❀ Jeon Jungkook y Park Jimin desconfiaron el uno del otro y terminaron con su matrimonio de manera inesperada y dolorosa. Un año después de la separación, Jimin se encuentra comprometido con otro hombre y Jungkook lejos de Corea. ¿Qué pasará cuando...
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Un jadeo ahogado salió de sus labios cuando se encontró a sí mismo siendo tomado en la bañera. Sus piernas se sostuvieron en el agua, mientras sentía el miembro de su pareja adentrándose lentamente, sintiendo la humedad que el propio baño de burbujas les otorgaba a sus cuerpos. Jeon masajeó los pezones de Jimin con los dedos, mientras dejaba besos ardientes y mordidas en la parte de su nuca.
—J-Jungkook... —su voz se acortó cuando los dedos de Jeon se perdieron por su cintura y llegaron a su miembro. La sonrisa maliciosa del castaño fue sentida tras él, sabiendo que estaba haciendo todo aquello a propósito—. N-No podemos....
—Tenemos una hora para vestirnos y asistir a la mansión de tu padre, amor —sus caderas subieron con fuerza, chocando contra la entrada de su pareja, quien terminó gimiendo sonoramente al sentirlo completamente duro dentro de él—. Tenemos todo el tiempo del mundo.
Jimin no obtuvo un argumento válido para enfrentarlo. Sabía que no era demasiado importante llegar a tiempo, pues faltaba mucho para medianoche y su padre ni siquiera notaria su presencia las primeras horas, pues se mantendría hablando sobre el embarazo de Taehyung y la construcción de su hogar. Jeon sabía jugar bien sus cartas y para obtener una sesión de sexo con su pareja había llegado a utilizar la táctica de seducción más cómoda y factible para él: metiéndose en la bañera con él para seducirlo con sus caricias.
—A-Amor.... por favor... termina con esto de una vez, te necesito.
Jimin era demasiado vulnerable al tacto de su pareja, ya sea a una caricia o un dulce beso, él no podía resistirse a su dominio. Jungkook iba pasando la yema de sus dedos por sus pezones duros y su abdomen, además de deleitarse con sus muslos, los cuales tenía presionadas con sus manos para ir más profundo. Sus embestidas fueron directamente hacia él, duramente y de manera rápida. Jimin gemía sin control en el interior de la bañera, sosteniéndose del cuerpo bien trabajado y fuerte de su pareja.
—Eso, Minnie... —dijo sobre su oído, usando su voz ronca y moviendo sus caderas—. Monta mi polla y gime para mí.
Joder, Jimin adoraba cuando el mayor usaba un lenguaje sucio con él.
Eran pocas las veces donde habían intentado aquello, pues Jungkook era un amante demasiado cariñoso que le decía palabras hermosas al oído mientras le hacia el amor. Pero, en ocasiones donde se hallaba demasiado excitado y deseaba tomarlo a pesar de los momentos inoportunos, utilizaba aquel tipo de juego sucio, donde lo tomaba y susurraba palabras sucias en su oído. Aunque adoraba más cuando lo hacía con su acento satoori.
—Mmmh.... se siente tan bien.... —Jimin se encontró a sí mismo saltando sobre la polla de su pareja, dejando que este amasara sus glúteos con ambas manos y tomara el control de todo el acto, dejando marcas rojizas en su cuello, clavículas y espalda—. Me siento tan lleno de ti....
—Solo yo puedo darte este placer....
Las embestidas fueron profundizándose, ahora no solo jugaban contra el reloj, sino también contra su propio orgasmo. Jungkook estaba por llegar, sentía su liberación aproximándose a cada segundo, mientras el rubio manejaba la situación tan perfectamente en ese momento, seduciéndolo con sus gemidos y sus movimientos circulares sobre su polla.