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Ahora más que nunca detestaba separarse de su pareja, lo extrañaba con el pasar de los minutos y de las horas, pero eran pilares con responsabilidades que cumplir. Giyu tuvo que viajar a una misión y ella también lo haría.

Paso al menos casi tres años de un acontecimiento que la marcó de por vida, traumas que ella aún no podía superar, los viejos recuerdos donde vio a su padre morir, el aroma de la sangre que la tentaba a diario, la dura amenaza de Douma, esa cicatriz en el cuello, la maldición que día a día la condenaba, realmente detestaba a ese demonio, no solo porque mató a su padre, también el que la maldijera, solo hacía sentir deseos de venganza contra el.

Adentrándose en la penumbra del bosque, la chica camino hacia la zona boscosa donde se había reportado el demonio, la chica se mantuvo alerta, con la katana en la mano vigilaba a su alrededor, pues su cuervo kasukai se le podía ver desesperado, un tanto preocupado.

El frío del invierno era la clara señal de que ella ahora más que nunca debía calmarse, tomando con fuerza su katana pudo sentir aquella presencia del demonio, el cual no dudo en querer atacarla, con destreza desempuñó la katana.

Tercera postura: Luna mortal de abandono - Cadena/ Luna de odio: Cadenas (San no kata: Enkidzuki - Tsugari)

En un hábil movimiento el demonio había sido decapitado, desvaneciéndose entre la oscuridad, poco a poco pudo reconocer el aura que la chica transmitía al igual que notar ciertos rasgos, no pudo evitar sentir pánico ante ella, no solo por temerle a los cazadores, ella era la chica de la cual la primera luna creciente hablo durante tantos años.

Pero ahí no había acabado, Hanako había logrado percibir de nuevo otra aura de un demonio, aunque la chica se puso en guardia, aquel demonio simplemente parecía no atacar, simplemente se quedaba escondido, vigilándola en la oscuridad.

——No siempre estarás escondido, en cualquier momento saldrá el sol, mi katana o el, elige quien te quitará la vida ahora.—-Hanako habló tajante, un poco amenazante ante la presión del momento, pero aquel demonio parecía no querer salir.

Harta de la situación decidió salir, de entre los arbustos un pequeño demonio salió huyendo, Hanako no dudo en seguirlo, forjando la misma respiración para decidir terminar con el de una vez por todas, aquella técnica resultó tan efectiva, aquel demonio yacía desvaneciéndose.

——El pidió que le entregara esto.—- Hablo en sus últimas palabras, de la mano del demonio había una nota, Hanako la tomó, con odio miró al demonio el cual arrepentido de lo que pasó, lloraba mientras terminaba por desintegrarse.

"El momento ha llegado, mocosa"

Fue como viajar al pasado, podía sentir esas energías negativas, esas malas vibras que la hacían temblar, apretó la katana sin dejar de mantener la guardia, ella estaba asustada.

Mirar de lejos parecía un Hobby absurdo para quien poseía la mejor visión de entre los Demonios. No obstante mantenerse en espera parecía ser lo único que podía hacer ahora en su posición, con ayuda de Douma fue fácil que el pudiera llevar a cabo sus planes, la realidad era que no esperaba un avance tal cual, pero ya ahi, las cosas tomaron más sentido.

Y todo estuvo claro, la descendiente de su hermano. Solo recordar le hervía la sangre y no podía evitar rechinar sus dientes con total disgusto. Maldita sea. Era lo mejor que podía pasar, escondido entre los arbustos pudo ver con mas claridad su "obra maestra" lo que el había logrado, ella cumplió su capricho, ver cómo usaba las posturas de la luna le hacía sentir un orgullo, aunque solo ver esos aretes seguido de el color de cabello, hacían sentir odio hacia ella.

No esperaba menos de alguien que venía de su Familia, no lo mostraba pero parecía orgulloso de aquello, al contemplarla bajo un árbol mientras el hacia acto de presencia se dió cuenta de su avance. No era la misma mujer que Douma conocio, era más fuerte.

──── Sabía que nos volveríamos a ver, Mujer.

Expreso Con serenidad tanto en palabras como en la expresión que cubre su rostro. Y se mantiene apartado de ella, no sería la primera vez que estarían frente a frente así que era una ocasión especial por lo que se quedo en calma, para no perturbar a la femina. Hanako miró hacia la dirección donde escuchó la voz, la voz que en el fondo le asustaba, los brillantes ojos que la miraban en la oscuridad, la manera en cómo la miraba parecía como si estuviera cazando a una presa.

En ningún momento ella sintió miedo pese a que su cuerpo temblaba, el podía ver absolutamente todo, incluso el flujo de su sangre recorrer sus venas, tan tentador para el. Pero por alguna extraña razón simplemente no atacaba.

——Retira tus manos de la espada Nichirin y quita el pulgar de la suba. Cálmate, que no he venido aquí precisamente a hacerte algún daño, de ser así , aún con tu talento y con el manejo de la katana, sería fácil para mí rebanarte en mil pedazos, fácilmente. —-. El brillo de sus pupilas se vuelve más vibrante, aludiendo a la seriedad con la que expresaba esas palabras, por alguna extraña razón, Hanako guardó su katana, tragó saliva un tanto asustada, lo había recordado todo, fue el quien dejó aquellas escrituras.

¿Qué debía hacer ahora? ¿Arriesgarse a pelear para intentar matarlo y morir en ese momento? ¿Agradecer por lo el ha hecho por ella? Sin el, ella aún no sería pilar, ahora se sentía culpable de llegar a dicho rango usando una postura de la cual, quizá había arrebatado miles de vidas en el pasado.

Simplemente decidió seguir su juego, tomando una postura más recta, hizo una reverencia ante el, aunque no mostraba tanto respeto como lo hacía con su patrón, la mujer hizo dicha reverencia.

——-Es usted, mi tío abuelo....

𝐍𝐎𝐂𝐇𝐄𝐒 𝐁𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒 (𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧 𝐒𝐥𝐚𝐲𝐞𝐫)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora