La vida lo adora: Hyunjin le abre la puerta, luciendo demasiado sensual en ese traje gris junto con su corbata negra, los lentes de sol en mano.
Jeongin lo mira de arriba abajo y Hyunjin, aunque trate de disimularlo, hace lo mismo. ¿Deberían de besarse para romper la tensión?
—Jeongin. —
Él ronronea.
—Hyunjin. Te ves muy bien— se muerde los labios —Demasiado bien. —
Da un paso hacia adelante y, al estar aún en plena puerta, Hyunjin da un paso hacia atrás. Se siente emocionado y sin duda las feromonas que suelta vuelan en el aire. Sabe que Niki no está ahí porque ahora su rastro es lejano, el rastro que alguien deja cuando ya se fue desde hace horas. Entonces sólo están ellos dos... y Lily.
Lily.
Frunce el ceño.
—¿Dónde está la pequeña? —
Hyunjin ladea la cabeza.
—Aún dormida. Niki se fue tan pronto llegué— Jeongin lo ve tomar una bocanada de aire, sus ojos paseando por todo su rostro para después bajar a su cuello y regresar de nuevo a su cara —¿Necesitas algo? —
Jeongin levanta la mano y le acaricia la corbata, fingiendo que la acomoda sólo para acercarse más a Hyunjin. Aun cuando lo tienta de todas las formas posibles, la fuerza de voluntad de Hyunjin es enorme. Su orgullo también. Si bien sus ojos lucen hambrientos cada que Jeongin se acerca a él, cada que permite que sus feromonas lleguen a su nariz, nada parece derrumbarlo.
No importa cuántas veces Jeongin le acaricie los brazos cada que tenga oportunidad, o cómo se permite pasear sin camisa en su presencia para mostrarle lo que puede marcar, Hyunjin no sucumbe. Siente que tendrá que recurrir a medidas más drásticas, pero poco a poco.
El hambre ahí está. La lujuria es palpable, y más cuando de inmediato Hyunjin coloca las manos en sus caderas, como si quisiera alejarlo. Pero Jeongin sabe jugar mejor.
—Te necesito a ti, Jinnie— responde con un ronroneo —¿Es mucho pedir? —
El cuerpo de Hyunjin se tensa. Como una estatua se aleja, haciéndose a un lado para dejarlo pasar. Jeongin sonríe, sabiendo que lo hace sentir un poco nervioso, empezando a caminar para recoger el encargo de Jisung.
Lily sigue en la cuna, un poco diferente a la posición en la que Seungmin la había dejado, pero su cara regordeta y roja aún sigue tranquila y sin ningún rastro de levantarse. Jeongin se detiene para observarla sólo unos segundos, acariciándola con levedad para después avanzar en su camino. Sabe que Hyunjin lo sigue, porque su presencia es tan potente que incluso sus piernas tiemblan.
Hyunjin lo huele. Lo observa de soslayo, ensanchando una sonrisa.
—¿Sucede algo? —
Y, como es normal, Hyunjin le gruñe.
Jeongin lo deja pasar por alto, ya acostumbrado a ello y con buen humor como para prestarle demasiada atención. Pasan por el pasillo hasta la última puerta, abriéndola con cuidado y apreciando lo extensa que es la mesa del comedor y lo pulcra que se ve. En su sano juicio la mesa de su departamento estará así.
Ahí, en medio de todo, está el sobre amarillo que Jisung le encargó. Es algo delgado, no demasiado, lo suficiente como para mostrar que dentro trae más de veinte papeles. No se atreve a preguntar qué es, pero la curiosidad lo mata; sin embargo, cuando le echa un vistazo a Hyunjin, la ceja alzada le dice que él tampoco tiene la más mínima idea de qué se trata.
—No es una bomba, ¿verdad? — pregunta.
Hyunjin le observa como si se tratara de un idiota.
—Claro. Papá pondrá una bomba en su propia casa— responde, luego niega con la cabeza —De seguro son papeles de contratos importantes. En estos días tienden a olvidarlos por alguna razón. —
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GET LIT
FanfictionOmegaverse Cuando tu familia se ha encargado de menospreciarte y humillarte, el odio parece ser el único sentimiento que conoces, ese mismo odio que será tu motor para planear como destruir a tu perfecta familia. O Cuando odias a tu familia y qui...