Que chocaran contra el poste sobre la acera no había sido el plan, sin embargo, tuvieron que enfrentarse a ese gran choque el cual le produjo un leve corte a Emma a un lado de la frente.―¡Emma! ¿Estás bien? ―Féodal que estaba a su lado la había tomado del rostro altamente preocupado. La chica siseaba mientras se llevaba la mano a la cabeza.
Antes de que pudieran hacer nada, los tipos que los seguían y les habían dado por detrás se habían bajado del auto y estaban abriendo sus puertas, especialmente la del lado donde se sentaba ella.
―Hola princesa, a que también te esperabas este momento―decía el ex guardaespaldas con una sonrisa maliciosa en el rostro.
―¡No la toquen! ―decía Féodal quitándose rápido el cinturón para poder protegerla.
A causa del golpe y el mareo, Emma perdió control de sí misma y se quedó inconsciente.
Cuando se despertó, se encontraba tendida en la camilla de un hospital mientras estaba siendo atendida por un médico.
―¡Emma, estás despierta! ―Féodal que se encontraba en la misma habitación se acercó a la camilla junto a ella. La chica los miró confusa. ―¿Cómo te sientes?
―¿Qué ha pasado? ―intentó incorporarse mientras se llevaba la mano a la cabeza la cual la estaba rezumbando.
―Debe quedarse tendida durante un rato, ha tenido una conmoción, pero no es nada grave. ―le decía el hombre extraño.
La chica obedeció al médico y se mantuvo tendida sobre la cama, miró a Féodal esperando que le diera una respuesta, recordaba que los habían atacado y se dio un golpe en la cabeza, después de eso no recordaba nada más a parte de que se había despertado en un hospital.
―Después de que nos atacaran esos tipos, apareció la policía.
―¿Y los atraparon? ―preguntó esperanzada.
―Lamentablemente no, lograron escapar cuando escucharon las sirenas.
―¡Maldición! ―lamentó la chica, sabía que si no los atrapaban volvería por ella posiblemente.
―Los dejaré solos. ―dijo el médico―Regresaré en unos minutos a darle de alta cuando se sienta mejor.
―Déjeme acompañarlo a la puerta. ―se ofreció Féodal. ―No me tardo―le dijo a la chica.
Salió fuera de la habitación junto al médico y caminaron juntos por el pasillo donde le preguntó por el estado de la chica queriendo asegurarse de que estaba realmente fuera de peligro.
―Ya se lo dije, su esposa está fuera de peligro, no tiene nada de qué preocuparse. Pero si lo pregunta por el feto, también se encuentra fuera de peligro.
Féodal frunció el ceño mostrando completa confusión, y no por el hecho de que hayan dado por sentado que era su esposa, sino por lo último que había dicho.
―Disculpe ¿ha dicho feto? ―preguntó deteniéndose, el hombre hizo lo mismo.
―El hijo que está esperando su esposa, ¿es que no lo sabían?
―Dudo que ella sepa―dijo acariciando su frente con frustración. ―Pero ¿está seguro de lo que dice? ―el hombre le sonrió con educación.
―Soy médico, saber esas cosas es una de mis especialidades.
―Tiene razón, lo lamento. Se imaginará la sorpresa que me he llevado al enterarme de esa manera.
―Entiendo. ¿Prefiere que se le dé la noticia a su esposa? Sería recomendable que hicieran las pruebas juntos, confirmar la situación y seguir las medidas necesarias para la buena evolución del embarazo.
Aquello parecía demasiada información para Féodal, por un momento se había imaginado ser el responsable del embarazo, imaginarse que tendría un hijo con Emma parecía algo increíble, aunque algo aterrador teniendo en cuenta que no se había propuesto tener hijos todavía. Sin embargo, el hijo que esperaba ella no era suyo, sino del tipo que solo se había aprovechado de ella. Recordar aquello le hizo regresar a la tierra.
―No es necesario, me gustaría darle la noticia yo mismo. ―fingió una sonrisa.
―De acuerdo. Mis felicitaciones.
―Gracias doctor.
Féodal se quedó de pie observándolo alejarse mientras se preguntaba qué implicaría el hecho de que la chica estuviera embarazada, ¿querría regresar con su esposo que solo había querido aprovecharse de ella? ¿Qué pensaría Henry al respecto? ¿le importaría que ella estuviera esperando un hijo suyo o le daría completamente igual?
El en cambio, estaría dispuesto a querer al hijo de Emma y criarlo como si fuese suyo porque la quería. Iba a darle la noticia y apoyarla en la decisión que tomara, lo que no iba a hacer era aceptar que ella se sintiera obligada a estar con Henry solo por el niño.
Mientras pensaba en ese nombre, escucho su voz que salía por el ascensor y pensó “piensa en el diablo y aparecerá”, debía de estar alucinando, se dio la vuelta y allí se acercaba Henry preguntando por Emma acompañado de su inseparable asistente quien lo acompañaba por detrás como una sombra. Lo cierto es que aquel hombre tenía su toque, solo su presencia imponía a cada paso que daba, era realmente envidiable. Pero la pregunta aquí era ¿cómo se había enterado de que Emma se encontraba allí?
Cuando lo vio se acercó a él.
―¿Dónde está mi esposa? ―la había llamado esposa, hasta su asistiendo lo estaba interrogando con la mirada. Féodal soltó aliento y señaló la habitación donde estaba la chica.
Los dos se acercaron a la puerta y abrieron ésta, cuando Emma los vio se sentó sobre la cama mientras Henry se acercaba preocupado hasta ella.
―¿Estás bien? ―preguntaba ―Dime que no tienes nada grave.
―Gracias a Dios estoy bien. ―dijo, y sin poder evitarlo se lanzó a su cuello abrazándolo, lo cual lo tomó por sorpresa, no sabía que a ella todavía le importara de aquella manera. Le correspondió el abrazo ante las miradas de los otros hombres.
―Temía que te hubiera pasado algo. ¿Cómo sucedió todo, los atraparon?
―No. ―contestó Féodal junto a la puerta.
―¿No? ―Henry se volteó para mirarlo― ¿Cómo que no?
―El sonido de las sirenas lo alertó y se escaparon. Perdonen la pregunta, pero ¿cómo supieron lo que pasó y dónde encontrarnos?
¿Y descubrirles que podía rastrearla con el GPS que tenía instalado en su móvil? Ni en sus sueños.
―Lo llamé yo. ―confesó Emma sorprendiéndole a su ex.

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La protegida del CEO [COMPLETA]
Romance¿Suerte o destino? Emma Hale tan solo necesitaba de alguien que la librara de sus perseguidores, sin embargo, encontró algo más. Encontró a alguien que no solo estaba dispuesto a librarla de ellos, sino que también estaba dispuesto a protegerla de t...