❀ Jeon Jungkook y Park Jimin desconfiaron el uno del otro y terminaron con su matrimonio de manera inesperada y dolorosa. Un año después de la separación, Jimin se encuentra comprometido con otro hombre y Jungkook lejos de Corea. ¿Qué pasará cuando...
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El sonido de la música resonó con fuerza, las personas ingresaban con una sonrisa, siendo acompañadas por parejas o familias, el ambiente era tranquilo y la decoración era sumamente exquisita y preciosa. No existía ninguna imperfección en la decoración de las mesas o la tarima, tampoco se veía algún error en los tonos de colores escogidos o en la manera en que adecuaron el ambiente para recibir a los invitados; todo iba yendo tan bien que Jimin y Taehyung se sentían verdaderamente felices por ello.
A pesar de la crisis financiera en la empresa, el señor Park había tenido la gentileza de hacer su fiesta de cumpleaños con moderación, aunque no se podía negar que era una celebración gigante en uno de los jardines más lujosos de la élite. La mansión Park era inmensa, no solo poseía un jardín trasero amplio, en la entrada se podía observar mucha vegetación, fuentes de agua decorativas y rosas bien cuidadas, regalándole un color vivo y llamativo al conjunto de áreas verdes esparcidos por todo el jardín. El interior de la mansión contaba con un amplio salón, habitaciones numerosas, dos oficinas, una cocina impecable y lujosa, dos baños en cada piso, gimnasio personal, una habitación a prueba de ruidos externos, donde Namjoon trabajaba, un amplio salón de trabajo para Jimin, etc. Eran innumerables los espacios dentro de aquella gloriosa edificación, cosa que solo llenaba de orgullo de Kwan Park, ya que él mismo lo había construido.
—Bienvenidos, señores Choi —Jimin hizo una leve reverencia, siendo acompañado por su hermano mayor—. Es un honor tenerlos aquí.
—No iba a perderme la fiesta de cumpleaños de un gran amigo —el hombre abrazó al señor Park con total alegría— te estás poniendo viejo, eh, Park.
—Soy como el vino, Choi —respondió con una sonrisa— entre más viejo, mejor.
—Si tú lo dices...
Ambos hombres mayores rieron y charlaron, mientras la señora Choi se acercaba hacia los menores.
—Jiminnie, pero que guapo estás —la mujer abrazó al rubio con entusiasmo.
—Gracias, señora Choi —respondió, ruborizado— está muy hermosa también.
—En mi juventud podía presumir de ser hermosa, ahora no creo que llegue a ese extremo.
—Pero, es aún joven y se ve muy hermosa esta noche.
—No más que tú, pequeño. Te ves deslumbrante.
Y tenía razón. Jimin era de las personas que se vestía de manera simple, pero elegante. Llevaba un conjunto de color blanco con bordados en la parte del cuello y pequeñas tiras descendiendo de sus manos, su cabello rubio bien peinado ayudaba a embellecer aquel traje impecable y sencillo. No existía ropa que no le quedara espectacular al pequeño de los Park.
—Y tú no te quedas atrás, eh, Namjoon. Eres todo un hombre hecho y derecho, no me sorprende que seas la mano derecha de tu padre en la empresa.
—No es nada que no se pueda hacer con algo de tiempo e ingenio.
