Maratón...
Emma estaba en el salón con Mario terminando de estudiar algunos detalles sobre la empresa. Diana se había marchado y llevaba un par de horas con el chico, era muy organizado y estaba al tanto de todo, se notaba que era muy inteligente, aunque un poco extrovertido, en todo caso entendía que Henry confiara en él.
―Ah, por cierto. Se me olvidaba. Le traje fotos de la boda―dijo el chico retirando un sobre grande de su maletín. ―Aquí tiene.
Emma lo tomó sorprendida, se había olvidado por completo de aquellas fotos, en verdad no creía que fuera importante.
―Gracias. Ya las miró después. ―se preguntaba si debía verlas con Henry.
―Enmarqué una y la coloqué en la oficina del jefe, creo que le gusta, aunque no lo diga―ella sonrió, simplemente sonrió porque le resultó gracioso que él pensara aquello. ―¿Su sonrisa significa que no cree que le pueda gustar?
―No exactamente, lo que creo es que es complicado saber lo que piensa, aun cuando te lo dice te vuelves a quedar dudando de si se refería a lo que dijo. ―soltó un suspiro, miró al chico, la estaba mirando detenidamente y luego le sonrió.
―Tienes razón, creo que ese fue mi problema cuando empecé a trabajar con él, sin embargo, ahora lo tengo todo bajo control, sé distinguir sus emociones, a veces fallo, pero la mayor parte de las veces lo hago bien, creo que es lo importante. Y…le importas mucho, nunca le había visto tan atento con una persona, es de los que se mantienen al margen de todo, sobre todo cuando se trata de…
―Mujeres―concluyó ella. ―ya estoy enterada. Supongo que tuve mucha suerte, o simplemente le di tanta pena que no pudo resistirse―forzó una sonrisa.
―Tal vez, pero está viviendo en su casa, conociéndolo como lo hago, estoy seguro de que la habría conseguido un lugar en el que quedarse en lugar de su casa.
―Está claro, no soy ninguna amenaza para él. ―a Mario le pareció increíble su constante evasión, pareciera que no quería ver lo evidente, que su jefe podía sentir algo por ella, que ella era más importante para él de lo que ninguno de los dos podía imaginarse. Sin embargo, había algo claro, a ella le gusta su jefe por más que quisiera fingir que no, pero no podía hablar del asunto. ―¿Seguimos con esto? ―preguntó mostrando los papeles.
―Claro.
Mientras trabajaban, sonó su celular entre los documentos, tuvo que apartarlos para poder tomarlo, se quedó congelada al ver que estaba recibiendo una llamada de él.
―¿Qué ocurre? ―preguntó el chico.
―Es…Henry.
―Tienes que contestarle.
Emma descolgó la llamada y se llevó el móvil al oído.
―Hola cariño, ¿estás bien? ―¿acababa de llamarla cariño? Se quedó sin palabras. ―Siento no haberte llamado antes. Llegué bien y tuve un buen recibimiento. Afortunadamente se acabó la conferencia y echo de menos estar allí, contigo. Cuéntame ¿qué tal estuvo tu día?
Esto no estaba pasando, se lo estaría imaginando o peor aún, debía haberse desmayado y estaba soñando. El corazón le estaba palpitando con fuerza, ¿por qué se lo estaba creyendo? Se llevó la mano al cuello, intentaba calmarse.
―Cariño, ¿puedes escucharme? ―lo escuchó insistir desde el otro lado. Qué tonta, tal vez él solo estaba fingiendo porque estaba entre los demás.
―Sí…te escucho.
―Menos mal. Decía que te echo de menos, ¿y tú? ¿también me echas de menos?
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La protegida del CEO [COMPLETA]
Romance¿Suerte o destino? Emma Hale tan solo necesitaba de alguien que la librara de sus perseguidores, sin embargo, encontró algo más. Encontró a alguien que no solo estaba dispuesto a librarla de ellos, sino que también estaba dispuesto a protegerla de t...