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Jimin estiró sus brazos mientras dejaba el tejido en sus piernas y descansaba sus dedos de tan largo trabajo

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Jimin estiró sus brazos mientras dejaba el tejido en sus piernas y descansaba sus dedos de tan largo trabajo. Una pequeña sonrisa se instaló en sus labios cuando pudo ver terminado su pequeño proyecto y pudo apreciarlo mejor. Sus ojos viajaron a través de la habitación y suspiró levemente al saber que no podría hacer otra cosa más que matar el tiempo de esa manera.

Dos semanas habían acontecido desde la visita al hospital y Jimin no se había despegado de la habitación de Jungkook en todos aquellos días. Iba seguidamente a visitarlo con la esperanza de que sus ojos se abrieran en algún punto y lo sorprendieran tejiendo pequeñas prendas para sus bebés, pero nada había sucedido hasta ese momento. Jimin se mantenía por horas dentro de la habitación, hablándole sobre su día a Jungkook, recibiendo clases de tejido de parte de Sun Hee, practicando, leyendo o simplemente observando el rostro imperturbable de su prometido y preguntándose por el día que despertaría por fin. Sus bebés se mantenían tranquilos en su vientre, por lo que no tendría que tener un reposo exhaustivo como los primeros días. Un pequeño sofá se mantenía al lado de la camilla para que pudiera descansar sin ninguna molestia, algo que agradecía enormemente.

—Mañana es el cumpleaños de Yoongi —comentó en dirección de Jungkook— y ni siquiera hemos podido celebrar el cumpleaños de Hoseok, debido al accidente y el nacimiento de Hyungseok. ¿Sabes cuántos regalos tendrá que comprar Tae en el mismo mes? Uno para su esposo y el otro para su hijo.

Acarició su vientre con sumo cuidado, sonriendo tras recordar las quejas de su mejor amigo.

—Hemos pensado en hacerle una fiesta sorpresa a Yoongi, pero terminó descubriéndonos y mencionó que no le gustaban las fiestas sorpresas, que solo quería dormir y comer pastel o, en caso de que en verdad quisiéramos sorprenderlo, pasar el día con Ailee —una pequeña risita escapó de sus labios al recordar el sonrojo del mayor al mencionarla—. Parece que la quiere mucho.

Jimin soltó un pequeño quejido al sentir una patada en su vientre. Sus ojos se abrieron sorprendidos antes de mostrarse emocionado, pues era la primera vez que sus pequeños se manifestaban de esa manera.

—¡Han pateado! —exclamó emocionado antes de acercarse a la camilla y tomar la mano de su pareja—. Nuestros bebés han pateado, Kookie.

Jimin hizo que los dedos del mayor acariciaran su vientre con delicadeza, sin borrar la sonrisa inmensa que tenía en los labios.

—Nuestros hijos se mantiene felices por saber que su papá está con nosotros de nuevo ―dijo con alegría—. Ellos también esperan por ti, Kook.

Jimin se mantuvo unos minutos de esa misma manera antes de volver a dejar la mano de su prometido en su lugar y se acomodó en el sofá. Su sonrisa perduraba renovada en sus labios, pues aquel momento se había sentido tan mágico que iba a tomarlo como un hermoso recuerdo. Tomando nuevamente los palillos, se dispuso a continuar con su trabajo y practicó la técnica de tejido que Sun Hee le había enseñado aquella mañana. Había terminado un par de zapatitos, por lo que le faltaba un par más para su otro bebé. Jimin se esmeró en adelantarlo la siguiente hora, escuchando una suave melodía proveniente de su móvil y dándole un hermoso ambiente a la fría habitación. Cuando la puerta se abrió, el rubio supo que Taehyung había ido por él para llevarlo a casa.

Love is not over ; kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora