Capítulo 49

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Escuchar aquellas palabras salir de la boca de la misma esposa del señor Hale produjo cierto sentimiento en el interior de Henry, él bien sabía que Peter Hale confiaba en él, o de lo contrario no le habría entregado la dirección su empresa, pero que confiara en él para que se quedara con su hija era demasiado, aunque una vez ya le hizo ver que no le importaba que se hiciera cargo de enseñarla cómo funcionaban los negocios de la compañía, ¿qué pensaría de él si se enteraba que la había dejado sola en un momento tan crucial como aquel? Carraspeó y regresó a lo que realmente importaba.

―¿Qué planes tiene Félix y los suyos?

―No pude prestar mucha atención, pero tenía que ver con conseguir que alguien saliera del hotel, ¿quién se está hospedando en un hotel y qué tiene que ver con mi hija?

¿Ese era su plan para acceder a ella? ¿sacarla del hotel?

―¿Han mencionado cómo piensan hacer eso?

―No lo sé, no lo escuché. Lo único que sé es que quieren hacerle daño a mi hija por todo lo que ha pasado y no quiero que eso suceda. ¿Podrás protegerla?

―Si de verdad quiere protegerla tendrá que hacer algo, un pequeño gesto.

―¿De qué se trata?

―De su voto. Mañana necesitaré de su voto sobre una decisión que compartiré con los socios, si no lo hace créeme que estará perjudicando a su hija.

―¿Puedo saber de qué va el voto?

―Lo sabrá mañana, no quiero arriesgarme a que se vaya con el cuento. No quiero sorpresas.

―Ah, entiendo. No puede confiar en mí todavía. De acuerdo, nos vemos entonces mañana en la compañía. Confío en que no le contará sobre nuestra conversación a mi hija, no necesita saber mi historia.

Tampoco es que tuviera cómo hacerlo, su hija había decidido apartarlo y aceptar la compañía de otro, detestaba tener que recordarlo.

Había amanecido y lo primero que se le había ocurrido a Féodal fue visitar primero a Emma y convencerla de que desayunaran juntos, sin embargo, mientras se preparaba lo llamó Félix por teléfono invitándolo a que desayunaran juntos y luego se fueran a la compañía. Aunque prefiriera otra cosa, no podía negarse a la petición, si estaba allí era por él y si le estaba invitando a algo así tenía que acudir.

Se reunieron en una cafetería junto a la compañía y se sentaron a una mesa. Pidieron café y algo de bollería.
Félix introdujo la conversación con temas sobre el trabajo que estaban llevando a cabo, solo para ser menos obvio.

―Ayer después de la presentación te vi acercarte a Emma, ¿es que ya la conocías? ―preguntó fingiendo desinterés mientras se tomaba su taza de café.

―Algo así, estudiamos juntos en Canadá.

―Ah, no lo sabía. Interesante. Es hermosa ¿verdad? ―Féodal carraspeó, era evidente que le ponía incómodo el tema del que se estaba tratando. ―Es una lástima lo que le está pasando ―continuó, esta vez consiguiendo su objetivo, llamar su atención.

―¿Disculpe?

―¿El qué? ―se hizo el perdido.

―Hace un rato estaba lamentando la situación de Emma.

―Oh, eso. Pues sí. Murió su padre hará dos meses, no sé si te habrás enterado. ―por su mirada era evidente que no. ―Era el dueño de la compañía G-Hale y puesto que ella es la única hija, le dejó todo a ella. Sin embargo, el CEO, el cual ya conocerás, la propuso que se casaran, todo un engaño, con el único objetivo de quedarse con su herencia. La pobre aceptó la propuesta, porque no sé, ese tipo tiene algo que las engatusa. Pues logró su objetivo y un mes después se ha deshecho de ella, en todo caso había conseguido lo que quería con el matrimonio. Debió de encontrar algún pequeño detalle suficiente como para apartarla. Ahora la pobre está sola. He intentado ayudarla, pero no quiere ayuda de nadie. Y conociéndola, seguro que hace alguna estupidez para acabar con todo, porque te apuesto lo que sea a que no volverá a pisar la compañía que le corresponde por derecho, se lo dejará todo a él.

La protegida del CEO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora