Capítulo 28

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Emma abrió los ojos y descubrió que había amanecido, sin embargo, Henry no se encontraba en la cama ¿había sido tan solo un sueño? Pero, se vivió tan real. Se incorporó de inmediato, entonces lo vio, vio su chaqueta sobre el respaldo del sillón que había junto a la ventana donde se asomaba la luz de la mañana, sonrió mientras se llevaba los dedos a los labios, lo de anoche no había sido tan solo un sueño húmedo con su falso esposo, él realmente había ido a buscarla y la había besado y acariciado toda la noche. Sintió que se le aceleraba el pulso, ¿y si tan solo la había puesto a prueba?  O de lo contrario ¿por qué estaba ella sola en la cama? si ese era el caso, agradecía que no hubieran llegado a más, o se sentiría aún más humillada.

Decidió bajarse de la cama, tenía que saber si él todavía estaba allí, y saber qué pretendía hacer después de lo que sucediera en la noche, no iba a permitir que la considerara como a una cualquiera, ni formar parte de sus experimentos sobre las mujeres, existían los sentimientos sinceros, lo debía tener en cuenta y no jugar con ellos como si no contaran.

Se puso su jersey encima de su pijama y salió del cuarto. Bajó las escaleras hasta encontrarse en el salón, la verdad es que se veía muchísimo mejor el interior con la luz del día. Escuchó voces provenientes de la cocina. Se acercó hasta allí y se encontró con un desfilé de sirvientes transportando variedades de alimentos.

Shara salía de fuera hablando con el que parecía ser uno de los cocineros. Cuando la vio se acercó a ella con una sonrisa.

―Buenos días preciosa. ¿Cómo te ha sentado dormir bajo nuestro techo?

―Bien, bien. Gracias.

―¿Estás buscando a Henry? ―¿se le notaba en la cara? Al menos podía confirmar que sí estaba allí―Ya ves que no pudo resistirse a pasar tan solo una noche sin ti. Ha superado mis expectativas. Está en el patio, yo en cambio seguiré dándole instrucciones a estos, todo tiene que salir perfecto.

Shara avanzó con el cocinero. Emma tomó aire armándose de valor para enfrentarse a Henry. Caminó hacia la salida de la cocina que daba al patio. Había gente de un lugar a otro concluyendo con los detalles de la decoración. Emma se quedó completamente alucinada, ¿se tomaban tantas molestias por un falso matrimonio? Bueno, ellos no tenían la culpa, no sabían nada del contrato, pero aun así le parecía un desperdicio.

Le vio, vio a Henry, estaba de espaldas y estaba hablando con alguien, era una mujer, una mujer rubia y bonita. De vez en cuando soltaba una risita, ¿será la chica de la que hablaban ayer? Caminó hacia ellos, la chica la vio, de eso estaba segura, pero fue entonces cuando decidió abrazarlo.

―No sabes cuánto te extrañé―la escuchó decir. Henry tomó sus manos intentando apartarlas lo más amable posible. ―Oh, ¿no será esa tu esposa?
Dijo separándose de él, Henry se volteó para ver a su protegida allí de pie observándolos.

―Buenos días. ―saludó Emma forzando una sonrisa.

―Tú debes de ser Emma, espero que no malinterpretes esto que tenemos Henry y yo, es que es de hace mucho. A parte de ser su primera novia, crecimos juntos y fuimos muy buenos amigos. Procuraré no robártelo.

―Tranquila April, ¿verdad? No creo que vayas a robármelo, tengo la experiencia de que cuando un hombre pasa tiempo sin ponerse en contacto contigo es que no le importas mucho, o casi nada. Y en vuestro caso ¿lleváis cuantos años? ¿doce quizás sin saber nada el uno del otro?

April parecía que echaba chispas por los ojos, no se esperaba llevar aquel golpe, pero procuró contenerse fingiendo una sonrisa.

―Emma ―la llamó Henry sorprendido por sus palabras, ¿no llevaba ni veinticuatro horas con sus padres y ya le habían hablado de lo que había tenido con April? Sin embargo, eso no era lo que realmente le inquietaba, sino el hecho de que no pareciera molestarle que estuviera con otra chica, y no cualquier chica, sino con una con la que tenía aquella historia, su primera novia, aunque obviamente no sentía absolutamente nada por ella a pesar de su increíble cambio físico.

―Los dejaré solos para que sigan rememorando viejos momentos.

Les dedicó una sonrisa forzada y les dio la espalda para luego regresar dentro de la casa sintiendo un incómodo nudo en la garganta. Estaba furiosa y cabreada con todo, se preguntaba por qué demonios había aceptado la invitación de sus falsos suegros a ese lugar que no le pertenecía.

―Has venido para ayudarlo a reencontrarse con su antigua novia, qué buena eres. ―se reprochó entrando de nuevo en la habitación. ―Pero felicidades, al menos no has tartamudeado y la has dejado sin palabras.

Pero ¿de qué la servía si al final era ella la que ahora estaba con el hombre? Se encontró a Soledad en el cuarto, había depositado un vestido sobre la cama.

―Lo siento, no sabía que había alguien aquí.

―No importa. Dime ¿qué sucede? Es por April ¿cierto?

―No sé qué se cree―empezó a moverse de un lado a otro mientras decidía desahogarse ―Es bonita, lo reconozco, pero no es para tanto ¿o sí?

―Para nada―contestó la mujer meneando la cabeza, le parecía gracioso que se desahogara mientras su esposo la escuchaba desde la puerta sin que ella se diera cuenta.

―¿Sabes lo que hizo?

―No, cuéntame.

―Una vez me vio se lanzó a abrazarlo, ¡se atrevió a abrazarlo para darme celos!

―Darte celos a ti, qué chica más distraída, seguramente se cree que está en una peli. Pero tú no estás celosa ¿a que no?

―¿Yo? Pues…claro que no, es solo que me molesta que piense que puedo sentirme amenazada por ella. ¿Por qué iba a sentirme amenazada por ella?

―¿Por qué ibas a hacerlo? Él te eligió a ti y ni se acordó de ella hasta ahora.

―¿Verdad? ―sonrió un poco más relajada y se ruborizó. Qué tonta, no la había elegido, estaban fingiendo. ―A no ser…que a su madre le guste, entonces yo...
―No digas tonterías, a la señora Wells le encantas, eso no hay quien lo dude, incluso tú lo sabes.

―Ah, pues bien―sonrió nerviosa.

―Bueno, te dejo con tu esposo. No los interrumpo más. ―dijo caminando hacia la puerta.

―¿Esposo? ―preguntó Emma confusa y se dio la vuelta para preguntar, pero entonces lo vio y se asustó, estaba allí de pie observándola, ¿es que había escuchado todo lo que había dicho? Se llevó las manos a la boca.

Una vez que ella entró en la casa él la había seguido por detrás, y después de haberla escuchado decir aquellas cosas a Soledad, suspiró tranquilo, le satisfacía descubrir que sí estaba celosa, lo que confirmaba que sí sentía algo por él.

Soledad los dejó solos y Henry cerró la puerta y la bloqueó dejando a la chica insegura, estaba segura de que había metido la pata, no debió haber interferido en su vida personal.

―¿Así que no te gusta mi amiga?

―No sabía que debía gustarme. Pero quiero que sepas que todo lo que he dicho sobre ella…solo formaba parte de nuestra farsa.

―Entonces no tiene nada que ver con que estés celosa―habló mientras caminaba lentamente hacia ella.

―¿Celosa? ―sonrió. ―No creo que tenga derecho a estarlo. De todas formas, nuestro contrato le permite a cada uno mantener una relación con quien quiera. ―apartó la mirada de él.

―¿Y lo que sucedió anoche? ―se detuvo frente a ella, Emma lo miró y se puso nerviosa.

―¿A-anoche?

―¿Es que no te acuerdas?

―Recuerdo que tenía mucho sueño, así que no…no estoy segura de lo que pasó realmente.

Henry sonrió divertido. No entendía por qué, pero cada vez le gustaba más esa mujer. Redujo el corto espacio que los separaba.

―¿Sabes? Yo me acuerdo de cada detalle de lo que sucedió anoche―posó su mano por su cuello acariciando su mejilla con el pulgar, podía sentirla temblar. ―Estaría encantado de hacértelo recordar.

―No…tienes que―él apagó sus palabras con un beso intenso al cual ella correspondió de inmediato, ¿por qué demonios no podía resistirse por una vez en su vida?

La protegida del CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora