Capítulo 44

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Cierra los ojos. Se deja llevar por la nube de placer que le invade el sentir a Hyunjin dentro de él, tan dentro de él que su recuerdo estará presente por días. Ahora está a su espalda, follándolo con el mismo ímpetu que la primera vez, su respiración entrecortada como la única demostración de su placer.

Siguen en la cama, nunca salen de ella, rodando entre las sábanas y jamás dejando de tocar sus cuerpos. El cuerpo delicioso de Hyunjin se mueve a su espalda, follándolo como si se tratara de lo último que hará en su vida, bebiendo de su celo como nadie lo había hecho.

Jeongin se hace hacia atrás cada que Hyunjin se hace hacia adelante, sus cuerpos chocando el uno con el otro a mitad del camino. Deja escapar un grito ahogado junto con una risa cuando, por milésima vez en cuestión de horas, la punta del miembro de Hyunjin golpea su próstata con fuerza.

—Sólo mírate— Hyunjin le susurra en el oído, su pecho en contacto con la espalda de Jeongin, él mirando hacia el frente —gimiendo por mi polla. —

Ah, sí, en eso tiene toda la razón.

Deja escapar un gemido descarado, mirándolo de soslayo con una sonrisa en el rostro. Eso obtiene otro gruñido de parte de Hyunjin, quien lo toma de las caderas para sostenerlo ahí, para poseerlo ahí, para morderlo en el hombro con fuerza, pero no lo suficiente para formar un lazo.

Hyunjin lame y juguetea con esa misma zona, con tanta lentitud que casi hace a sus piernas temblar, mientras su pene sigue entrando y saliendo de él. La humedad que corre entre sus piernas emite un sonido único, su interior abriéndose a Hyunjin con todo el descaro del mundo.

—Hmmm— ronronea —te sientes tan bien— susurra, contoneando sus caderas tanto como las manos posesivas de Hyunjin se lo permiten —C-Como ningún... otro. —

Sus palabras tienen el gesto que quería.

El gruñido que Hyunjin deja escapar es salvaje, inhumano, como si una parte de su cerebro se hubiese desconectado de aquello que lo mantiene indiferente, tranquilo. Sus dientes lo muerden más fuerte, sus manos se quitan de las caderas para pasearlas por todo el cuerpo, pellizcando o golpeando con toques llenos de placer.

Jeongin echa su cabeza hacia atrás, colocándola entre la curvatura del cuello de Hyunjin mientras éste lo aspira con fuerza, incluso escuchándose el instante en que huele su esencia. Jeongin sonríe.

—¿Ningún otro? — Hyunjin le pregunta. De pronto, deja de moverse, se queda tan quieto que Jeongin gime de sorpresa cuando, junto con su pene, empieza a meter poco a poco un solo dedo —¿Dejaste que alguien más te tocara, Jeongin? ¿Alguien que no era yo? —

Su celo es toda la gloria, piensa. Le trajo a Hyunjin para pedirle de rodillas que lo deje tocarlo, pero después le brinda al Hyunjin que lucha por dominar. Jeongin está dispuesto a dejarlo, sólo por momentos, a poseerlo de todas las formas posibles, a conocer cada parte oscura y retorcida de su sexualidad.

Diversión entre el sexo, yupi.

—Mmm, ya sabes— le responde, moviendo sus caderas al ver que Hyunjin no se moverá en ningún momento, ese dedo travieso expandiéndolo un poco más —alguien... oh dios, tan lleno... me tenía que distraer... mientras tú no me tocabas—

Como era de esperarse, el inocente comentario (y lleno de falsedad, por supuesto. Jeongin no aceptaría otro pene que no sea el de Hyunjin) saca esa parte posesiva de su alfa. Hyunjin mete otro dedo y vuelve con sus estocadas, el sonido gutural de nuevo escuchándose en la habitación.

Él, sonriente, deja caer su cabeza sobre la cama, suspirando cuando la suavidad de la almohada acaricia su frente. Después, cuando Hyunjin se aparta sólo un poco de él para poder penetrarlo mejor, Jeongin ladea la cabeza y le manda un beso en el aire, la sonrisa traviesa en su rostro.

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