Capítulo 23

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Más furioso, más inestable y más alfa que nunca, así es como lucia su querido hermano. Muy bien, muy bien, piensa. Se queda unos cuantos minutos en el suelo fingiendo llorar, no mirando hacia la oficina de sus padres en ningún momento, mucho menos levantando la cabeza cuando los empleados salen con delicadeza a preguntarle si se encuentra bien. No hace nada, nada, sólo sigue en su papel. En cuestión de segundos incluso ellos desaparecen, y Jeongin se levanta con delicadeza mientras se seca las lágrimas de las mejillas; se acaricia la piel adolorida de su rostro y su trasero, caminando hacia uno de los espejos más cercanos y comprobando que, en efecto, la marca rojiza de los dedos de Jaehyun está ahí.

Se queda en la misma posición hasta que, por supuesto, a Shin Yuna se le ocurre mandarle un mensaje. Un mensaje de ayuda, de petición, el grito de angustia en cada una de las palabras escritas en el celular y él sabe a la perfección que Yuna en verdad quiere a su hermano, pero el orgullo de Jaehyun lo cegará lo suficiente como para no creerle nada a nadie más que a él mismo y lo que le conviene.

Media hora después, Yuna llega a la puerta de la mansión con el cuerpo tembloroso, los ojos rojos de las lágrimas y mordiéndose los labios con vergüenza. La cuál es innecesaria, porque Jeongin se atrevió a colarse en su habitación para cambiar sus perfumes ridículos y su conciencia está de lo más tranquila. Se siete tan fresco como una lechuga.

Pero no dice nada. En lugar de eso, esparciendo más sus feromonas para que lleguen al interior de la casa, lo que hace es abrazar a Yuna con todas sus fuerzas y aspirando su esencia de forma delicada. Beta de pies a cabeza.

—Jeongin— escucha a Yuna hablarle —¿tú no me...?—

Él se aparta de ella, sólo un poco, tratando de sonreír con cariño. Algo así.

—No— le responde, sonando entre seguro pero a la vez dudoso, como si tuviese miedo de que alguien le escuchara —Sé que lo hiciste por amor, ¿verdad? —

—¡C-Claro que sí, Jeongin, yo nunca...!—

Pero Jeongin la calla. A sus ojos, de seguro parecerá él buen omega que no necesita escuchar de sus palabras para estar seguro de los sentimientos hacia el idiota de Jaehyun, pero en el fondo es todo lo contrario. Jeongin no quiere escucharla hablar para nada, no ahora. No cuando las cosas que tiene que decir no son ningún beneficio para él, no cuando de seguro sólo viene a que abogue a su favor.

Como por arte de magia, recuerda ciertas palabras que Minho había dicho en una conferencia, el mismo día en que decidió que ellos serían más que perfectos para ayudarlo "La mejor forma de romper una alianza, no es usar una mentira o una verdad. Es utilizar la misma debilidad de alguien para que esa persona crea lo que quiera".

—Yuna— le llama, repasando esas palabras una y otra vez. Tiene que admitir que en un principio no le había entendido, pero ahora que está en esa situación es más claro que nunca —lo siento yo, y-yo no hice nada. No sabía que mis... yo no sabía que, no quise, lo siento tanto. —

No tiene que decir la verdad ni mucho menos inventar una mentira. Yuna misma lo creará. Él lo único que tiene que hacer es insinuarla.

—¿Mis padres... siempre supieron que tú eres beta? Porque yo no los escuché...— deja la oración a la mitad, como si no supiera qué decir. Sin embargo, Yuna asiente de todas formas, su cuerpo igual de tembloroso que antes —¿Q-Qué harías si... si mis padres no te apoyan? ¿Si... si deciden lavarse las manos? Jaehyun, oh, mi hermano— solloza —Debiste de verlo. E-Estaba destrozado y yo, yo no podía hacer nada. Me sentía la peor persona del mundo y... y sé que estás dolida, con el corazón roto— susurra —discúlpame; pero no sé qué hacer con t-todo y... no —

Fingiendo que no encuentra fuerza para seguir hablando, Jeongin abraza a Yuna, dejando escapar un suspiro ahogado mientras siente su delgado cuerpo temblar entre sus brazos. Es difícil inclusive para él mantener la compostura, tratando de no sonreír o carcajearse ahí mismo para tratar de no verse tan desgraciado. Una cosa es serlo, pero una muy diferente es parecerlo. Lo cual no es para nada conveniente.

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