Especial MINSUNG.

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ESTE CAPITULO NO ES COMO TAL LA CONTINUACION DE LA HISTORIA, ES UN ESPECIAL. 

:🐿️:

Lleva puesta una camisa cuello v de botones, de un color celeste, casi blanco, junto con unos pantalones negros y unas botas que Christopher le regaló la navidad pasada.

La cafetería no está tan llena de gente debido a la hora, pero es normal que sólo vengan a hacer pedidos para llevar en lugar de quedarse ahí en la tranquilidad. Él se sienta con comodidad, el té olvidado en su mesilla mientras observa hacia el frente, sin perder la compostura, pero a su vez, sin parecer acosador alguno.

Hay un hombre ahí en un abrigo gris, quitándose la bufanda mientras le pide a la mesera lo que sea que quiere tomar. No sabe qué es, no le interesa, pero lo que sí le llama la atención es esa deliciosa esencia, la que lo enloquece como ninguna otra. Quiere hundirse en ella, quiere que se hunda en él, quiere enloquecer en un torbellino de placer sexual.

Jisung sonríe de forma inocente cuando los ojos de Lee Minho se posan en él.

Oscuros, interesados, llenos de un brillo en particular que le gustaría explorar de muchas formas hasta que quede satisfecho, saciado. Pero, conociéndose como se conoce, sospecha que eso no sucederá en un buen tiempo.

No hace nada. No se pone de pie, sólo sonríe, aunque deja que sus cejas se enmarquen en señal de curiosidad, la cual no siente, conforme los segundos siguen pasando y los dos continúan viéndose el uno al otro. Jisung le da un sorbo a su té sin apartar los ojos de Minho, quien hace lo mismo; cuando aparta la taza de sus labios, los lame, los muerde con suavidad, como queriendo enseñarle la forma en que sus dientes pueden acariciar sus labios con tanta sensualidad como le es posible.

Cuando se termina el té y Minho sigue observándolo, aun cuando le van a dejar su pedido, Jisung deja la cuenta en la mesa para proseguir a ponerse de pie con lentitud. Toma su abrigo del respaldo de la silla y la coloca en su brazo, doblándolo un poco para evitar que se arrastre.

A pasos decididos, pasa por todas las mesas y los clientes para llegar a él. A Minho, quien ahora lo observa mientras toma de su café. Cuando está frente a él aspira de la forma más leve de esas feromonas de alfa, deleitándose de lo dulce que puede ser la esencia de alguien que, de solo verlo, transmite una vibra por completo opuesta.

En ningún momento deja de sonreír.

—Hola— dice, evitando a toda costa que su expresión se vuelva hambrienta —Disculpa por molestar, pero, ¿nos conocemos? Tu rostro me resulta familiar. —

Minho, amable desde el primer momento en que le conoció, sonríe un poco. Puede ver que hay algo más allá, muchísimo más allá, de lo que intenta demostrar. Sus piernas tiemblan de la emoción porque cada que conoce a gente interesante es su reacción común.

Desde hace una semana que tiene sus ojos bien puestos en Minho. Es más que obvio que Jisung recordará un olor y una cara como esa, sin contar su voz, tan masculina y autoritaria, que cuando se pone a pensar en él parece que quiere volar por las nubes.

No tan así, pero su punto se entiende.

—¿De verdad? — Minho le pregunta, un tono de burla en su voz.

Más razones para sentirse atraído hacia él: ve detrás de su mentira. De su máscara, de la sonrisa inocente que le dedica.

Claro que si Minho (hm, cómo le encanta la forma en que su nombre suena entre sus labios y su mente y su todo) se entera que para ese punto Jisung ya sabe casi todo de él (de dónde viene, cuántos hermanos tiene, quiénes son sus padres. En dónde estudió, en qué trabaja. Su edad, los lugares que visita con más frecuencia y hasta qué tan cercano es con los Yang), quizá todo sería algo distinto.

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