Capítulo 15

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Ahora es el turno de Jooheon de hablar.

—Señores— anuncia —me temo informarles que debido a esta bochornosa situación nos veremos en la necesidad de aplazar esta junta dentro de unos días, si es posible mañana. ¿Les parece la idea?— cuando los hombres asienten en silencio, sin mirar a otro lado más que a su padre, él sonríe —Perfecto. Gracias por asistir. Mi esposa les mostrará la salida. —

Salida que está a sólo unos cuantos pasos, duh. Esas formalidades lo sacan de quicio. Los dos esperan en silencio hasta que su padre regresa.

Los ojos preciosos y nerviosos de su madre viajando de Hyunjin a él, de él a Jooheon y de Jooheon a Jaehyun. Todo va tal como se lo imaginó, con la diferencia de que su padre aún no pierde los estribos. ¿Será el tiempo correcto de decirle que desea que Hyunjin lleve ahora el control de su dinero? ¿O insinuárselo, para tener la más mínima de las reacciones? Sería muy divertido.

Hyunjin se aleja de él para después, como si nada, apartar una de las sillas de la mesa y girarse, esperando expectante; entiende de inmediato, caminando con la vista sólo en el suelo, reprimiendo la terrible sonrisa en su rostro cuando los dedos de Hyunjin acarician sus hombros con delicadeza. A los segundos él también se sienta, cómodo y sonriente, sacando de inmediato el celular de su traje.

Eso al parecer hace que Jaehyun se enfade aún más pero su padre le mira de tal forma que inclusive alguien tan idiota como él comprende que debe de quedarse callado.

—Muchacho— Jooheon le llama, y Jeongin deja escapar un suspiro herido mientras a duras penas alza la vista. Su voz es tensa —Explícate ahora. —

Cuando mira de soslayo a Hyunjin, éste parece estar leyendo algo en su celular por la atención que le pone. No sabe si sentirse ofendido debido a que lo abandonó en una situación como ésta o pensar e ilusionarse que trae algo entre manos, o que quizá desea conocerlo más a fondo de la única forma indirecta en la que sabe hacerlo.

Los ojos de Jooheon se sienten como fuego: lleno de bombas, suelos peligrosos, minas ocultas que podrían explotar en cualquier instante. Su esencia de alfa se esparce por toda la habitación inclusive superando las de Jaehyun y su horrible perfume, gracias, o las de Hyunjin, aunque éste siempre las controla que sin duda alguna eso le importa muy poco.

—Y-Yo... Hyunjin y yo somos... él es mi alfa y creí que ustedes como mi familia merecían saberlo y ... —

—¿Hace cuánto? —

Jeongin parpadea muchas veces, mirando a su padre con vergüenza.

—Unos meses— carraspea.

—¿Por qué, Jeongin?— esta vez es Jihyo quien habla y ya se puede imaginar lo que dirá —De todas las personas que pudiste escoger, no creo que él sea el más conveniente para... —

Hyunjin a su lado gruñe sin levantar la vista del celular.

—Con todo el respeto, señora— responde, monótono —creo que nuestra vida sentimental no es de su incumbencia. —

Esta vez Jooheon pierde sólo un poco los estribos. Los suficientes como para golpear la mesa con su puño, pero aún moderado, de seguro su mente aun tratando de descifrar cualquier mentira, la más pequeña de las trampas, algo que le indique que lo que sucede ahí no es algo real.

Que su hijo menor no fue lo suficiente estúpido como para enamorarse del mayor de los Hwang. Ah, qué imagen tiene su padre de él.

—Cómo te atreves, mocoso— su padre le escupe con odio —cuando ni siquiera puedes levantar la vista de ese maldito aparato. —

Hyunjin reacciona de inmediato, la sonrisa surcándose en sus labios. Él observa con cuidado, sabiendo que no puede hacer mucho más que sólo dejarse dominar de esa forma por Hyunjin, así es como es ante su familia cuando se presentan situaciones en donde los números o términos financieros se relacionan. Claro que tiene mucho más conocimiento de lo que sus padres creen, pero tiene que parecer que sigue siendo el omega tonto que se deja manejar por quien sea a la hora que sea. Como en esos momentos.

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