𝐍𝐎𝐂𝐇𝐄𝐒 𝐁𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒 (𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧 𝐒𝐥𝐚𝐲𝐞𝐫)

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Giyu una vez más cayó en la idea de que no volvería a ser feliz, una vez más, le habían arrebatado lo que el amaba.

Su esposa se encaminó al ofuro, aunque el lugar siempre estaba iluminado de una bella luz, está ves tuvo que hacer una odisea para poder entrar al lugar, estaba tan oscuro que le era imposible percibir algo, con algo de dificultad se siguió encaminando hasta dar una figura, era el de nuevo.

Su cuerpo se tensó y por la inercia empezó a temblar, sumando que empezaba a generar frío debido al temor hacia el demonio, su cuerpo temblaba de pies a cabeza, Douma tomó a la mujer entre sus brazos para llevarla a la ducha, con todo y ropa la adentro al lugar, pero esta vez lo que sentía no era agua, sentía un ligero aroma que ya podía reconocer, tomando en cuenta que esta vez se sentía una viscosidad y era un poco espeso, Douma entró tras ella para posicionarse en su espalda donde la abrazó, el aroma le causaba náuseas, la oscuridad le daba la ansiedad que la hacía recordar su miedo a la oscuridad, las ganas de vomitar eran inevitables.

—-Una buena chica necesita un baño, ¿alguna vez escuchaste de aquella reina europea que se bañaba en la sangre de sus criadas?—-Hanako se tensó, la risa burlesca del demonio le dio a entender dónde estaba, eso no era agua, era sangre, Hanako iba a gritar pero su boca fue tapada por la mano del pilar, obligándola a beber de la misma sangre, era horrible, un sabor del cual se sentía asqueada, pero sin saberlo, aquella sangre le estaba ayudando, su cuerpo empezaba a curarse.

—-¿Ya lo olvidaste cariño? Tu como humana y parte demonio, necesitas comida y agua como cualquier mortal, pero también necesitas un poco de sangre, debes comer para recuperarte, mañana vendrá nuevamente el doctor para entregar los resultados de tu salud, estoy muy preocupado por ti.—- La chica no pudo evitar llorar, estaba forcejeando rogando la liberación, pero Douma afianzó su agarre que le era imposible moverse, frustrado por la actitud de la joven, decidió forzarla a hundirse en el agua, buscando ahogarla sobre el enorme charco de sangre, para su mala suerte ella aún tenía resistencia, liberando su agarre mientras tosía, escupia la sangre que tenía en su boca, todo su cuerpo, incluso su cabello estaban llenos de ese líquido que la hacía sentir un monstruo, las luces de la habitación iluminaron la habitación solo para ver e varios cuerpos de jovencitas colgados de los pies en el techo, decapitadas, otras mutiladas de las extremidades, aquella escena tan desgarradora la aterró como nunca antes, una de ellas podía verse de su edad, la otra era una de las mujeres que el busco para que la cuidara, la única criada que realmente quería que la salvara al enterarse que ella era cazadora.

La chica empezó a llorar, aquellos sentimientos de culpa por no poder proteger a las víctimas de Douma, el asco que sentía a ella misma por permitir que la tratara de ese modo, incluso estar cubierta de sangre causaba en ella una aberración más al demonio que lamía su rostro.

——Muy pronto, cuando la luna esté brillando en su fase creciente, te daré de mi sangre y pronto esas enfermedades y el tiempo dejarán de pasar en ti, una vez que seas demonio, tu serás oficialmente mi esposa.—-Douma intento besarla, riendo a carcajadas por lo que estaba frente a el, leer sus pensamientos, escuchar sus insultos y lloriqueos le subían el ego, amaba esa vulnerabilidad.

——¡Vete al infierno!.——Hanako dio una golpiza fuerte haciendo que la soltara, ella logró dar un salto para huir de la habitación, corrió lo más rápido que podía mientras le escuchaba reír de manera cínica, aunque sus pies se resbalaban por la viscosa sangre, logrando dar hasta su jardín donde cayó de rodillas, no pudo evitar vomitar.

