Capítulo 7

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Sonríe en el momento en que sus padres se dan cuenta de que un reportero, Soobin, lo vino a entrevistar a él debido a unos "curiosos" rumores de que su relación con los Hwang era buena. Se deleita por dentro cuando Jihyo y Jooheon apenas pueden controlar sus bocas, criticando a la familia enemiga como si se tratara de algo normal, algo por lo que vivieran.

Se carcajea cuando Jaehyun se une y Jeongin, el torpe, idiota, inocente omega Jeongin, comete el error de compararlo con Hyunjin, algo a lo que su hermano no tiene fuerza de voluntad para soportar o callarse y explota en ira frente al reportero, quien sólo los mira con creciente interés. Jeongin le sonríe a Soobin, beta, por detrás del bello cuadro que es su familia. Por primera vez en mucho tiempo se siente agradecido de la boca de Jaehyun incapaz de quedarse callada, de las palabras hirientes y falsas verdades que sus padres soltaron sobre los hijos del matrimonio Hwang, podría decir que por primera vez se siente muy agradecido con su familia.

"¿Sabían que el tal Niki es un promiscuo que no respeta su propia casa?, dijo su madre, ninguno de mis hijos haría algo como eso. Además de que Hyunjin es un incompetente en la administración de su empresa, continuaría Jaehyun, aún me pregunto cómo es que no han terminado en bancarrota. Esos niños son un mal en todos los aspectos, mentiría Jooheon con descaro, aun cuando todos ahí saben a la perfección que apenas y reconoce sus rostros, debieron de no haber nacido, así terminaría su entrevista con broche de oro."

Y Jeongin, el vergonzoso Jeongin, luego de que sus padres entraran a la casa y lo dejaran con Soobin, lo único que hace es sonreírle, diciéndole qué palabras agregar para que su plan diera por finalizado tal como esperaba.

El resto del día, a escondidas, se la pasó sonriendo.

Jisung deja escapar un suspiro cuando siente las manos fuertes de Minho dándole un masaje en sus hombros, los ojos cerrados con los papeles de la empresa aún en mano

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Jisung deja escapar un suspiro cuando siente las manos fuertes de Minho dándole un masaje en sus hombros, los ojos cerrados con los papeles de la empresa aún en mano.

—Estás tenso. ¿Puedo saber la razón?—

Le observa como si acabase de decir el comentario más idiota que haya escuchado en su vida.

—Me gusta estar tenso— responde con ironía —Me siento cómodo—

El cabello que le cae por la frente le brinda cierto cosquilleo que hace tiempo no sentía. No recuerda cuándo fue la última vez que se lo cortó, pero extrañaba esa sensación, tener el cabello lo suficientemente largo como cuando lo utilizó para coquetear con el alfa que ahora era suyo para toda la vida. Quién diría que, el cabello despeinado que su padre por un tiempo le ordenó que controlara, sería una de las principales razones por las que Minho quedaría maravillado por él.

Y por otras razones no tan puras o inocentes, por supuesto.

—Dos semanas es demasiado tiempo— Minho le dice, haciendo la silla hacia atrás cuando él se pone de pie para por fin retirarse del lugar —Creo que deberíamos de darle una respuesta al muchacho—

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