❀ Jeon Jungkook y Park Jimin desconfiaron el uno del otro y terminaron con su matrimonio de manera inesperada y dolorosa. Un año después de la separación, Jimin se encuentra comprometido con otro hombre y Jungkook lejos de Corea. ¿Qué pasará cuando...
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El sonido de la bala hizo eco por el estacionamiento, llamando la atención de varias personas en el piso superior. Jimin defendió su vientre con ambos brazos mientras se mantenía con los ojos cerrados y esperaba que el dolor se propagase por su cuerpo. Los segundos pasaron incontenibles, llenando de angustia a Jimin por la lentitud de los acontecimientos.
Esperó que algo ocurriera.
Pero, no llegó nada.
No hubo sangre, ni dolor.
Solo escuchó el sonido de un objeto cayendo al suelo y el quejido doloroso de Sehun.
Jimin abrió los ojos con temor y se encontró al pelinegro retrocediendo mientras la sangre descendía de su mano derecha y su vista se alejaba de él, observando justo detrás suyo.
—¿Creías que podías lastimar al esposo de mi mejor amigo sin recibir algún castigo? ―la voz de Yugyeom hizo que se sorprendiera y observara en su dirección. En sus manos resplandecía un arma, el cual apuntaba hacia Sehun directamente—. Jungkook sabía que harías algo como esto y por eso me mandó a vigilar a su querido Jimin —sus ojos se afilaron con rencor en contra de Sehun—. Vas a pagar por lo que le hiciste a mi amigo.
Sehun hizo una señal para que sus hombres fueran en su ayuda, pero ninguno pudo moverse un centímetro cuando varios guardaespaldas salieron del estacionamiento y se aglomeraron alrededor de Yugyeom. El pelinegro observó el número superior de refuerzos y retrocedió lentamente antes de correr hacia su auto. El motor resonó mientras iba hacia atrás y trataba de salir del estacionamiento, ante la mirada atónita de Jimin.
—No se va a escapar tan fácilmente —mencionó Yugyeom mientras iba hacia su propio auto y arrancaba este, siguiendo al de Sehun.
Jimin abrazó su cuerpo y tembló considerablemente tras caer en cuenta del peligro que le había amenazado minutos antes. El recuerdo del arma de Sehun apuntándole y el sonido de la bala siendo lanzada llenaron su cuerpo de terror puro, pues la muerte había estado a punto de llevárselo.
Cuando unos brazos lo rodearon, Jimin lanzó un pequeño grito y se sobresaltó.
—Tranquilo, Minnie, soy yo.
Jimin reconoció la voz de su hermano y se aferró a sus brazos mientras era puesto de pie con su ayuda. Se abrazó tan fuerte a él que casi solloza en su pecho.
—Ha sido solo un susto, no ha pasado nada —dijo, tratando de consolarlo.
—E-Estaba a punto de matar a mis bebés, Nam.
—No lo hizo, tranquilo.
Jimin lanzó sollozos lastimeros mientras respiraba profundamente y trataba de olvidar el mal episodio. Asimilar aquel intento de asesinato no era algo fácil, pero aun así decidió tomar las palabras alentadoras de su hermano como una ayuda para calmar su acelerado y temeroso corazón. Sus bebés se hallaban bien y él también, era lo único que importaba, así que no agravaría la situación de su embarazo y se obligaría a tranquilizarse.
