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Una semana

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Una semana.

El tiempo había corrido demasiado sigiloso y lento para el gusto de Jimin, quien se mantenía en casa sin hacer movimientos bruscos debido al embarazo. Su mirada era vacía y la lucha interna que iba llevando a cabo consecuentemente era algo que terminaba agobiándolo. Su corazón estaba herido, al igual que su mente y estabilidad emocional, pues las noticias que recibió los últimos días no eran alentadoras para alguien que había pasado por una pérdida con anterioridad.

Una amenaza de aborto le había condenado a estar en casa por siete largos días, sin saber del estado de salud de su prometido y cuidándose lo mejor posible para decirle a sus bebés que no volvería a tomar riesgos innecesarios que atentaran contra su salud.

Pero, ¿de qué otra forma pudo haber reaccionado al ver lo malherido que se hallaba su pareja y el diagnóstico que el médico les indicó horas después de haberlo revisado? Jungkook tenía algunas costillas rotas, golpes en su cabeza y una falta de respuesta en sus piernas, producto de los golpes de varilla que le ofrecieron en la tortura. El cansancio extremo y la ansiedad -derivados de la situación de peligro y miedo- habían logrado internarlo en un estado de inconsciencia alargado, el cual podría considerarse como un coma pronunciado. Jungkook estaría inconsciente hasta que él mismo deseara estarlo, pues los médicos no podrían hacerle despertar por mucho que desearan.

Jeon solo respondería a los estímulos del exterior cuando se sintiera listo para volver.

Y aquella declaración había sobrepasado a Jimin, pues no sabía con certeza cuanto tiempo duraría sin estar con Jungkook. La soledad estaba abrazándole, al igual que la incertidumbre y él no podía hacer más que mantenerse fuerte ante las miradas preocupadas de sus familiares y por el bienestar de sus hijos.

—Te necesito tanto... —susurró contra la almohada, mientras abrazaba su vientre con suavidad—. Te necesitamos, Jungkook.

Extrañarlo solo agravaba el sentimiento de tristeza en su corazón.

—Si tan solo pudiera ir contigo, lo haría —volvió a decir—; si pudiera salir de aquí y acompañarte, juro que lo haría.

La orden del médico era un reposo absoluto y la eliminación de sus preocupaciones, por lo que no había podido salir de la mansión de su padre desde aquel día. Lo único que recibía era noticias vagas de su estado de salud, debido a su mejor amigo. Pero, fuera de ello, lo que pasaba con Jungkook era de su absoluta ignorancia.

—Oh, Minnie... —la voz de Taehyung le reconfortó un poco, por lo que no dudó en aferrarse a sus brazos cuando este terminó abrazándole—. No te atormentes de esta manera, por favor.

—Quiero verlo, Tae —respondió con la voz quebrada—. Necesito verlo.

—Lo sé —sus manos brindaron delicadas caricias por su espalda, tratando de hacerle sentir un poco mejor—, pero escuchaste lo que dijo el médico. No puedes hacer un sobreesfuerzo ahora que los bebés no se encuentran del todo bien.

Love is not over ; kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora