Capítulo 21

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La conversación es tan corta que al final se preguntará si de verdad se encontró con Minho y Jisung en esa fiesta. En menos de tres segundos, Jeongin y Hyunjin se escabullen de nuevo entre los invitados, siempre atentos a no encontrarse con los padres de Yuna o alguna otra cara conocida que los distraiga. Se trata de algo difícil ya que aún son el tema principal de chisme, pero ninguna persona les detiene quizá porque, en efecto, piensan de la misma forma en que Jisung dijo que lo harían.

—¿Es en su habitación? — Hyunjin le pregunta muy cerca de su oído, la mano en su cuerpo de tal forma que cubre un poco el perfume bajo su saco —Eso es demasiado obvio. —

Jeongin ve a Jaehyun a la distancia, hablando con su padre con expresión seria. Los pierde de vista cuando entran por el pasillo que lleva a las habitaciones, él sonriéndole con vergüenza a una camarera beta que sale de pronto, fingiendo sentirse apenado por ser visto en una situación sospechosa. Sin embargo, Hyunjin y él aprovechan para entrar y continúan caminando sin detenerse, el murmuro disminuyendo con cada paso que se alejan.

El pasillo no es estrecho y está adornado de maravilla, con pinturas que van de acorde a la pintura de las paredes y unos que otros asientos a los lados en caso de que deseen sentarse. Jeongin se aleja de Hyunjin con delicadeza, desabrochando su saco con algo de descaro para luego sacar el perfume purificador y observarlo con cuidado. Es nuevo, sin abrir.

—Es demasiado obvio, sí, pero es el lugar más seguro para ella. Sabe los lugares secretos, cómo acomodar el más mínimo objeto para que todo parezca a como lo desee. Está ahí. —

Hyunjin se detiene para mirarlo con curiosidad. Jeongin hace lo mismo, algo dudoso, porque en verdad no entiende lo que sucede. Si bien es excitante ser parte del escrutinio de Hyunjin, lo que es más importante en esos momentos es llegar a la habitación de Yuna y buscar, ya estando ahí se encargará de todo lo demás. Pero la mirada de Hyunjin brilla tanto que sus piernas tiemblan, y ve la forma leve en que se lame los labios, con tanta lentitud que Jeongin se siente excitado.

Esos ojos afilados, dilatados, y él más que dispuesto a dominar y dejarse dominar por el alfa frente a él.

—¿Te quedarás ahí viéndome todo el rato o seguimos con lo que tenemos que hacer? —pregunta con diversión.

Eso hace que Hyunjin reaccione, pero a la vez no. Sí, se mueve y continúa con el camino por el que Jeongin va también, pero su expresión y el color de sus pupilas no cambian en lo más mínimo. Se ve la tensión en su cuello, pero Jeongin sabe a la perfección que no es por el coraje o el temor a ser descubiertos, sino que hay algo mucho más oscuro por ahí. Algo que está más que dispuesto a tomarlo entre sus manos con los ojos vendados y devorarlo o dejarse devorar. Por completo.

Agradece que, en los primeros meses de relación de Yuna y Jaehyun, ella se haya tomado la molestia de darles un recorrido por toda la mansión para que en un futuro no tuviesen problema alguno. Ahora hace uso de esas memorias para llegar a su habitación, sabiendo de

sobra que lo único que cambió fueron las decoraciones e inclusive los ayudantes. O el guardarropa de Yuna, con eso de que por un buen tiempo la consentían con su dinero, algo que disfrutará tan pronto como Hyunjin y él se casen. Pero eso es para otra ocasión.

Lo más importante es que ya están en la habitación de Yuna. Ahí está la puerta, tentadora. Y Jeongin es el primero en entrar. Detrás de él, Hyunjin cierra la puerta con cuidado. Se quedan en silencio por segundos, él inspeccionando la habitación aún en medio de la oscuridad, aspirando y dándose cuenta de que el horrible perfume que él había comprado en la mañana está por todo el lugar. Presente hasta en las más mínimas cosas, pero no lo suficiente como para decir que pertenece ahí. Se gira hacia Hyunjin, quien observa desinteresado hasta que sus ojos, aburridos, se posan sobre su rostro.

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