𝐍𝐎𝐂𝐇𝐄𝐒 𝐁𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒 (𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧 𝐒𝐥𝐚𝐲𝐞𝐫)

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Giyu odiaba tener que fingir todo, extrañaba a su esposa, le hacía tanta falta que incluso a pesar de entrenar bien, se sentía enfermo.

—-Todo estará bien, mientras su cuervo venga a dejarnos cartas, sabremos Hanako sigue con vida, además nos ha dado información muy importante, pronto volverá contigo.—Tanjiro intentó darle motivación, sin embargo el chico se veía mal, incluso pálido.

—-Es raro que tengas síntomas así, es interesante..——.Shinobu dio una risita leve, sonriendo de oreja a oreja al ver que todos los días, que Tomioka estuviera enfermo no era común, en los años que lo conocía jamás lo vio así, le era divertido verlo así.

—-Bien, pero una vez la rescatemos, la obligare a renunciar.—- Giyu se alejó, ignorando las burlas de la chica, realmente se veía afectado por la situación, mientras todos entrenaban ya que no habían dicho nada sobre Hanako, el se preguntaba día a día si ella estaría bien.

Por otro lado, Hanako jamás imaginó que Douma le diera tanta atención, después de que un médico fuera a verla, Douma lo dejó ir sin hacerle daño, por otro lado había buscado sirvientes para que ella viviera de lujos, incluso cuidaban de ella para que ella saliera al sol y aire fresco, siempre con la condición de que ella volviera, de lo contrario sabía que ellas morirían.

—-Supuse que te gustaban las flores, así que pedí que hicieran un bello jardín para ti, duele no poder acompañarte durante los días pero al menos puedo acompañarte en las noches, ¿No es encantador?.——.La chica estaba sorprendida, aunque detestaba mucho saber que tarde o temprano los humanos que cuidaban de ella terminarían devorados, se sentía a gusto con la compañía de ellos, a excepción del demonio, le costaba demasiado confiar en el, pero no había alternativa.

—-Supongo que si, aunque me haría más feliz si dejaras de matar tantos inocentes, no me gusta la idea de que mates en mi presencia.—- Era la pura realidad, siempre que fieles creyentes de Douma entraban a su santuario, la chica era encerrada a la fuerza para no poder hacer nada al respecto, escuchar sus gritos desgarradores la hacían llorar, el no poder salvarlos, de hacer algo.

Douma y Hanako caminaban hacia la habitación de la chica, quien durante las últimas semanas buscaba lugares donde pudiera huir, aún mantenía su plan en mente, deseaba que en cualquier momento todo estuviera como ella quería.

—-Necesito alimentarme, no puedes prohibirme eso cariño, yo hago lo que debo hacer y tú tienes todo lo que deseas, así ambos terminamos ganando.

—-Detesto la manera en cómo busca sus objetivos pero como su prometida tengo que aceptarlo tal como es, después de todo seré su esposa toda la vida.—— Douma sonrió al escucharle decir eso, amaba ver a esa chica tan sumisa y vulnerable ante el, simplemente lo mantenía confundido.

Douma besó la mejilla de la chica, dejándola molesta, no sin antes abrazarla una vez más.
Sentía el cuerpo de la mujer temblar debajo de su tacto, era fascinante su fragilidad. Una parte de él deseaba teñirla de rojo, destrozar su garganta y devorar su cuerpo, pero no se lo permitía, aún no era tiempo de decidir qué haría con la cazadora.

Volviendo a tomar su autocontrol, aleja sus manos de ella y busca una caja rojiza que de manera sospechosa goteaba en el suelo una sustancia viscosa y oscura que no era tan perceptible por la poca luz de la luna.

—Está bien, haré lo posible para no hacer sufrir a nadie, Y solo por ser una buena chica, tengo un pequeño regalo para tí.

Abrió la caja, revelando en su interior un pequeño cojín con un anillo plateado y una decoración particular. Una esfera de colores y una marca de "segunda luna creciente" adornaban el anillo, era uno de sus ojos, no le importaba arrancarlo para obsequiarselo, podría recuperarse en un segundo aún si le regalaba miles de joyas utilizando su propio cuerpo. Era su manera de decirle que siempre iba a vigilarla.
Tomó su mano y la besó, el demonio colocó el bizarro anillo en el dedo anular de Hanako y la tomó del antebrazo por encima de su ropa.

—Espero te guste mi obsequio, siempre entrego lo mejor que tengo para el deleite de quienes lo merezcan. Desgraciadamente, detesto que me traicionen y rechacen mi hospitalidad, espero que lo tengas muy claro, preciosa.—-.De un movimiento brusco, jaló la ropa de la chica, arrancándole la manga de su haori y rasgando su piel. Permitiendo que el trozo de tela que cortó se llenara de su sangre.

La había herido, ver correr su sangre le generaba ansías de saltar sobre ella y morderla, no podía soportar su olor y la idea de acabar con su vida. Douma se cubrió la nariz intentando ignorar el olor y le entregó la caja en sus manos, dejándole ver a su cuervo mensajero, con el cuello roto y bañado en sangre, sus alas estaban quebradas y clavadas en las cuencas de sus ojos, su pico estaba abierto y dentro del mismo colocó sus propias tripas, el pecho del ave estaba abierto dejando ver sus pequeñas costillas quebradas como si fuesen espinas y entre sus garras estaba su corazón aún latiendo fuera de su pequeño cadaver. Era una obra grotesca. Amarrada a la pata del animal aún permanecía una sangrienta nota que revelaba el estado de la pilar, una nota que ahora estaba bañada en sangre.

—-¡YUKI!—- Ver a su cuervo muriendo generó más dolor que su herida, estaba acostumbrada a golpes y rasguños durante su vida como cazadora, aunque el dolor era indescriptible, ver a su mejor amigo y su mensajero morir era peor, Hanako no podía creerlo, estaba casi segura que el había descubierto su plan.

——Perdoname Yuki, no debí forzarte a esto, lo siento... lo siento tanto..—— Hanako rompió en llanto para tomar el frágil cuerpo del ave entre sus manos, el último suspiro del animal quien murió en las manos de la joven, quien jadeaba a causa del dolor, ignoraba incluso que el demonio estaba tentado a atacarla.

Sin decir nada, el se retiró de la habitación, podría cometer una locura si permanecía a su lado más tiempo. El olor de la sangre había provocado hambre. Antes de salir del templo le dió indicaciones a uno de los sirvientes .

—Mi prometida acaba de tener un accidente, sanen sus heridas y cuando esté lista llevenla a mis aposentos...