Capítulo 3

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Hwang Jisung uno de los omegas más hermosos que Jeongin haya visto a lo largo de su vida.

La belleza de su rostro no parece cambiar con el paso del tiempo, al contrario, parece que los años solo lo favorecen. Sus expresiones denotaban cierta exquisitez al igual que sus comentarios astutos, en ocasiones mordaces, en donde rompía en definitiva con el esquema que se tiene de que los omegas conforme van creciendo se vuelven más dóciles. En este caso el omega frente a él parece ser alguien de quién se debe cuidar.

Espera en completo silencio a que Jisung tome asiento sobre el escritorio, con Minho de pie y a su lado, reflejando una típica representación de poder contraria entre los alfas y omegas: en la oficina, así como en el hogar, el alfa es capaz de cederle el poder al omega por cuestiones políticas o económicas, siendo él, más como un símbolo de protección que de superioridad. Cuando los ojos de Jisung se posan sobre los suyos, él ya está cada vez más cerca del escritorio de lo que ya estaba antes. No se puede permitir el verse débil o confundido ante ellos, no cuando cualquier error podría costarle más de lo que desea.

—Esto es sin duda algo inesperado— empieza Jisung con tranquilidad, para nada sonado sorprendido o siquiera interesado —Cuando llamaste para programar tu cita pensé que se trataba de una broma ridícula—

Jeongin sonríe, conteniendo el comentario mordaz que iba a decir. Se queda parado a una distancia considerable de los dos, observando con cuidado cómo Hwang Minho va directo hacia la mesa en donde ya está lista la máquina de café, empezando a servir dos tazas en completo silencio.

Luego, vuelve su rostro hacia Jisung quien le observa con la misma mirada de desinterés, ni siquiera fingiendo emoción alguna o enojo siquiera.

—No tiendo a ser alguien bromista— responde —aunque supongo que ustedes ya lo saben.

Jisung le analiza en silencio, una sonrisa maliciosa surcándose en sus labios casi al instante. Sin embargo, contrario a lo que se esperó, de sus labios no salen palabras venenosas o algún comentario hiriente, sino que se empieza a reír tan bajo que en realidad se pregunta si estaba escuchando bien; no sabía si se ría de él o de algún recuerdo, sólo sabe que sintió algo de incomodidad en el momento. De pronto Minho se cuela en esa imagen, colocando una taza con cuidado frente a Jisung, posando sus peligrosos ojos en el rostro del menor junto con una sonrisa, esta era mucho más amable que la de su pareja.

—¿Deseas algo de tomar? —pregunta con su voz ronca. Jeongin alza una ceja, confuso.

Hwang Minho es la viva representación de que un alfa puede ser tan manipulador, así como manipulado. La simple esencia del hombre es demasiado poderosa para él, tan palpable como cautivadora, con cierta fragancia que le recuerda a un bosque oscuro de noche, rodeado de niebla. Su rostro atractivo y masculino, un cuerpo que es más de espalda ancha que músculos, pero igual de tentador, es más que una señal de que también debería de protegerse de él.

—Sólo agua— contesta sonando seguro de sí.

Minho asiente para luego retirarse de nuevo, posando toda su atención en Jisung.

—Siéntate— Jisung le ordena en el instante en que toma la taza entre sus manos, llevándola a sus labios con cuidado —y explícanos la singular razón de tu presencia—

Él obedece rechistando en su interior, acostumbrado a fingir seguir órdenes de alguien que de alguna manera se cree superior a él; claro, Jisung lo es, pero eso no quiere decir que hará lo que le pida sólo por ello. Coloca una sonrisa tensa en su rostro, no deseando delatar su furia de inmediato. Pero, contrario a lo que planeó, Jisung parece que sí se dio cuenta de ello porque sólo ensanchó su sonrisa aún más.

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