——¿Dónde piensas ir? No tienes una katana y en esa situación eres un festín para los demonios que están libres, no tienes alternativa querida, mírate, la piel nívea que tienes absorbe la sangre que hay en ti, debes relucir radiante para el dia de nuestra boda, confía en mi. Yo te protegeré.—- Douma limpió el rostro de la chica sin importar manchar su túnica, el momento en que el demonio le tomó del rostro, ella no tardó en herirlo, usando su técnica demoniaca para lastimarlo al menos por unos segundos.

——No me importa si muero, ya no importa eso, yo jamás estaré contigo ni con algún otro demonio, ustedes son de lo peor.—- La chica camino hacia atrás, sin embargo sintió una presencia masculina detrás de ella, quien puso una mano sobre el hombro, haciéndola tensarse.

——Tal vez no sea quien esperabas pero he venido por ti, tranquila ya podrás agradecerme después .—-Kukoshibo como siempre aparecía en los peores momentos, verla en ese estado le provocó deseos de atacarla, de igual manera de devorarla, de teñir el jardín de sangre, pero por una extraña razón no lo hacía, no se atrevía.

—-¡Mi señor Kukoshibo! No es hora de visitas pero quién soy yo para imponerle reglas, ¿Vino a ver a su querida sobrina? ¡Sea usted bien...

Apenas iba a terminar de hablar cuando un movimiento provocó que la mitad de su cabeza fuera partida, Hanako miró con soslayo aquella escena, Kukoshibo apenas había usado una katana, una cuyo material jamás había visto en su vida.

——Te lo advertí, te dije que no volvieras a acercarte a ella, recuerda que nuestro trato quedó cancelado, no debiste ponerle una mano encima a esta chica.

¿Acaso la estaba salvado? ¿La estaba protegiendo? No podía creerlo, rápidamente por instinto corrió detrás del demonio buscando refugio y protección, sorprendida, Kukoshibo se posicionó delante de ella, como escudo mientras el sostenía su katana, podía presentir una pelea entre demonios. Ella por un momento creyó que todo había terminado pero se sorprendió ante lo rápido que se regeneraba una luna creciente, sí que eran prácticamente imposibles de vencer. No quería imaginar la fuerza de Kukoshibo.

—-Pero creí que habíamos quedado en un acuerdo, yo hago a su sobrina mi esposa y usted la...

—-Aquí entre nosotros dos, si alguno debe convertirla en demonio seré yo, ella es de mi clan, comparte mis genes y mi sangre, esta chica me pertenece más a ti que a mi, no vuelvas a tocarla o siquiera verla o morirás, de todos los demonios tú eres el peor.

Hanako estaba sorprendida, realmente la estaba protegiendo, tomo la tela del yakuta del demonio para buscar más protección, la risa de la segunda creciente había sonado mas fuerte que antes.

—-Veo que una mocosa ha ablandado el corazón del demonio más fuerte de todos, ¿Es muy hermosa no lo cree?, su belleza no se compara con la de ninguna otra mortal.—-

Kukoshibo solo miró al demonio que tenía enfrente, su mano libre tomó a Hanako para evitar que la lastimaran, limitándose a responder lo que Douma había dicho.

—-No debiste tomar algo que me pertenece, no vuelvas a acercarte a mi sucesora, jamás en la vida te atrevas a ponerle una mano encima, ni como humana o demonio. La chica es mía.

Kukoshibo la cargo y de un salto desaparecieron del lugar, no hasta dar cerca de un lago, el demonio parecía tener todo planeado, arrojándole ropa nueva y limpia, señaló las aguas termales donde se encontraban.

—-Date una ducha, por ahora no podré darte tu libertad que deseas pero al menos te libre de ese bastardo...

No sabía si agradecer o no, pero se sentía en calma y segura con el, inmediatamente se puso de pie para abrazar al demonio, este no hizo ningún movimiento, solo se quedó asombrado al ver que ella no huyó, le dio la ventaja de irse pero en lugar de ello lo abrazó, podía escucharse los sollozos al ver que escondió su rostro sobre su pecho, el no sabía cómo actuar ante ello, quería empujarla pero en lugar de ello lo vio como un punto a su favor, si se ganaba la confianza de la chica, ella accedería a lo que el tanto ha querido, actuando meloso con ella como aquella última noche donde se vieron.

—-Date prisa, querida. Límpiate y cámbiate la ropa, te llevaré a un lugar seguro, luego prometo llevarte a donde perteneces.

¿Estará siendo honesto con ella? ¿O solo era otro demonio que se estaba obsesionando con ella?