Capítulo 58

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Henry estaba sentado en el pasillo con las manos en la frente. Su padre Tomás se encontraba junto a él intentando animarlo de alguna forma.

―Dale tiempo,―le decía―todo se solucionará y todo esto se quedará en el pasado. Por cierto, la madre de la chica nos contó que fuiste su salvador al decidirte casar con ella justo cuando estaba en apuros. Que todos incluido ella le hicieron daño cuando falleció su esposo, pero la salvaste. ―Henry levantó la cara para ver a su padre, apartó luego la mirada y soltó aliento. Tenía los ojos rojos. ―Aquel día que la encontramos en tu casa, se veía tímida, insegura y sencilla, no nos habríamos imaginado que fuera la heredera de una gran compañía. Mucho menos que fuera la misma que diriges.

―Ni yo me lo imaginé. ―susurró.

―¿Crees que vuestro encuentro fue una casualidad? Yo personalmente creo que fue el destino, estabais destinados a estar juntos.

―Habría tenido mejor destino si no se hubiera topado conmigo, solo he sido copartícipe de su sufrimiento, y he sido el peor, le he hecho más daño que todos.

―No te castigues de esa manera. Solo cometiste un error, aun así, ella te necesita tanto como la necesitas tú a ella. Nunca antes habías demostrado que te importara tanto alguien como lo haces por ella, y eso nos alegra a tu madre y a mí.

Henry guardó silencio. Se puso algo reflexivo, pero no dijo nada por un buen tiempo.

―¿Qué tengo que hacer para recuperarla y dejar de estropearlo? ¿Cuál es vuestro secreto? Sé que mi madre no es fácil, pero siempre estás allí.

En el rostro de Tomás se dibujó una amplia sonrisa, dentro de él se produjo una mezcla de emoción y de orgullo por lo que le estaba pidiendo su hijo, nuca se imaginó que llegaría el momento en que su hijo le pediría consejo sobre matrimonio, era el mejor día de su vida sin duda alguna.

―No es fácil, eso sí puedo asegurarte, en todas las relaciones habrá siempre algún que otro desentendimiento, es normal, pero se puede, sobre todo si se ama a la otra persona. Mi consejo es que haya confianza entre vosotros, hablar siempre las cosas hasta llegar a una solución, eso es muy importante. La desconfianza guía a la separación. Escúchala siempre, y apóyala en todo momento, sobre todo si se trata de algo que no os afecte en nada, ya sabes cómo pueden llegar a ser las mujeres, o si no mira a tu madre―sonrió―aun así, la amo y seguimos juntos. Y nunca pierdas la oportunidad de mostrarla cuánto la amas y eso sin importar dónde os encontréis. Y en cuando a la situación que está atravesando tu esposa, no sabemos qué fue lo que pasó, pero tienes que entenderla, está dolida, se puede notar en su rostro, solo tienes que darle el tiempo necesario para recuperarse y no la presiones, a no ser que quieras estropearlo aún más.

―Nunca me perdonará, y la entendería si no lo hiciera.

―Puede que sí, y puede también que no, pero no puedes rendirte ahora por eso, tendrás que intentar conseguir su perdón, aún más teniendo un futuro hijo de por medio. ―Henry sonrió con ironía.

―Hasta ahora no me hago a la idea de ese bebé. Siempre me olvido de eso. Ni para eso soy bueno.

―Es normal, ―su padre posó su mano sobre su hombro―no te sientas culpable por ello, seguro que ni lo planeasteis. En todo caso, quiero que sepas que tu madre y yo respetaremos cualquier decisión que vayáis a tomar, aunque ya conoces nuestra opinión al respeto. Y estamos felices de poder ser abuelos al final.

Emma no pronunció palabra en toda la noche. Después de haber pasado minutos llorando aún más después de enterarse de que estaba esperando un hijo, se había quedado dormida por el agotamiento. Las dos mujeres no la habían dejado sola en ningún momento, la habían consolado y habían evitado hacerle preguntas, ella necesitaba desahogarse y eso habían procurado que hiciera.

―Pobrecita―dijo Shara―ha debido sufrir demasiado.

―Ay Peter, ¿por qué tuviste que dejarnos en este momento? Si siguieras aquí esto no estaría pasando.

―Lamento que perdieras a tu esposo, pero ¿no crees que podías haber evitado que esto sucediera? Es tu hija, deberías haberla apoyado.

―No sabes nada de lo que sucedió. Soy culpable, lo asumo, pero no tuve elección. ―se defendió Marta.

―Cuando se trata de nuestros hijos siempre la hay. ―miró a la chica de nuevo. ―Lo único bueno que ha salido de esto es que hemos tenido la oportunidad de conocer a la mujer que le abriría el corazón a nuestro hijo. Ojalá hagan las paces y cuiden juntos a nuestro futuro nieto, los necesitará a los dos.

―Espera, ¿has dicho nieto?

―Sí, serás abuela. ¿Ahora ves la importancia de que los dos estén juntos?

Al día siguiente, Mario y Féodal se presentaron en el hospital después de enterarse de que Emma se encontraba ingresada. Les contaron que su ingreso se debía al incidente del día anterior con los tipos que quisieron lastimarla. Sin embargo, Mario no se lo creía, creía que la razón debía ser otra. Quería hablar con la chica y disculparse porque sabía que la culpa era suya, si no le hubiera hablado a Henry del embarazo seguramente eso no habría pasado. Pero no podía hacerlo porque no conseguía tener un momento a solas con ella, en otro momento tendría que ser. Aun así, se tranquilizaron al escuchar que se estaba mejorando.

Le insistieron a Henry a que se fuera a descansar, que ya se harían cargo de la chica, ella no estaría sola, sin embargo no accedió, ni aun cuando ella no quería verlo. No se fue al trabajo en todo ese tiempo hasta que le dieran de alta.

A Emma le dieron de alta al tercer día, podía irse, sin embargo había un dilema, ¿a dónde se iría? Su madre le ofrecía que se fuera con ella a una de las casas que dejó su padre, prometiendo darla todos los cuidados que necesitaba. Henry esperaba que regresara con ella, sus cosas estaban con él y ella era su esposa, ¿pero cómo lo haría si no aguantaba tenerlo en el mismo cuarto después de lo que le hizo? Pero luego estaba el hotel en el que tenía ya una suite, solo tenía que regresar allí y alejarse de todos los que solo le recordaban al dolor.

Emma balanceó las opciones mientras todos esperaban ansiosos a escuchar su respuesta, ¿qué podía hacer? No sabía qué quería, lo que había deseado era salir de ese mundo y no se lo habían permitido, ¿ahora también tenía que aguantar a la gente que solo le habían hecho daño? Quería saber por qué Henry la había tratado de aquella manera, pero no quería escucharlo, no quería tenerlo cerca. La había engañado con una boda real, y no sabía si era por la compañía o por otro motivo. Si fuese por algo bueno ya se lo habría dicho y no lo hizo sino solo para lastimarla, al final todo el dolor que había recibido había sido por la maldita empresa, sus ojos volvían a cargarse de lágrimas, pero ya estaba cansada de llorar, si tanto querían la empresa podían quedarse con ella. Lo que más le dolía de esa situación era que ya le había advertido antes de la boda de que no creía en el divorcio, ¿por qué le había hecho eso?

―¿Me llevarían…con ustedes a Conwy?

Todos la miraron sorprendidos mientras les hablaba a los padres de Henry, éstos estaban más asombrados y parecían incrédulos.

―¿Quieres venirte…con nosotros? ―preguntó Shara con la mano en el pecho.

―Si no os importa.

―Claro que no preciosa, eres muy bienvenida. Tú y tu hijo estaréis bien cuidados.

―Gracias.

La protegida del CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora