Capítulo 62

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Él se soltó la mano de pronto, no quería que pareciera que la estaba obligando a nada, y se incorporó en el sofá después de apartarse la manta a un lado.

―Lo siento, ―se disculpó. ―Dame solo un segundo, por favor.

Le estaba viendo suplicarle, no podía seguir viéndolo así. Sin decir nada se sentó en el sofá junto a él, sorprendiéndolo por un instante, pero tuvo que reaccionar pronto, estaba teniendo la oportunidad de hablarle y que le escuchara.

―Sé que no tiene perdón nada de lo que te hice, y no solo por el hecho de que lo hiciera sino porque a causa de esos errores estuve a punto de perderte para siempre y eso no me lo perdono. Tal vez no me merezca tu perdón, pero te necesito a mi lado, te quiero conmigo, y a nuestro hijo, claro. ―el corazón de la chica palpitó con fuerza, no lo había mirado a la cara desde que comenzara a hablar, pero después se volteó a mirarlo, había mucho dolor en su mirada y aquello empezaba a lastimarla.

―¿Por qué te echas toda la culpa? ―murmuró―Mario me contó cómo sucedieron las cosas.

―¿Mario? ―preguntó confuso―¿Qué fue lo que te dijo?

―Me habló de la boda, y de…―respiró profundo antes de continuar―la llamada que te hizo aquel día.

Henry se frotó la frente algo frustrado, quién diría que su asistente sería capaz de hacer aquello, ni se lo había comentado. Resopló y luego retomó la conversación.

―Me echo toda la culpa porque fui impulsivo y negligente, debí haberme asegurado de que todo se hacía como se debía. Igual con la llamada, nunca debí de actuar de aquella manera, fui un completo idiota y nadie me obligó a comportarme de aquella manera, y lo lamento muchísimo. ¿Podrías por favor darme otra oportunidad? Prometo ser el esposo que te mereces. Pero si necesitas más tiempo, te entenderé, mientras algún día volvamos a estar juntos.

¿No sería una completa desalmada y sin sentimientos si no era capaz de derretirse por aquellas palabras? No podía seguir eternamente sufriendo en silencio, los dos lo estaban haciendo. Él la había fallado tal vez, pero desde el principio fue el único que estuvo allí para ella.

Sin decir palabra, Emma se puso en pie, lo cual hizo que Henry supusiera con gran pesar que le quedaba más camino por recorrer hasta conseguirla de nuevo.

―¿Te vienes?

La escuchó decir y alzó la cabeza para mirarla, así vio con incredulidad que ella le estaba tendiendo la mano. La miró a la cara para confirmar que no estaba alucinando, y ella lo estaba viendo, parecía segura de lo que hacía. Debía tomar su mano antes de que ella cambiara de opinión y él tuviera que comenzar de cero. Y así lo hizo, estrechó la mano y la unió a la de ella impulsándose a sí mismo a levantarse.

En completo silencio la chica lo condujo hacia las escaleras que guiaban a su cuarto. Él la seguía incrédulo ante todo lo que creía que estaba pasando.

Una vez arriba, entraron en la habitación y ella cerró la puerta. Se colocó frente a él, no le había saltado la mano todavía, observó sus manos unidas y allí fue que lo soltó lentamente. Levantó la mirada para verle.

―Puedes quedarte a dormir.

―No tienes por qué…

―Desde el principio estuviste allí para mí, sería una ciega y desagradecida si no te diera otra oportunidad.

¿Entonces lo perdonaba por un compromiso moral?

Emma le dio la espalda para acercarse a la cama donde estaba Jack dando vueltas desde que los viera entrar. Lo tomó en brazos con una gran sonrisa.

La protegida del CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora