Maratón 3/4
Henry le había dado tiempo a Emma para que pudiera pensar y tuviera claro lo que quería, parecía insegura y no quería que contestara penando en lo que querría él. Le había hecho ver que no pasaba nada, que todo estaba bien, cuando en el fondo no era así, no le había gustado nada el hecho de que ella dudara de lo que quería, es decir, que no tuviera claro que lo quería a él. Iba a ser un día realmente largo, pensó.
Emma se encontraba en su despacho, estaba realmente nerviosa, sabía que Féodal quería hablar con ella, había enviado a su secretaria a pedir que quería verla, pero no se lo había permitido, temía que al hacerlo Henry pensase que seguía sintiendo algo por él y lo malinterpretara todo.
No podía mantenerse quieta y la razón era sencilla, los recuerdos con Féodal se hacían presente y ella se forzaba a sí misma a expulsarlos, intentaba pensar en los malos ratos que le hizo pasar, sin embargo, lo mejor de él se hacía presente una y otra vez, ¿qué tenía que hacer? Estaba segura de que quería a Henry, pero por qué existía sentimientos por Féodal, ¿era normal?
Se sobresaltó al escuchar que llamaban a su puerta, miró hacia ella, era Mario sonriéndole, se llevó la mano al pecho.
―¿Puedo pasar?
―Por supuesto. ―El chico se acercó y se sentó en la silla frente a ella. ―¿Te manda Henry?
―No. De hecho, no estoy seguro de que note mi presencia―ella lo miró confusa. ―Está tan absorto en sus cosas que ni me ve ni me escucha cuando le hago alguna pregunta o quiero presentarle algo.
―Oh, lo siento―dijo en un susurro.
―Sé lo que está pasando. Si quieres hablar de ello estoy aquí, pero si no, no pasa nada. Solo quiero ayudar, supongo que es parte de mi trabajo―dijo con una sonrisa amistosa. Emma soltó aliento, la verdad es que sentía que tenía que hablar del caso, o explotaría.
―¿Alguna vez te has enamorado?
―Lo cierto es que sí, no lo parece y no hablo de ello, pero vivo con mi pareja.
―Vaya…no lo sabía. ¿Soy mala persona por no haberme interesado?
―Claro que no. ―soltó una risita, la apagó segundos después. ―¿Es que…sigues enamorada de ese tipo?
―No, no, claro que no. Quiero a Henry, es solo que…he vuelto a ver a Féodal y me han llegado recuerdos de…cuando estábamos juntos.
―Entiendo. Y…no quieres hablar con él.
―Tengo motivos para no hacerlo. En todo este tiempo no me hablaba, ¿por qué ahora?
―¿Sabes por qué algunas almas se quedan atrapadas en la tierra? ―Emma lo miró confusa.
―No entiendo la pregunta.
―Se quedan atrapadas porque tienen asuntos con sus seres queridos sin resolver, pero si consiguen solucionarlos entonces se les abre la puerta al más allá.
―No sabía que tuvieras suficiente tiempo para ver películas.
―Lo que intento decirte es que, no podrás quitarte esta angustia dentro de ti si no hablas con él y aclaras vuestra situación. Hablando con él sabrás qué es lo que realmente sientes.
―Ah…―se quedó pensativa durante un rato―Ya veo. Pero…y si resulta que todavía siento algo por él.
―Entonces lo tendrás claro y podrás tomar una decisión.
―Pero…no quiero lastimarle a Henry.
―Lo estás haciendo ahora que no tienes claro lo que sientes por él, eso le lastima, y le lastimará mucho más si descubre que estás con él mientras tienes sentimientos por otro. Estoy seguro de que no quieres eso.
Cuánta sabiduría en unas palabras. No sabía que él fuera así de sabio.
―Agradezco que hayas venido a hablar conmigo, ahora siento que tengo un amigo. ―le sonrió. ―Aunque, no puedo hablar con Féodal así sin más, no quiero que Henry se imagine cosas que no son, ya lo conoces. Pero gracias por tus palabras, ahora me siento más relajada.
―Entiendo. Pero te pido que al menos te lo pienses por el bien de ambos.
Cuando Mario salió de su despacho, Emma se quedó pensando en sus palabras, había mucha verdad en ellas, pero ¿qué podía hacer ella? No se veía capaz de hablar con el hombre que al primero le había demostrado lo mucho que le importaba pero que más tarde se olvidó de ella una vez que se separaron sus caminos. Suspiró profundo.
Pensó en encontrar a Henry en su despacho y estar con él, pero pensó que sería incómodo. Cada vez se sentía más confusa y lo único que tenía claro era que no quería perderlo.
En la tarde cuando se iban a la casa, ella entendió el verdadero significado de la inexpresividad en Henry. Hablaba poco y ni siquiera le mantenía la mirada, no podía distinguir si estaba realmente molesto o si todo estaba normal entre ellos. Pero no era culpa de ella que Féodal hubiese aparecido en sus vidas.
En la noche mientras se suponía que debían estar dormidos, él no se encontraba en la cama. Ella se levantó de la cama y descubrió que él se encontraba sentado en el balcón trabajando en unos documentos, ella revisó la hora, daban las once de la noche, ¿es que era su manera de apartarse de ella? Sintió una punzada en el pecho.
Decidió acercarse donde se encontraba él.
―Hola. ―dijo llamando su atención. Henry ahora la estaba mirando, ella intentó sonreírle.
―¿Qué haces despierta?
―No estabas en la cama, así que vine a buscarte. ¿Puedo? ―preguntó indicando su silla, él pareció pensativo antes de contestar.
―Claro.
La chica se acercó y se sentó junto a él. Él apartó la mirada de ella y continuó con lo que hacía.
―¿Es importante? ―preguntó ella.
―Siempre es importante. ―contestó sin apartar la mirada de los documentos, ella pensó en preguntarle si su relación también era importante, pero se retractó, a cambio decidió hacer algo mejor. Se acercó más a él y le dio un beso en la mejilla.
―Te quiero.
Le dijo. Enrolló sus manos por su brazo y apoyó su cabeza contra él. Sin embargo, aquellas palabras le habían inmovilizado a Henry por unos segundos. Apartó la mirada de los papeles y volteó la cabeza para verla apoyada contra su brazo.
Nunca antes la había escuchado soltar aquellas palabras, ¿lo había dicho por la situación?
Pasó su mano por su cuello haciendo que ella lo mirarse, le acarició suavemente la mejilla y lentamente se acercó para besarla.―Entremos a dormir― dijo después del beso. Ella asintió, se sentía mucho mejor.
Henry recogió los documentos y juntos se pusieron en pie. Entraron en el cuarto y se metieron en la cama. Él la atrajo hacia él y ella cabeceó contra su pecho.
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La protegida del CEO [COMPLETA]
Romance¿Suerte o destino? Emma Hale tan solo necesitaba de alguien que la librara de sus perseguidores, sin embargo, encontró algo más. Encontró a alguien que no solo estaba dispuesto a librarla de ellos, sino que también estaba dispuesto a protegerla de t...