tu turno.—- Su padre le dio unas palmadas en su hombro, la chica sonrió emocionada, realmente sonaba interesante practicarlo aunque en parte le preocupaba, no estaba segura de lograrlo debido a su situación. Tenía miedo.

Durante el camino se encontraron con varias personas que le pedían ayuda, el padre de la joven era un médico que por años trabajó al servicio del cuerpo de cazadores, ayudando principalmente a Oyakata-Sama a controlar su enfermedad que lo iba matando, eso hizo que su hija tuviera acceso a que conociera a los pilares retirados y los nuevos pilares, ahora ella es aprendiz de cazadores y faltaba cada vez menos para lograr ser una de ellas. La gente del pueblo les agradecía su ayuda, pronto ella igual sería médico y era mejor aprender del mejor.

——Muero de hambre.——Susurró, Hanako cuando llegaron a casa, apenas habían llegado y ella se tiró sobre su futón quedándose profundamente dormida.

Su padre simplemente le miró dormir un poco, la acobijo y decidió cubrirla del frío con una manta mientras se iba a preparar la cena. Todo marchaba demasiado bien, a veces deseaba ser una familia más grande, lamentablemente su esposa murió por complicaciones de parto y casi pierde a Hanako, durante años crió solo a su joven hija, ahora tenía un miedo irremediable, fue el quien le rogó a los antiguos pilares que la entrenaran, a pesar de que no quería que ella fuera cazadora, al final comprendía que no toda la vida estaría con ella, que su hija tendría que defenderse por cuenta propia, demonios podrían estar cerca de ella, igual que de su pasado.

——Nadie ni nada te hará daño, se que no podré protegerte por siempre, pero se que alguien lo hará por mi, mientras tanto te creo capaz de lograr más que nada en este mundo y se que serás una excelente cazadora, tengo fe en ti mi pequeña Hanako.

La joven tenía un gran oído, aún dormida pudo escuchar esas palabras de motivación, simplemente sonrió entre sueños, no le iba a decir el verdadero motivo de su sonrisa, pero estaba feliz de que ella fuese el orgullo de su padre.

𝐍𝐎𝐂𝐇𝐄𝐒 𝐁𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒 (𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧 𝐒𝐥𝐚𝐲𝐞𝐫)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora