El pelinegro ni se molesta en mirar al chico de cabellos chocolates que se marcha después de dejar un beso en los labios de su novio; este, sin embargo, mira suplicante a Taehyung, en la puerta, que le lanza una simple mirada de desprecio.
- Taetae, h-hola — saluda, con la esperanza de ser saludado de vuelta; el pelinegro, se queda completamente estático, sin comprender con exactitud, qué acaba de pasar.
- ¿Acaso es a mí? — pregunta, incrédulo.
- ¿A quién más le digo Taetae? — devuelve la cuestión, completamente anonadado por la incredulidad de su amigo.
- Oh, es que realmente no pensé que tendrías el descaro de dirigirme la palabra después de follarte a mi novio y arrebatármelo — dice sonriente, eliminando los colores del rostro ajeno; Yoongi mira la escena, igual de curioso que Jungkook, ambos en la puerta de la clase — ya sabes, Jiminie — ironiza, revolviéndose el cabello — no vuelvas a hablarme más ¿Sí? A él ya le pegué en su momento, a ti no por la amistad que nos unía, pero tampoco me fuerces.
Los bonitos ojitos del rubio se empañan de golpe, sólo pudiendo ver cómo este se mete en clase, ignorando a todo el que se encuentra allí.
- Tu año va a ser más divertido de lo esperado, mocoso — comenta Yoongi, asintiendo con la cabeza, totalmente contento de haber vivido en pleno directo un drama cómo ese; Jungkook a su lado, le da razón, con otro asentimiento — no olvides contarme lo que ocurra, ¡Me voy!
Jungkook ve cómo su mayor se marcha, con las manos en los bolsillos, tarareando en bajito, para sonreír, por lo pequeñito y adorable que se ve; se da la vuelta, entrando a clase para observar, que solo quedan dos asientos libres, cada uno al lado de una de las personas protagonistas de la pequeña pelea anterior.
Su labio es atrapado entre sus dientes, y acaba decidiéndose por ir al lado de ese rubio que se retira las lágrimas antes de que lleguen a rodar por su rostro; el otro, no le trae buenas vibraciones.
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Varios días, la gente se hace nuevos amigos, se van formando grupos, quizá también van surgiendo nuevos romances; Jungkook y Jimin forman parte de esas personas que se han hecho bastante amigos, Taehyung, sin embargo, prefiere pasar el rato solo o tal vez leyendo, o como en este momento, que está fumando, en la zona reservada a ello.
Ve sin interés como ese chico de cabellos mentas y cuerpo menudo se acerca a él, y le saluda, meciendo levemente la cabeza.
- Yoongi hyung — dice simple, obteniendo un guiño — ¿Qué necesitas? ¿No decías que ojalá no nos viésemos nunca más?
- ¿Por qué estás aquí solo? ¿Te apetece venir con nosotros? — pregunta, apoyándose en el pequeño muro donde se encuentra él, arrebatándole el cigarro — además, eres como demasiado pequeño para fumar.
Taehyung se encoge de hombros, para sacar el paquete, extrayendo otro cigarrillo; observa de reojo cómo Yoongi se relame los labios, mirando el que tiene entre los dedos.
- Puedes terminártelo, no tengo problema — le dice con amabilidad, viendo cómo niega — oh ¿Es que ya no fumas? — Yoongi asiente, con la mano temblorosa — ¿Algún ex tóxico que haya decidido que te quites bajo su obligación?
- No, Jungkookie sólo quiere lo mejor para mí — se muerde el labio, sintiendo las mejillas arder ante la mirada divertida del pelinegro — es mi mejor amigo, y a él no le gusta que fume, por eso me quité — le explica, tirando el cigarro con toda la fuerza de voluntad que puede — a-aunque yo no quisiese.
- Cierto, es lo que haces por impresionar a la persona que te gusta — el pelimenta abre mucho los ojos, sorprendido — que el musculitos no se haya dado cuenta de tus sentimientos, no implica que los demás no lo hayamos hecho; me paso muchas horas solo, hyung, lo miro y observo todo — el mayor observa cómo los labios de Taehyung atrapan el cigarro, aspirando la deliciosa nicotina tóxica, muriendo de envidia — deberías decírselo, estoy seguro de que te corresponderá.
- ¿Y eso por qué? — pregunta, entre la curiosidad y la esperanza.
El largo dedo de Taehyung se estira, señalando; los ojos de Yoongi siguen la dirección del pelinegro, viendo cómo el protagonista de la conversación les mira con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido, dónde se hallaba el pelimenta hace unos momentos. Su corazón se acelera, dándose cuenta de que tiene razón, Jungkook destila celos por cada uno de sus poros.
- ¿Será que está celoso? — pregunta, casi en un hilo de voz.
- Lo está — asiente, tirando la colilla, al cenicero — avísame de nuevo si quieres un cigarro o quieres volver a darle celos, o tengo nada mejor que hacer aquí, hasta pronto, Yoonie hyung.
El pelimenta ve marcharse al chico de personalidad tan tranquila como sarcástica, sin poder evitar detenerse a mirar las largas piernas que tiene o esa espalda ancha que se marca en su camiseta; sus rizos se mecen levemente por la movilidad del andar, pero no puede evitar sonreír ante la grosería que se lleva por parte de Taehyung, cuando este echa sus manos hacia detrás, levantando el dedo de en medio, en su dirección.
Yoongi se da la vuelta, volviendo por donde vino, para sentarse al lado de Jungkook, que le mira en silencio, y con la irritabilidad reinando en su rostro.
- Me cae bien ese chico, la verdad — sonríe, volviendo a su café americano — ¿Por qué no lo invitas un día a comer con nosotros, Jungkookie? Está en tu clase, y tiene tu edad, deberíais haceros amigos.
- No puedo, ya soy amigo de Jiminie y él se ha portado muy mal, no me cae nada bien — pucherea, cruzándose de brazos — encima quiere robarme a mi mejor amigo, es que es imposible que seamos ni conocidos, Yoongi hyung.
El pelimenta le revuelve el cabello, enternecido por las palabras del menor, siendo esa la primera vez, que el ser llamado así, no le ha dolido, pues la esperanza crece como la espuma.
