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Jimin observó su móvil y sonrió por sexta vez en el día al ver que el mensaje venía de Jungkook

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Jimin observó su móvil y sonrió por sexta vez en el día al ver que el mensaje venía de Jungkook. Fueron pocos días los que continuaron a esa pequeña reunión, días en que ambos intercambiaron sus números telefónicos y empezaron a mandarse mensajes con miles de pretextos inventados. Días donde el humor de Jungkook cambió y se transformó en uno más vivaz y jovial, donde volvió a recordar cada día de felicidad con Jimin y las sonrisas compartidas antes del dolor.

Pero, al igual que la comunicación entre ambos incrementaba, también lo hacían las dudas. Aquellos recuerdos venían a la mente de Jimin, siendo influenciados por las palabras de Sehun y la cizaña impuesta en ellas, con el único propósito de manchar la imagen de Jungkook frente al rubio. Eso lo frenaba en sus acciones, pues no sabía si todo lo que pasó en su matrimonio iba a borrarse mágicamente una vez que decidiera darle un reinicio a su historia.

—¿Debería ilusionarme con la idea de que podríamos retomar lo que dejamos perdido? —Jimin apagó el móvil y sonrió tristemente mientras se abrazaba a sí mismo—. Si no funcionó aquella vez, si no confiamos en el otro, ¿valdría la pena intentarlo de nuevo?

Como si de una pequeña respuesta se tratara, recordó su antiguo hogar. El pequeño nido de amor que él mismo había diseñado para tener una vida al lado del hombre que amaba, el pequeño lugar al que asistía cuando sabía que no podía más, cuando extrañaba tanto a Jungkook que no podía soportar la intensidad de la melancolía.

—Nuestro hogar, Jungkook... siempre será nuestro hogar.

No hubo duda alguna en su afirmación, aquella casa siempre sería de ambos, sin importar su separación. Porque, aun cuando tuvo el impulso de vender aquella casa, nunca pudo hacerlo. No podía desechar años de felicidad y recuerdos, ni podía borrar a Jungkook de su vida.

Cuando escuchó el tono de llamada de su móvil, no quiso responder. Sabía muy bien quien era y lo que quería en ese momento y, por esa misma razón, solo dejó que el ruido cesara para poder ensimismarse en su soledad una vez más. Era casi extraño encontrarse solo en casa, pero, agradecía aquel momento de lejanía y soledad, porque su corazón y mente lo necesitaban, requerían verse enfrascados en ellos mismos para que las decisiones fueran un poco menos equívocas.

Una vez más, las palabras de Jungkook resonaron en su mente y le dieron una pequeña esperanza a su herido corazón.


Yo regresé por ti.


—Es mi decisión, ¿verdad? —se preguntó a sí mismo.

Cansado de mantenerse en esa posición y sin poder llegar a nada, decidió tomar su chaqueta y salió de la mansión de su padre. Sus pasos fueron ligeros conforme se dedicaba a pensar en sus propias decisiones y la fuente de su verdadera felicidad. Porque su padre se lo había dicho aquella vez y de manera indirecta, su felicidad había regresado después de un año estando fuera de su alcance, su felicidad tenía el cabello castaño ondulado, los ojos oscuros y aquella sonrisa jovial y encantadora que no hacía más que inspirarle el más doloroso sentimiento de remordimiento por haberlo dejado ir.

Love is not over ; kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora